Después de recuperarse de un accidente en Hawái, en donde se rompió la tibia y el peroné, el subcampeón mundial, bicampeón latinoamericano y multicampeón nacional de tabla volvió al mar. Gabriel nos habla de su futuro como surfista, entrenador y director de marketing de una nueva marca.

Por Dan Lerner

“Todo fue en menos de un segundo. Tomé una decisión equivocada en un mar muy fuerte y muy grande. Mi pierna estaba colgando”, cuenta Gabriel Villarán, con la tranquilidad de quien sobrevivió a una tragedia que, a la postre, se convierte en anécdota. “En ese momento no sentí dolor, cogí mi tobillo como una extensión de mi pierna y pude salir. Si me hubiera pasado en el cuello o la espalda, quién sabe si me ahogaba”, agrega.

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El accidente sucedió en enero y, tras una larga terapia de rehabilitación (posterior a la operación que le realizaron en Hawái), Villarán volvió a las olas en agosto, en un campeonato en Chile. “La recuperación es pesada porque, mientras más tiempo le dediques, más rápida es. Felizmente yo vivo de esto, así que me dediqué al 100%, por lo que pude volver un poco más de seis meses después”, afirma el tablista. En Chile su desempeño no fue el mejor, pero le sirvió para tomar confianza y darse cuenta de que, por más que aún sentía dolor, ya estaba listo para hacer lo que más le gusta. A mediados de octubre, Gabriel volvió por fin a estar al 100% y se llevó la quinta fecha del circuito nacional. El surfista había vuelto a la vida.

Gabriel es de la generación de Sofía Mulanovich, con quien ha viajado innumerables veces.

Nuevas facetas

A sus treinta y tres años, Villarán sabe que el tiempo que le queda en la alta competencia no es demasiado largo. “Para el circuito de ola chica, normalmente el surfista puede llegar a competir hasta los treinta y cinco, y, en ola grande, un poco más”. Pero su idea no es dedicarse por completo a correr. “Si antes le dedicaba el 100% de mi tiempo al surf, ahora será algo así como el 60% o el 40%”, afirma. Sus otras actividades tienen que ver con formar chicos en el equipo del club Waikiki, del que es el capitán, y en ver el marketing de una nueva marca californiana. “Es una marca muy comprometida con el medio ambiente, y va con mi manera de pensar”, asegura Gabriel.

Gabriel va a entrenar a Hawái todos los años desde que tiene dieciocho.

Su trabajo en el club, que se fundó en 1942 (es uno de los más antiguos del mundo) es el de un líder que forma tablistas para el futuro ya que, según él, “la competencia ahorita está más fuerte que nunca, así que los chicos deben estar muy preparados. Si bien ahora tienen más apoyo económico que cuando yo era más joven, el hecho de que haya tanta competencia hace que sea difícil posicionarse”.

Ahora que el surf tendrá un lugar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, muchos entusiastas sostienen que el Perú es uno de los favoritos para traer una medalla. Sin embargo, Gabriel piensa distinto: “Es completamente falso que tenemos garantizado un lugar en los Juegos Olímpicos. Vamos a competir con Estados Unidos, Brasil… y hay tres o cuatro cupos. El surf es un deporte de prueba en Tokio, y así como puede entrar, puede salir”, afirma. Aún hay mucho por trabajar. Si bien nunca guardará la tabla para siempre, Villarán tiene energía para enseñar, formar y mejorar, a su manera, el mundo. Y nosotros se lo agradecemos.