Nos reunimos en Los Ángeles con el que fue, en algún momento, el actor más famoso de su generación. Después de tanta fama e histeria, Pattinson ha buscado refugio en películas independientes y de calidad, y en una relación que planea mantener en privado a toda costa. Aquí, las lecciones de un sobreviviente de la celebridad.
Por Yenny Nun
Robert Pattinson se hizo internacionalmente famoso a partir de 2008, cuando interpretó al vampiro Edward Cullen en la megaexitosa saga “Crepúsculo”, junto a Kristen Stewart. Ambos actores –y su romance– se convirtieron en un fenómeno mundial y, por un tiempo, Pattinson, que hasta entonces había tenido solo roles secundarios –uno de ellos en “Harry Potter y el cáliz de oro”–, fue considerado la máxima estrella masculina de su generación, una suerte de nuevo James Dean.
Desde entonces, al no sentirse realmente cómodo con ese estatus, el actor ha preferido roles en películas independientes y de calidad, aunque no sean necesariamente éxitos de taquilla: “Cosmopolis”, dirigida por David Cronenberg; “Map to the Stars”, “Bel Ami” y “Queen of the Desert”, entre otros.
Su película más reciente, “Good Time”, es una nueva evidencia de su interés en un cine que desafíe más su condición de actor que de megaestrella. Dirigido y escrito por los hermanos Josh y Benny Safdie, el filme cuenta la historia de un ladrón de poca monta (Pattinson) que intenta sacar a su hermano de la cárcel tomando una mala decisión detrás de otra.
“Cambié mi pelo y me colocaron cicatrices de acné en la cara, y nadie me reconoció mientras filmábamos en Nueva York. Nadie siquiera me tomó una foto con su celular”, cuenta.
Robert nació en Londres en mayo de 1986 y, según confiesa, no tomó clases de arte dramático hasta que cumplió los quince. La única razón por la que lo hizo fue porque eso era lo que estudiaba la niña que le gustaba.
¿Qué nos puedes contar de tu familia?
Mi padre es de Yorkshire, llegó a Londres en los años setenta, comenzó trabajando como taxista y terminó vendiendo automóviles. Mi mamá trabajaba en una agencia de modelos, a cargo de los contratos. Los dos están jubilados. Tengo dos hermanas, Lizzy y Victoria. Una es cantante y la otra, publicista. Soy muy cercano a ellas, pero por mi trabajo no nos vemos muy seguido. A veces no hablamos en meses, pero nuestra relación no ha cambiado.
¿Tu fama las impactó?
En absoluto. Son excelentes en mantener su espacio separado de todo lo demás. Pero Lizzy quedó en shock cuando fue a visitarme al set de una de mis películas y vio todas las revistas de farándula; no tenía idea de mi popularidad. No converso con mi familia de ese tema.
¿Pasas con ellos tus vacaciones?
Nunca viajo por placer. No he tomado vacaciones desde hace diez años.
¿Por qué?
Siempre hay una voz dentro de mí que me dice que me puedo perder algo. Y para serte sincero, tengo costumbres extrañas cuando viajo. Por ejemplo, compré una bolsa antibacterial para el avión que evita que me enferme o me contagie de algo.
¿Qué estabas haciendo antes de que te ofrecieran “Crepúsculo”?
Estaba viviendo en Londres, sintiéndome algo decepcionado de la actuación y más dedicado a la música. Ni pensaba en actuar. Fue entonces cuando me llamó mi agente estadounidense para participar en algunos castings. Uno de ellos fue “Crepúsculo”. Nunca imaginé que me elegirían y, mucho menos, que se convertiría en un fenómeno como lo fue.
BAJOS INSTINTOS
¿Cómo llegaste a tu nueva película, “Good Time”?
Me gusta encontrar realizadores o guionistas cuyo verdadero potencial todavía no ha sido descubierto por la industria del cine. Por eso, paso mucho tiempo leyendo críticas e investigando películas que se presentan en festivales. Cuando vi fotos de la última película de los hermanos Josh y Benny Safdie, incluso antes de que apareciera el tráiler, me llamó la atención: parecía una cinta más europea que estadounidense. Me reuní con ellos, les dije que me gustaría que trabajáramos juntos, y lo increíble es que escribieron este guion pensando en mí en solo seis semanas.
¿Qué te atrajo de tu personaje, que es un delincuente?
Me gustó que se tratara de un criminal de muy bajo perfil, una persona normal que por casualidad se mete en líos. Compararía esta película con “Dog Day Afternoon”, protagonizada por Al Pacino, y uno de mis filmes favoritos.
¿Has sentido alguna vez un amor obsesivo como el que siente tu personaje?
Una niña me obsesionó durante diez años, pero nunca le hablé. Creo que ese es el mejor tipo de amor (bromea), porque siempre tienes la esperanza de que ocurra algo.
¿Crees que existan las almas gemelas?
Espero que existan, pero es terrible encontrar a tu alma gemela cuando eres demasiado joven, porque probablemente arruinarás esa relación. Es mejor encontrar a esa persona cuando eres más maduro y estás preparado para una relación definitiva.
Hace poco anunciaste que contraerías matrimonio. ¿Cómo planeas proteger tu privacidad?
Tratando de vivir mi vida personal en privado. Solo doy entrevistas para promover mis películas. Prefiero no hablar de mi vida íntima para que eso no se convierta en algo más importante que mi trabajo.
¿Qué te atrae de una mujer?
Siempre me han gustado las que son un poco locas. Ese es mi único requisito.
¿Alguna vez te has enamorado de tu coprotagonista?
Si respondiera afirmativo, sería un buen título para tu entrevista, pero no lo sé. Si hipotéticamente me enamorara de todas las actrices con que he trabajado, no serían tantas. Aparte de “Crepúsculo” y “Luna nueva”, la única historia de amor que he protagonizado es “Little Ashes”, en la que interpreté a un Salvador Dalí perdidamente enamorado de Federico García Lorca, encarnado por Javier Bardem.
¿Con qué otros cineastas te gustaría trabajar?
Con Ciro Guerra, un colombiano que hizo una película excepcional llamada “El abrazo de la serpiente”, con la que fue nominado al Oscar. Y con Claire Denis, con quien estoy trabajando ahora. Ha hecho treinta películas y es una directora espectacular, pero pocos la conocen. Esta es su primera película en inglés.
EL HOMBRE IDEAL
¿Qué te gusta y qué odias de la fama?
Es difícil saberlo, porque he estado trabajando casi todo el tiempo. No sé cómo es mi día a día sin trabajar, y cuando estás en el set, no importa si eres famoso o no. Te levantas a las cinco de la mañana y, cuando regresas a casa, estás tan cansado que lo único que quieres es acostarte. Lo que podría decir es que terminas conociendo baños hermosos en muchos hoteles de lujo. Es fantástico que la gente vaya a ver tus películas, pero existe una especie de histeria de la que es muy difícil escapar, y eso me molesta. Pero descubrí una manera de equilibrar mi vida y no permito que me afecte demasiado. He estado en esto desde que era adolescente; hago las películas que quiero hacer, y me enfoco en eso.
¿Te agrada la popularidad?
No, creo que es muy peligrosa, especialmente cuando existen tantos medios. Es complicado, porque los fans creen que te conocen bien, sobre todo por lo que se escribe sobre uno en internet. La gente está sobrecargada de información acerca de nuestra vida personal, nos acosa, y eso nos obliga a escondernos. Hubo ocasiones en que me dio susto trabajar en una saga como “Crepúsculo”, que por un lado te hace muy famoso y, por otro, crea atención de parte de millones de personas que te observan con una lupa.
¿Es una sensación claustrofóbica?
Totalmente. Cuando comencé mi carrera, pensé que la fama me daría la libertad para hacer lo que quisiera, pero descubrí que estaba más limitado que antes. Si la gente no te conoce, puedes hacer lo que se te antoje, nadie te juzga.
¿Dónde has encontrado los paparazzi y los fans más locos?
En México. Creo que las latinoamericanas son las más entusiastas. Y los paparazzi más locos están en Los Ángeles. Nunca he tenido problemas con los fotógrafos, pero cuando se congrega una multitud es cuando aparece la histeria.
Para muchas de tus fans eres el hombre ideal. ¿Qué atributos te parece que debe tener el hombre perfecto?
Debe ser capaz de ver con perspectiva cualquier situación.
¿Y tú te consideras ideal?
No, algunos días mi pelo no está tan bien (bromea). Hace unos años pensé que había sido elegido el hombre más sexy del mundo, pero después me di cuenta de que era solo el segundo en la lista.