La renuncia del emperador Akihito al Trono del Crisantemo supone el fin de una era en Japón. A propósito de este histórico suceso, repasamos las causas que motivaron la salida de otros monarcas.

Luego de treinta años como emperador de Japón, este martes, Akihito ha renunciado a su cargo. Se trata de la primera abdicación en más de 200 años que vive el imperio del sol naciente. A partir de ahora, su puesto será ocupado por su hijo, el príncipe heredero Naruhito, del que se espera que continúe los pasos de su padre, acercando esta milenaria institución al pueblo. 

La renuncia de Akihito, de 85 años, responde a su avanzada edad y problemas de salud que le impiden cumplir con sus deberes como líder de estado simbólico.

Otras sonadas abdicaciones

Edward VIII de Inglaterra

La abdicación de Edward VIII trajo consecuencias sísmicas para la familia real británica. Reinó por apenas 326 días y evitó una crisis constitucional al renunciar a su puesto para casarse con la dos veces divorciada, Wallis Simpson. Su hermano menor, entonces el duque de York, llegó al trono de manera inesperada, convirtiendo a la princesa Isabel de 10 años en la heredera al trono. Después de que su padre muriera prematuramente a los 56 años, fue coronada como reina. Este suceso dio origen una nueva línea de sucesión que tal vez nunca hubiera existido.

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Juan Carlos I de España

Nacido después de la abolición de la monarquía en el exilio, Juan Carlos nunca esperó convertirse en rey, hasta que el general Franco lo eligió como su sucesor como jefe de estado. Llegó al trono en 1975 y renunció al mismo, a favor de su hijo, el entonces príncipe Felipe, en 2014. En aquellos días, la familia real española vivía en el ojo de la tormenta a raíz de varios escándalos, por lo que citó razones personales como el motivo detrás de su decisión.

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Beatriz de Holanda

La casa de Orange tiene una larga historia de abdicaciones. Las tres últimas generaciones han renunciado al trono a favor de sus hijos, después de pocas décadas en el poder. El caso más reciente ha sido el de la princesa Beatriz, que fue reina durante 33 años, entre 1980 y 2013, cuando fue sucedida por su hijo mayor, Willem-Alexander. Al anunciar su decisión en televisión nacional, dijo que era hora de “colocar la responsabilidad del país en manos de una nueva generación”.

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Nicolás II de Rusia

Un monarca que renunció en circunstancias terrible fue el zar Nicolás II de Rusia, quien tuvo que ceder ante la revolución bolchevique, en un intento fallido de salvar la vida de su familia. Pero Nicolás no solo abdicó al trono, sino que también lo hizo en nombre de su hijo, Alexi. Pese a ello, el zar y su familia fueron ejecutados el 17 de julio de 1918.

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Napoleón Bonaparte

El general del ejército durante la Revolución Francesa fue nombrado el primer Emperador de Francia en 1804. Después de diez años en el poder, firmó el Tratado de Fontainebleau, con el que fue destituido del trono.  Al año siguiente, escapó de su exilio en la isla de Elba y tomó el poder una vez más, antes de ser derrotado por los británicos por última vez, en la batalla de Waterloo. Vivió sus últimos días en Santa Elena, donde murió seis años después, a los 51 años.

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María de Escocia

Una de las reinas más famosas de la historia corrió el riesgo de ser depuesta durante buena parte de su vida debido a su fe católica. Después de la muerte de su segundo marido, Lord Darnley, en circunstancias sospechosas, en 1567, la aristocracia escocesa aprovechó la oportunidad para encarcelarla y obligarla a abdicar en favor de su hijo James, de un año de edad, al que podían fácilmente controlar. Veinte años más tarde, fue condenada a muerte acusada de traición por la reina Isabel I.

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