Alexandra Zarini, de 35 años, ha presentado una demanda contra su padrastro Joseph Ruffalo, marido de su madre, Patricia Gucci, a quien acusa de abuso sexual desde que tenía seis años. 

Por Alejandra Grau

En un estremecedor vídeo que ha publicado en la fundación que lleva su nombre, mirando a cámara con mucha serenidad Alexandra Zarini relata toda una vida de abuso sexual por parte de su padrastro, el productor de música Joseph Ruffalo. «Mi madre y mi abuela no me protegieron, no fueron un escudo contra eso, permitieron que ocurriera. He dado un paso adelante porque considero que es mi obligación exponer las malas interpretaciones de lo que es el abuso sexual a los niños. Quiero advertir que cada día nosotros como sociedad estamos fallando en la protección de los más vulnerables e inocentes entre nosotros, nuestros niños».

Alexandra Zarini acuso a padrastro Joseph Ruffalo de abuso sexual

Alexandra Zarini, con su abuelo, Aldo Gucci.

Alexandra Zarini, nieta de Aldo Gucci, hermano del fundador de la emblemática firma de moda del mismo nombre, presentó ayer jueves una demanda en Los Ángeles, y después ella misma contó su versión de los hechos en el canal de YouTube de su fundación.

Zarini acusa a su padrastro, Joseph Ruffalo, de haber abusado sexualmente de ella durante años y, además, implica a su madre, Patricia Gucci, y a su abuela, Bruna Palombo, de haber no solo encubierto estos abusos sino de haberlos facilitado. En la demanda subraya que Ruffalo, quien ha sido el productor de leyendas como Prince o Earth Wind & Fire, estuvo abusando de ella desde que tenía seis años hasta más o menos los 22. Y solía seguir el mismo patrón de conducta: se metía en la cama con él, desnudo, tocaba sus genitales (y le mostraba los suyos) e intentaba penetrarla con los dedos.

El rol de su madre y a su abuela, el clan Gucci

El caso cobra una dimensión mayor porque Alexandra acusa a su madre y a su abuela de haberla amenazado para que guardara silencio respecto al actuar de Ruffalo, pues entre otras cuestiones, «está en juego una enorme fortuna«. Así deja constancia en la denuncia. Asegura que cuando tenía 16 años, su abuela le preguntó si Ruffalo estaba abusando de ella y que cuando dijo que sí, esta le pidió que no dijera nada. Como no encontró el apoyo deseado, recurrió a su madre, siempre según su testimonio, y también recibió la misma respuesta. Gucci y Palombo, se afirma en la denuncia, «intentaron por todos los medios (que saliera a la luz) lo que percibían que podría ser un escándalo que perjudicara al nombre de Gucci y potencialmente pudiera costarles millones».

La madre de Alexandra ha respondido a través de un comunicado que publica New York Times’ en el que da por hechas las acusaciones que realiza su hija, pero sin embargo, ella se exonera de toda culpa: «Estoy terriblemente triste por el dolor que Joseph Ruffalo causó a Alexandra. Lo que le hizo fue inexcusable y me quedé destrozada cuando me lo contó todo en la consulta del médico familiar en Londres en septiembre de 2007. Inmediatamente comencé los procedimientos de divorcio contra el señor Ruffalo y, a través de asesoramiento profesional, comencé la recuperación de mi familia. De igual manera, estoy completamente devastada por las acusaciones contra mí y su abuela, que son completamente falsas».

Patricia Gucci y su entonces esposo Joseph Ruffalo

Patricia Gucci y su entonces esposo Joseph Ruffalo.

La respuesta de Ruffalo

También se ha pronunciado al respecto el abogado de Ruffalo, Richard P. Carane júnior, quien ha manifestado al mismo periódico que a su cliente no le ha llegado su demanda y que no estaban al tanto de los detalles concretos, aunque «niega de manera vehemente y categórica lo que le han contado. Mientras estuvo casado con la madre de Alexandra, el señor Ruffalo y su mujer estuvieron enormemente preocupados por el bienestar mental de Alexandra y los pasos para gestionar su inestabilidad. Aparentemente, sus esfuerzos fracasaron».

Aldo Gucci, en la inauguración de una tienda en Londres en 1977

Aldo Gucci, en la inauguración de una tienda en Londres en 1977.

Se cree que el abogado de Ruffalo podría estar refiriéndose al consumo de cocaína y de metanfetaminas de Alexandra, quien en la demanda dice que consumió animada por su propio padrastro. Un hábito que la llevó a tratarse en la prestigiosa clínica Sierra Tucson, a instancias de su madre. El centro es conocido por atender a celebridades. Por ahí pasaron a tratar sus adicciones numerosos artistas como Whitney HoustonNicole Richie, Ringo Starr Michael Douglas.

Zarini afirma que su madre y su abuela la amenazaron con desheredarla si hacía público este escándalo.  Sin embargo, advierte que actualmente es financieramente independiente y que está dedicada a su maternidad. «No me importa, lo que quiero es parar esto… Me puede llamar [su madre, Patricia] cuando quiera. No quiero que le ocurra esto a un hijo mío ni al de nadie».

En el video Alexandra señala que Ruffalo sigue viviendo en California y da algunas coordenadas de sus actividades habituales. Echa la vista atrás y dice que «cuando abusaron de mí, no había nadie que me salvara, me protegiera o hiciera algo al respecto. Tienen que asumir responsabilidades aquellas personas que miran hacia otro lado y que no impiden que ocurran los abusos sexuales».

También da una explicación de por qué ha tardado tanto en denunciarlo: «Cuando abusan de un niño tarda mucho tiempo en decirlo porque cree que va a ser juzgado. Y son los abusadores y los que le protegen los que tienen que ser juzgados, no los supervivientes». Además de no negar el consumo de drogas durante algunos años al final de su adolescencia y al principio de su veintena, desvela que le costó tiempo poder pisar firme, aunque «yo soy de las afortunadas. Hablar de lo que me pasó me ha salvado la vida. Sin esta comunicación, habría sido simplemente otra estadística». Zarini ha creado su fundación para luchar contra el abuso sexual en la infancia y subraya que si recibe una compensación económica en los tribunales, será destinada a esta finalidad.

La historia de Patricia Gucci

Patricia Gucci, su madre, recibió una notable atención mediática cuando en 2016 publicó el libro de memorias ‘In the Name of Gucci’. En la autobiografía narraba su infancia y describía la relación sentimental de sus padres, que comenzó de manera clandestina ya que su progenitor, Aldo Gucci, fallecido en 1990, estaba casado cuando se conocieron (ella, Bruna, era vendedora de una tienda en Roma de 20 años, 32 menos que él) y tenía tres hijos. «Era un padre guapo con una sonrisa siempre preparada y su inconfundible colonia, que entraba y y salía de nuestras vidas con una explosión de movimiento y ruido», describe así al magnate, fallecido en 1990, después de haber sido condenado por evasión de impuestos y haber cumplido un año de prisión (el fiscal de su caso fue Rudolph Giuliani, que acabaría siendo alcalde de Nueva York).

A su padre, que falleció víctima de un cáncer, le dio tiempo, en 1985, a llevarla al altar en su primera boda, matrimonio del que nacieron dos hijas. Años después volvió a casarse con Ruffalo. Nombrada heredera universal, Alexandra deja a su madre en una situación muy delicada, a la espera del recorrido que pueda tener esta demanda. Nada, desde luego, en comparación al asesinato en 1995 de Maurizio Gucci (nieto de Guccio Gucci, fundador de la firma) a tiros en plena calle, que acabó con su exmujer, Patrizia Reggiani, considerada instigadora del crimen, cumpliendo 18 años de cárcel. Una historia que podría llevar a la gran pantalla Ridley Scott con Lady Gaga de protagonista, según se anunció el año pasado. Aunque la historia de la familia da incluso para una serie con bastantes capítulos.