Conoce al detalle cada uno de sus gestos, movimientos y hasta su forma de saludar. Es la encargada de sustituir a la monarca en los ensayos de los grandes eventos reales desde 1988 y jamás ha cobrado por su curiosa labor. ¿Quién es esta misteriosa mujer?
Se llama Ella Slack, tiene 75 años y es una actriz británica que ha dedicado tres décadas de su vida a servir a la reina Isabel II. Quizá sea la persona que mejor la conoce, puesto que debe recorrer —a la misma velocidad a la que camina la madre del príncipe Carlos— los lugares por los que pasará, y situarse en los puestos donde posteriormente se tomarán las fotografías oficiales.
De ella también depende que todo salga perfecto. Menuda responsabilidad que ha asumido de manera voluntaria, sin cobrar una libra, movida únicamente por «el honor y el placer».
Desde la inauguración de un hospital hasta la apertura del año parlamentario. Cada actividad de la agenda real requiere un ensayo. El objetivo: evitar cualquier fallo de protocolo o de seguridad. Debido a la avanzada edad de la soberana británica, para evitar que se fatigue y pueda cumplir con todos los compromisos pactados, sin perder tiempo en la preparación, Slack imita sus ademanes y repite una y otra vez los recorridos trazados.
¿Cómo empezó todo?
Cinco centímetros de altura marca la diferencia entre Isabel II —de aproximadamente 1.58 cm— y su doble. Pero más allá de la similitud física que pueda existir, ambas mujeres han sido tocadas por la casualidad. «Yo estaba trabajando en la BBC cubriendo un acto de la casa real, el Día del Armisticio, y el productor que estaba preparando un acto en el Cenotafio —monumento a los caídos— me dijo que a la reina le estaba dando el sol en los ojos y que a ver si podíamos hacer algo al respecto. Dado que el resto de trabajadores medían 1,80 cm, yo adopté el puesto de la reina», relata en un video producido por Great Big Story.
En el clip aparece peinada y vestida al estilo de Isabel II, con un llamativo traje turquesa y sombrero incluido. No descuida absolutamente nada: se calza unos tacones diminutos y añade a su look un collar de perlas. Natural de Ramsey (isla de Man), Ella presume haber vivido experiencias propias de una monarca al menos unas 50 veces.
Narra que ha montado en carroza, en coches de lujo y en barco hasta la Torre de Londres para que todo quede calibrado para las transmisiones en vivo. Cuando se sube a cualquiera de estos vehículos mueve la mano y saluda a la gente tal y como lo hace la abuela de los príncipes William y Harry.
“Cada cosa que hace la reina está ensayada”, explica mientras muestra videos y fotografías de los distintos doblajes. Además, confiesa que desempeñar esta función es como «vivir dos vidas», ya que aparte de frecuentar los mismos espacios que visitan los Windsor y de conocer a algunos de los miembros de la familia real, todos los que participan en los preparativos se dirigen a ella como «Su Majestad».
Regla de oro
Eso sí: hay una exigencia que cumplir estrictamente y es que bajo ningún pretexto puede sentarse en el trono. Cuando hay que ensayar un acto en la Casa de los Lores, solo se inclina y simulando que se sienta, sin llegar siquiera a tocarlo.
Admite que todavía siente nervios durante los ensayos, especialmente cuando en el Royal Albert Hall los asistentes ensayan el himno God Save The Queen. «¿Cuánta gente en el mundo puede decir que ha hecho esto?», se pregunta y agrega: «Cuando veo a la reina en televisión, en los actos con los que he contribuido, me siento orgullosa y pienso: ‘lo hice por usted'».