Aunque su reinado no llegó a durar más de un año, la historia de Eduardo VIII no ha perdido vigencia en el Reino Unido. El tío de la reina Isabel II hizo lo que muy pocos monarcas: renunciar al trono por amor.
Si has visto The Crown, no necesitarás más explicaciones para entender por qué la reina Isabel II llegó al trono del Reino Unido a los 25 años. Sin embargo, si no estás familiarizado con su historia, debes saber que Eduardo VIII fue una pieza muy importante para el ascenso de la actual monarca al trono.
Antes de que el padre de Isabel II se convirtiese en Jorge VI, su hermano mayor fue proclamado rey el 22 de enero de 1936. ¿Qué ocurrió? El gobierno británico nunca aprobó a la pareja de Eduardo VIII, Wallis Simpson, y él decidió renunciar al trono.
Wallis Simpson
Desde un inicio, Eduardo VIII no fue visto como el monarca ideal para el Reino Unido. Su imagen se deterioró aún más cuando medios extranjeros publicaron noticias que lo relacionaban con Wallis Simpson, una socialité estadounidense dos veces divorciada.
La actitud del rey, conocido posteriormente como el duque de Windsor, tampoco fue la mejor. Un día después de la muerte de su padre, él observó la proclamación de su ascenso desde una ventana del palacio St James en compañía de Wallis, que aún permanecía casada.
Para el gobierno británico, su relación sentimental era política, social y moralmente inadecuada. ¿Qué hizo? Luego de 325 días en el trono, firmó el documento de renuncia para él y sus descendientes.
«Me ha resultado imposible soportar la pesada carga de la responsabilidad y desempeñar mis funciones como rey, en la forma en que desearía hacerlo, sin la ayuda y el apoyo de la mujer que amo», declaró en un histórico discurso que se transmitió por la BBC Radio.
Según Hola, la relación de Eduardo VIII y la familia británica se deterioró desde ese día. «El resentimiento que sintió hacia el resto de su familia por apartarle y no aceptar nunca a Wallis le acompañaría desde ese momento», señala la publicación.
Tras abdicar al trono, el duque de Windsor se trasladó a Austria hasta que el divorcio de Wallis se hiciera efectivo. La pareja se casó el 3 de junio de 1937 en el castillo de Candé, Francia, en una ceremonia íntima a la que no asistió ningún miembro de la familia real británica.
Sin estrictas agendas protocolares que seguir, los duques de Windsor se embarcaron en la vida de viajes y lujos que siempre quisieron tener.
Aunque gran parte de la población del Reino Unido aún lo consideraba el «rey traidor» y varias personas lo rechazaron por su cercanía con Hitler, el duque se convirtió en un icono de estilo y en uno de los hombres infaltable en las fiestas europeas de alta sociedad.
Color de rosa
Si bien la relación de Wallis y Eduardo parecía ser «color de rosa» ante los ojos del mundo, el biógrafo de la duquesa se ha encargado de desmentir la aparente felicidad del matrimonio.
En el libro Wallis in Love (2018), Andrew Morton se encarga de revelar aspectos poco conocidos en el historial amoroso de Wallis Simpson. La publicación señala que, a principios de la década de 1950, Wallis se aburrió de su marido e inició amoríos extramaritales.
Además, el autor hace una polémica revelación y sostiene que el multimillonario norteamericano Herman Rogers fue el verdadero amor de la duquesa de Windsor.
«(Rogers) ayudó a los duques de Windsor a encontrar un hogar en París y más tarde en la Riviera francesa, lejos de las habladurías de la corte inglesa y refugiados de la Segunda Guerra Mundial», publica el diario El Español.
Si bien Rogers estaba casado, una década después quedó viudo y Wallis luchó para conquistarlo a pesar de seguir casada con el duque de Windsor y muy a pesar de que su «amor plátonico» se había vuelto a casar con Lucy Wann.
«Las dos mujeres, Wallis y Lucy, se convirtieron en rivales», dice Kitty Blair, nuera de Wann, en el revelador libro de Andrew Morton. ¿Cuál será la verdad?