La celebración de la carrera del QIPCO King George Day en Ascot trajo un reencuentro bastante peculiar: la reina Camilla se encontró con su exesposo, Andrew Parker-Bowles. Durante el evento, ambos compartieron un cálido saludo lo que confirmó la relación amistosa y cordial que mantienen a lo largo de los años.
Vestida con un elegante atuendo floral, la reina Camilla asistió al día final de la carrera hípica por el King George Day patrozinada por la Qatar Investment & Projects Development Holding Company (QIPCO). Durante el evento hípico en Ascot, la reina coincidió con su exmarido, Andrew Parker-Bowles. Su cordial saludo ha dejado patente la buena relación que mantienen. En efecto, ambos recordaron momentos significativos como su presencia en la coronación de Carlos III, y la boda de Camila y el entonces Príncipe de Gales en 2005.
Un Matrimonio Complejo y Relaciones Paralelas
Camilla y Andrew Parker-Bowles contrajeron matrimonio en 1973. Andrew, compañero de equipo de polo del príncipe Carlos, tuvo anteriormente una breve relación con la princesa Ana, de cuya hija, Zara Phillips, es padrino. Por su parte, Camilla había terminado su noviazgo con Carlos.
A pesar de permanecer juntos hasta 1995, el matrimonio enfrentó diversas dificultades, ya que ambos tuvieron relaciones extramaritales. Camilla, en particular, sostuvo un romance con el entonces Príncipe de Gales, quien estaba casado con Diana en ese momento. Tras el divorcio de Carlos y Lady Di, Camilla y el brigadier del ejército británico decidieron poner fin a su vida en común.
Andrew se volvió a casar con Rosemary Pitman, una paisajista amiga del matrimonio, quien falleció en 2010 a causa de un cáncer. Mientras tanto, Camilla enfrentó una batalla mediática y familiar, que requirió de tiempo, trabajo y fortaleza para superar. una faceta difícil de asociar con la figura que es hoy.
Elegancia y Estilo en Ascot
En su aparición en Ascot, la reina Camilla lució un vestido camisero midi blanco con estampado de flores de Suzannah London, diseñado por Rachel Levy. Esta delicada prenda, llamada Montecito, quizás en alusión a Harry y Meghan, fue complementada con un cinturón a juego, zapatos texturizados en color arena de tacón de Eliot Zed, y un bolso trenzado de Bottega Veneta. El look se completaba con pendientes colgantes de perlas y un llamativo sombrero de rafia.
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