Tras una breve estadía en el Reino Unido, cumpliendo su última ronda de compromisos, el príncipe Harry y Meghan Markle se han despedido de sus deberes oficiales como miembros ‘senior’ de la corona británica. ¿Qué pasará con ellos y el pequeño Archie en adelante? ¿Qué estrategias ha empezado a esgrimir la reina Elizabeth II para contrarrestar los efectos colaterales de la renuncia? Veamos.
Por Angie Yoshida
Han pasado solo unos días desde que el príncipe Harry y Meghan Markle acudieron a su último compromiso oficial junto a la familia real británica y, aunque su renuncia a los deberes que entraña la Corona –anunciada el pasado 8 de enero– no será efectiva hasta el 1 de abril, los Sussex parecen ya haber tomado las riendas de la que será su nueva vida.
Contra todo pronóstico, la pareja reapareció más radiante que nunca la noche del 5 de marzo, en la Mansion House de Londres, donde presidieron la gala de los Endeavour Fund Awards, ceremonia que recompensa los logros de militares heridos durante el ejercicio de sus funciones. Con una tenue lluvia como telón de fondo y decenas de flashes alrededor, Harry y Meghan protagonizaron el inicio de una dramática despedida. La cita era más que especial para Markle, quien acudió por primera vez al evento en 2018, como prometida del príncipe, y al año siguiente, convertida en duquesa y embarazada de su primogénito.
Sus últimas horas en Londres
Esta fue su última aparición oficial en el acto benéfico y probablemente sea la más recordada en mucho tiempo. Con la característica sonrisa que siempre dibuja su rostro, Meghan eligió para la ocasión un vestido turquesa de Victoria Beckham, mientras que Harry se decantó por la sobriedad, enfundado en un traje azul marino. Ambos llegaron tomados del brazo y bajo el mismo paraguas, como ya se dejaron ver en anteriores oportunidades. Intercambiaron miradas cómplices y ni por un segundo evidenciaron el agobio mediático que los llevó a tomar la
drástica decisión de separarse de la realeza solo unas semanas atrás.
Durante su paso por el Reino Unido, el matrimonio habría retornado a su residencia de Frogmore Cottage. El sábado 7 de marzo asistieron a su segundo compromiso oficial, el Mountbatten Festival of Music, un concierto solidario en el Royal Albert Hall, ofrecido por el Cuerpo de Marines Reales. Nuevamente, la expectativa fue máxima y los duques volvieron a deslumbrar. Él llegó impecable con su uniforme militar y ella, perfectamente conjuntada con su esposo, luciendo un espectacular vestido rojo. Esta vez se trataba de un momento especial para Harry, quien acudió en su rol de capitán general de los Royal Marines, puesto al que renunciará formalmente a fines de mes, y que trató de mantener durante las negociaciones con el Palacio de Buckingham.
Los duques recibieron un cálido y largo aplauso del público. La emoción embargó de inmediato al hijo del príncipe Charles, y fueron las manos de Meghan, que lo sujetaron con firmeza y cariño, su fortaleza. Con el transcurso de las horas, las redes sociales sacaron a la luz videos que inmortalizaban el conmovedor instante.
Los Cambridge, a la sombra
Pero los Sussex no eran los únicos que cumplían deberes protocolares por aquellos días. El príncipe William y su esposa, Kate Middleton, se encontraban de visita oficial en Irlanda. El hecho no pasó desapercibido, dado que en setiembre pasado, cuando Harry y Meghan comenzaron su gira por Sudáfrica, los duques de Cambridge cesaron su actividad institucional y desaparecieron de la vida pública, cediéndoles todo el protagonismo a los Sussex. La medida sirvió también para remontar la popularidad dañada en ese momento por la polémica de los vuelos en jets privados que realizaron durante sus vacaciones.
En esta ocasión, ninguno de los matrimonios ha querido abandonar la escena royal, revelando que, a un mes del denominado “Megxit”, la coordinación entre sus agendas ha desaparecido y cada cual cumple sus labores como mejor le parece, incluso al margen de los intereses de la casa real.
En los días previos, el diario de “The Sun” citaba a una fuente cercana a la familia Windsor: “Por supuesto, el príncipe William está contento por el regreso de su hermano, pero hubiera preferido que no coincidiera con su viaje a Irlanda. Sabe que Harry y Meghan acapararán los titulares y las cadenas de televisión”. Se trata de una
visita, añade otro informante a “The Times”, especialmente importante por ser la primera que realiza la familia real británica después del Brexit, y que de eclipsarla “Harry estaría arriesgándose a abandonar la familia en peores términos todavía”.
Frío reencuentro
Quizá por ello el lunes 9 de marzo acudimos a uno de los reencuentros más fríos de los que haya registro en la realeza británica. Los Windsor se reunieron para celebrar el servicio religioso anual por el Día de la Commonwealth, en la abadía de Westminster. Allí coincidieron los duques de Sussex con la monarca, el príncipe Charles y su esposa, Camilla de Cornwall, los duques de Cambridge y los condes de Wessex. No obstante, este año los hijos del príncipe de Gales y sus respectivas esposas se desmarcaron de la tradicional procesión tras la reina, y llegaron al recinto por separado.
El duelo de estilos tuvo como ganadora absoluta a Meghan Markle. Ella apostó por el verde con un sofisticado diseño midi con capa firmado por Emilia Wickstead. Una propuesta arriesgada con la que logró opacar a Kate, quien, fiel a su dinámica de rescatar looks, lució un abrigo-vestido rojo de Catherine Walker y un tocado floral del mismo tono. Dentro del templo, los padres de Archie Harrison se situaron en la segunda fila, detrás de William y Kate. Lo único que compartieron las concuñadas fue un “hola” acompañado de una leve sonrisa. Ninguno se levantó ni hubo ningún tipo de contacto físico o visual.
Al finalizar la ceremonia, la familia desfiló detrás de Elizabeth II para saludar a las autoridades religiosas y al resto de participantes. Los Cambridge caminaron delante de Harry y Meghan y, al término, cada pareja abordó su propio vehículo. En el último acto oficial de los Sussex, la institucionalidad no dejó margen a la conversación entre los otrora llamados “Cuatro fantásticos”. Ni siquiera al posado conjunto.
Nuevo rumbo
El mismo lunes, poco después del servicio religioso, Meghan Markle retornó a Canadá junto a Archie. Durante esos días, el pequeño se habría quedado a cargo de su amiga, la estilista Jessica Mulroney. Entre tanto, el príncipe Harry se quedó en Londres para terminar de definir todos los matices que su salida supone, así como su futuro laboral, el mismo que ya tiene varias fechas marcadas en las próximas semanas.
No tendremos que esperar mucho para ver de nuevo al hijo menor de Lady Di acudiendo a otro compromiso oficial en solitario antes de su salida definitiva del Reino Unido. Tal vez por eso, y porque supone el fin de una era –breve, por supuesto–, Meghan estuvo muy emocionada cuando se despidió de su personal, del que prescindirán a partir de ahora, y por el que se le escapó alguna que otra lágrima durante el almuerzo previo a su retorno a su nuevo hogar, celebrado en el exclusivo Goring Hotel de Londres.
Luego se fueron develando imágenes de sus reuniones privadas, como la que sostuvieron ella y su esposo en el Palacio de Buckingham con el Queen’s Commonwealth Trust, institución que apoya a líderes jóvenes de todo el mundo, y con quienes discutió sobre salud mental, igualdad y la posibilidad de un cambio positivo a escala global.
Esta última aparición brinda una mirada hacia el futuro de la pareja en el aspecto social. Según ha trascendido, Meghan y Harry continuarán apoyando a sus organizaciones benéficas y mecenazgos incluso sin ser miembros ‘senior’ de la realeza. Luego del 31 de marzo, iniciará un periodo de revisión de su estatus. Durante los próximos doce meses, los Sussex no podrán representar a la reina ni a la Commonwealth. Esto debido a que se trata de una labor incompatible con su expreso deseo de ser económicamente independientes de la Corona.
El último gesto de la reina
Pese a ello, todo indica que las rencillas y los desacuerdos entre los duques y el resto de la familia se superaron después de una meticulosa negociación a puertas cerradas. Los medios ingleses, además, hicieron eco de un hecho inusual. Días antes del reencuentro en Westminster, Elizabeth II habría tendido generosamente la mano a su nieto, durante una reunión secreta en Windsor.
“La reina tenía mucho de qué hablar con él. Fue el momento perfecto para que ambos pudieran aportar su visión”, afirmó una fuente a “The Sun”. “Ella tuvo palabras amables para Harry, que enfatizaron el hecho de que su salida como royal no tenía por qué ser definitiva: ‘Eres muy querido y siempre serás bienvenido de vuelta’”, le dijo.
La agenda preliminar de la pareja contemplaba que a fin de mes Harry retornaría al Reino Unido, con motivo de la Maratón de Londres (26 de marzo); y el 9 de mayo se haría presente junto a su esposa en los Invictus Games, en los Países Bajos. Lamentablemente, sus planes se han visto alterados debido al inminente brote de COVID-19 en Europa. El último jueves, el duque de Sussex informó que el evento deportivo que apoya desde 2014 quedaba suspendido.
«Lamento mucho no haber podido hacer que esto siga adelante. Ha sido una decisión muy difícil de tomar para todos nosotros. Es la opción más sensata y más segura para todos, para sus familias y para cada uno de los involucrados en estos juegos. Sé lo decepcionados que deben estar, pero les pido que mantengan el ánimo. La buena noticia es que tienen doce meses más para ponerse aún más en forma”, declaró.
¿Próximas celebridades?
De momento, y por las pistas que han ido dejando en las últimas semanas, parece que será un trabajo mucho más discreto al que acostumbraban realizar y del que ya se aprecian algunos indicios. Basta mencionar las diversas reuniones que Markle mantuvo con diferentes organizaciones pocos días después de aterrizar en Vancouver. En ese sentido, el perfil que manejan en Instagram (@SussexRoyal) continuaría siendo una herramienta fundamental en esta nueva etapa.
Esto pese a que dicha cuenta aún emplea el término ‘royal’, cuyo uso se les ha prohibido como parte de las condiciones impuestas por la monarca para su salida. Ahora bien, faltan por conocerse otros detalles no menos importantes: si finalmente radicarán en Vancouver o se mudarán a Malibú, como se ha especulado recientemente; el tiempo exacto que pasarán en su casa de Frogmore Cottage cada año; y, sobre todo, si Meghan dará el giro completo y retornará a su vida como celebridad de Hollywood.
Hasta antes de que se pospusiera, su nombre sonaba fuerte como invitada estelar de Anna Wintour en la próxima edición de la Met Gala. Entonces, ¿la veremos pronto pisando las alfombras rojas o preferirá la vida tranquila y casi anónima por la que ha luchado –demanda judicial a los tabloides británicos incluida– en los últimos tiempos? Este mes se ha escrito el capítulo final de los duques de Sussex dentro de la Casa Real. No obstante, es claro que el cuento de hadas de Meghan y Harry aún dará mucho que hablar.