El príncipe Harry y Meghan Markle no bautizarán a Lilibet en Windsor delante de la Reina y «harán las cosas a su manera».
Por Redacción COSAS
Un servicio privado en California. El príncipe Harry y Meghan Markle no quieren una gran ceremonia, pero eso significa romper una tradición real.
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Así, la más joven de la realeza no podrá llevar el vestido de bautizo real en su ceremonia de bautizo.
«Parece seguro que su bautizo será en el estado natal de Meghan, con el secretismo, pero sin la polémica que rodeó el de Archie», aseguró el royal expert, Richard Fitzwilliam, al Express.
«Al otro lado del estanque»
Para la experta Marlene Koenig es una pena que la celebración se lleve a cabo en el estado natal de Markle y no en el Reino Unido. Recordemos que Elizabeth II no pudo asistir a las ceremonias de Louis y Archie.
«Sí creo que un bautizo sería una buena señal para tener porque la Reina no fue al de Archie.
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Tampoco estuvo en el de Louis, no fue un insulto, simplemente la programación no fue perfecta», añadió.
Empero, autores como Angela Levin opinan que Harry estaba poniendo a la Reina en una «posición difícil» al esperar que asistiera al bautismo de su hija. Para ella, ‘no están lo suficientemente cerca de la Corona’ para ameritar la presencia de la monarca.
Así, queda claro que el Duque y la Duquesa siguen actuando bajo el ritmo de su propio tambor. A la fecha no han difundido una imagen de su hija al público, ni planean hacerlo. Esta es la nueva vida «privada» de los Sussex en USA.
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