En medio de informes contradictorios sobre el estado de salud del rey Charles III, The Daily Beast informa que desde el Palacio de Buckingham estarían revisando los protocolos funerarios. 

Por Daniella Bejarano

Recientes informes de medios internacionales han encendido alarmas sobre la salud del rey Charles III, contrastando notablemente con la imagen de vitalidad que el monarca ha proyectado en sus últimas apariciones públicas. Según informaciones originadas en The Daily Beast y replicadas en The New York Post, el estado de salud del monarca sería más grave de lo que se ha divulgado oficialmente, con fuentes anónimas afirmando que el tratamiento contra el cáncer al que se somete no estaría dando los resultados esperados.

Aunque desde la Casa Real británica se ha transmitido que Su Alteza Real responde bien al tratamiento, estas nuevas aseveraciones apuntan a un deterioro progresivo de su salud. «Por supuesto que está determinado a vencerlo», citan las fuentes, añadiendo que «están poniendo todo el empeño en lograrlo». Sin embargo, estas mismas voces sugieren que el monarca se encuentra debilitado, lo que ha provocado que se revisen los planes para su eventual funeral, replicando un proceso similar al llevado a cabo tras el fallecimiento de la la reina Elizabeth II.

Es importante destacar que la actualización de los protocolos funerarios es una práctica común en el Reino Unido, especialmente después de un cambio en el trono. La operación conocida como Menai Bridge, que detalla los procedimientos a seguir en el funeral de un monarca, fue revisada inmediatamente después del fallecimiento de Elizabeth II. Fuentes militares insisten en que esta actualización es rutinaria y no debería interpretarse como indicativo de una crisis inminente.

El Charles III y la reina Camilla un día antes de darse a conocer el estado de salud del monarca

La delicada situación que afronta la Familia Real británica

Esta cobertura mediática ha tenido un eco limitado en el Reino Unido, donde los medios especializados en la realeza han mostrado cierta reserva al tratar la noticia. Esta actitud contrasta con la reacción a informaciones previas sobre miembros de la familia real, como las especulaciones alrededor de Kate Middleton y su salud. La cobertura en torno a la princesa de Gales en el pasado mostró las consecuencias de una comunicación poco medida, llevando a una crisis de rumores y especulaciones que afectaron significativamente a la familia real.

El silencio de los columnistas expertos en la monarquía podría reflejar una cautela derivada de esos episodios anteriores. En un contexto donde la salud de figuras públicas como el rey y la princesa de Gales son de interés nacional e internacional, la discreción se vuelve una herramienta esencial para manejar la narrativa y proteger la privacidad y estabilidad de la institución.

Este episodio resalta la compleja relación entre la monarquía, los medios de comunicación y el público. Mientras que el acceso y la transparencia son valorados, también lo son el respeto por la privacidad individual y la dignidad en momentos de vulnerabilidad. La situación actual invita a una reflexión sobre cómo se reportan y se reciben las noticias relacionadas con la salud de figuras públicas, y cuál es el impacto de estas en la percepción pública y en la propia institución monárquica.

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