Thiago cambió completamente mi vida: la volteó, la sacudió, la desarmó y volvió a armarla”, dice Nicolle, con una voz que puede resultar engañosa. Parece una adolescente que recién empieza a descubrir el mundo, pero ha vivido mucho más que la mayoría de ellas. Cuando tenía dieciocho años y nació su hijo, entendió que la vida podía ser más dura de lo que pensaba. “Tenía una serie de metas, de planes muy específicos que quería cumplir a cierta edad. Estaba segura de cómo quería que fuera mi vida. Y mis padres, que siempre fueron bastante estrictos conmigo, también. Estaba estudiando Medicina, absolutamente enamorada de mi carrera; no me importaba estar todo el día en la clínica o estudiando, era lo que quería hacer para siempre”, confiesa Nicolle.
La llegada de Thiago remeció cada uno de sus planes y los de su familia. Ante un bebé, aparte del dinero para mantenerlo, el tiempo y la fuerza son los bienes más preciados. “Hace unos meses, cuando Thiago era aún más dependiente de mí, me di cuenta de que, por cuestiones de tiempo y gastos, era imposible seguir con mi carrera. Mis amigas que siguen estudiando tienen exámenes los feriados y los domingos. Yo no podría criar a mi gordo como lo estoy haciendo si mantuviera ese ritmo. Además, es superenérgico y anda pegado todo el día a mí, así que imposible”, afirma Nicolle.
Sin embargo, repite en un par de ocasiones que jamás cambiaría nada de lo que ha pasado, porque ser mamá “es una experiencia increíble. Thiago es, de lejos, lo mejor que me ha pasado en la vida. El hecho de ser tan joven hace que sea un poco más difícil, porque te encuentras menos preparada, pero, por otro lado, sé que vamos a tener más cosas en común cuando crezca; vamos a seguir divirtiéndonos y aprendiendo juntos, como lo hacemos ahora”, dice con ilusión y una sana dosis de orgullo.
Pese a que su rol de mamá es su prioridad, Nicolle decidió volver a estudiar, solo que esta vez una carrera un poco más manejable: Administración y Finanzas. “Contra todo pronóstico, estoy en el décimo superior luego de mi primer ciclo. Hay que tener mucha paciencia y determinación, porque entre Thiago y los estudios no tengo tiempo para nada más. Pero la verdad es que él es mi motivación, mi motor: por él me levanto en la mañana y me digo que voy a dar lo mejor de mí para que no le falte nada”, nos cuenta. Y concluye: “Me gusta lo que estoy estudiando; me gusta esforzarme para eso, pero tengo que decir que ser mamá es el mejor trabajo no remunerado del mundo”.
Fotos de Daniela Profeta
Estilismo: Sara Vílchez
Maquillaje y peinado: Ale Chávez
Producción: Micaela Payet
Agradecimientos: H&M, GARUA y Dédalo.