La duquesa de Sussex, Meghan Markle, no pudo evitar las lágrimas tras el último adiós a la reina Elizabeth II.
Por Gabriela Peña
Los duques de Sussex viajaron a Londres la primera semana de septiembre, sin prever que días después se les comunicaría el sensible fallecimiento de Elizabeth II. Harry y Meghan se encontraban en suelo británico cuando recibieron la noticia de la partida de la reina y tras lo sucedido han podido recuperar la posición que habían perdido tras renunciar a su papel como miembros de la Familia Real británica (al menos durante los actos que se han celebrado esta última semana).
Meghan rinde homenaje a Elizabeth II
El príncipe Harry y su esposa han acompañado al rey Carlos III y al resto de los Windsor en la última despedida a la monarca británica en la Abadía de Westminster. Se llevó a cabo un histórico funeral de Estado al que han acudido más de 2000 invitados entre ellos familias reales y líderes de todo el mundo. Para despedirse de la soberana del Reino Unido, Meghan usó un vestido de cuello redondo con una sutil capa negra, combinándolo con discretos aretes de diamantes y perlas que le regaló la reina.
Los duques de Sussex se despiden
Al llegar al templo se pudo observar a Markle con una expresión seria y cabizbaja, aunque realmente fue después del servicio religioso cuando no pudo evitar emocionarse y comenzó a llorar. Meghan protagonizó estas significativas imágenes que demuestran que, pese a todo lo sucedido estos últimos años (cada polémica, cada desencuentro, cada batalla…), Isabel II era intocable, tanto para ella como para Harry. Y es que podría decirse que la reina era su único apoyo dentro de la familia.
Sin duda alguna, las lágrimas de la duquesa de Sussex han sido muy comentadas en diversos medios internacionales y también en las redes sociales. Sin embargo, ese no ha sido el único detalle que ha generado controversia. Y es que el maquillaje que usó no ha pasado desapercibido. Markle se perfiló los ojos con un lápiz de color negro, sino que también utilizó unas sombras en tonos rosas con efecto metalizado.
Estas fotografías de Meghan son aún más significativas no solo por su emoción al despedirse de la monarca sino porque también fueron captadas al regresar al lugar en el que se casó con el príncipe Harry. Después del funeral de Estado en la Abadía de Westminster, todos se dirigieron al Castillo de Windsor, donde tuvo lugar un último adiós cargado de simbolismo: un servicio religioso en la capilla de San Jorge al que asistieron la Familia Real británica, miembros de la realeza y algunos integrantes del personal.
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