Giaccomo Ugarelli, asesor de gobierno durante el mandato de Francisco Sagasti, se hizo viral en redes sociales por su juventud y atractivo físico. Tras estar unos meses alejado de la política, conversó en exclusiva con COSAS sobre su trabajo en Palacio de Gobierno y su futura carrera política.
Por Marcelo Rosales
El gobierno de Francisco Sagasti estuvo, desde el inicio, envuelto en controversias. Tomó el mando tras los días de incertidumbre generados por la vacancia a Martín Vizcarra y el efímero gobierno de Manuel Merino. Uno de los cuestionamientos señalados desde el inicio fue sobre las condiciones que se dieron para que él asuma la presidencia, tras descartarse la propuesta encabezada por Silva Santisteban. Por si fuera poco, Sagasti figuraba como candidato a la vicepresidencia en la lista del Partido Morado.
Alguien que destacó entre todo el equipo técnico de este gobierno, y no necesariamente por el tema político, fue el asesor Giaccomo Ugarelli. En ese entonces, COSAS descubrió y expuso a este atractivo joven que capturó las miradas cuando acompañaba al presidente Sagasti en sus labores.
Ugarelli Se formó educativamente en España, Reino Unido, Estados Unidos y Bélgica. Cursó la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad de Reading y la University College de London (UCL). Tras pasar varios años en el extranjero, en 2016 decidió volver al Perú. Después de vivir un prolongado tiempo en España, se le quedó el acento. Según menciona, es algo que con el tiempo fue desapareciendo, pero de vez en cuando, algunos colegas se lo recuerdan.
Tras su baño de fama en redes, asegura que diversas marcas de vestimenta lo contactaron para realizar colaboraciones. Sin embargo, confiesa que no le prestó mucha importancia porque su enfoque principal es el académico. “Uno siempre tiene que mantener los pies en la tierra”, añadió.
¿Cómo fue tu experiencia como asesor del presidente Sagasti?
Fue un periodo de mucho trabajo y sin descanso, en el que contamos con un equipo extraordinario, tanto de ministros como de asesores, y donde trabajamos para poner en rumbo al país para el próximo gobierno en un periodo tan corto.
¿Cómo llegaste a ese puesto?
Conocí a Francisco Sagasti en el Partido Morado en 2019 y colaboramos juntos en Estrategia Programática y Plan de Gobierno, que él lideraba. Cuando se cerró el Congreso y el partido pidió que Sagasti liderara la lista congresal para Lima, yo lo apoyé en su campaña y, al ser electo, me pidió ser su asesor principal. Juntos trabajamos en el periodo congresal y ocurrió la vacancia y los días de incertidumbre.
¿Cuál fue el momento más memorable como asesor?
A pesar del corto tiempo, podría ser cuando visitamos todas las regiones. Escuchar a otros peruanos sentir nuevamente esperanza, después de un periodo muy duro por la pandemia, da mucha energía y motivación para seguir trabajando arduamente por todos los desafíos que hay por delante. Me quedo con esos momentos.
Cuéntame sobre el caso de las vacunas. ¿Qué había preparado desde el gobierno de Vizcarra?
Había un acuerdo marco con COVAX. Era el primer paso para cerrar las negociaciones con los diferentes proveedores. Sin embargo, no había un plazo exacto de cuándo iban a entregar las vacunas y tampoco de qué proveedor. Una vez que a un país le asignaban un lote de vacunas, los gobiernos tenían que negociar con ese proveedor para cerrar los acuerdos. Además, el Gobierno tuvo la estrategia de negociar con todos los laboratorios y asegurarnos de recibir la mayor cantidad de vacunas en el periodo más corto posible. Había muy pocos proveedores y todos los países eran compradores.
Se negoció con Sinopharm, Pfizer, AstraZeneca, Moderna… ¿Hubo un acercamiento con la Soberana de Cuba o la descartaron?
El Gobierno estuvo abierto a todas las opciones y exploró todas las posibles, para ver cuáles eran las vacunas que podían llegar lo antes posible al país.
¿Cómo evaluarías al gobierno de Sagasti? ¿Fue un gobierno del Partido Morado?
Tanto el presidente como su equipo trabajaron sin descanso e hicieron todo lo que estaba al alcance del Gobierno para dejar al país en una situación mucho mejor de la que lo encontramos, y creo que eso es lo más importante que se puede destacar.
No hubo ninguna conexión con el Partido Morado. El Gobierno fue completamente neutral desde el inicio hasta el último día. Es decir, definitivamente había miembros del PM, pero que en ese momento no interactuaron y no estuvieron en ningún momento trabajando con el Gobierno. El propio partido decía que este no era un gobierno morado.
¿Qué fue lo más difícil para el Gobierno?
Creo que una de las tareas más complicadas que tuvo el Gobierno, después de un periodo muy difícil que sentimos todos, no solamente por toda la pandemia, sino también por los sucesos de noviembre, fue devolver a la ciudadanía la confianza en sus autoridades y también la esperanza. Quiero resaltar una de las frases más conocidas de este gobierno, que es la que decía el presidente Sagasti: “El Gobierno no prometía las cosas que no podía cumplir, pero sí cumplía lo que prometía”.
¿Cuál fue el mayor logro?
El trabajo del Gobierno para la adquisición y aplicación de vacunas. Cada uno de los sectores hizo un trabajo muy importante en las distintas carteras, y con el hecho de que hayamos tenido un gobierno que decía las cosas como eran, con transparencia y dando esa confianza a la ciudadanía, se demostró que se podía trabajar en equipo, junto al sector privado y con la sociedad civil.
¿Hubo fraude en las elecciones?
No hubo indicios de fraude. Prueba de ello es que las distintas misiones de observación que vinieron para supervisar este proceso, entre ellas la misión de la OEA, afirmaron que fueron unas elecciones limpias y transparentes. También felicitaron el manejo de estas elecciones en un contexto de pandemia. Hacer unas elecciones generales en un momento sin emergencia sanitaria es un trabajo complicado. Hacerlas en pandemia es un desafío más importante, y por ello no hubo indicios de fraude. Eso dicen los entes electorales.
¿Cómo te defines políticamente?
Diría que me gusta la política de la sensatez, en la cual uno intenta promover y aplicar las políticas que tienen evidencia y respaldo científico, en la que podemos ver realmente que puedan beneficiar a la mayoría de la ciudadanía.
¿No tienes inclinaciones políticas?
Creo que uno debe adaptar su mentalidad a la situación en la que se encuentra el mundo, y probar las políticas que puedan beneficiar a la ciudad, ya sean de izquierda o de derecha. Una de las habilidades más importantes que tiene un político es poder llegar a un consenso con una persona de visión completamente distinta a la tuya, pero que ese consenso integre las opiniones de los dos y que sea en beneficio de la mayor parte de la población.
Hay personas que no creen en el centro.
No es malo reunir a personas que tengan distintas misiones en el país, siempre y cuando se pueda llegar a un consenso y se puedan sacar propuestas. Lo que se necesita en la política del Perú es conversar, ser tolerantes e intercambiar ideas.
Te lanzaste al Congreso, pero luego decidiste dar un paso al costado. ¿Por qué tomaste esa decisión?
Mi responsabilidad era dar todas mis energías y tiempo en apoyar al presidente. Aunque no hubiera sido incompatible ser candidato al mismo tiempo, siento que mi responsabilidad estaba en lo otro. Es por eso que en ese instante tomé la decisión personal de renunciar a mi candidatura.
¿Qué opinas de la situación política actual?
Hay ciertas fuerzas que intentan dividir a los peruanos a través del miedo. Los peruanos tenemos muchísimas más cosas en común de lo que estas fuerzas, tanto de izquierda como derecha, quieren dividir. Yo creo que esa división o esa polarización es más algo que se intenta promover.
¿No crees que haya polarización? Yo creo que es bastante crítico.
Sí existe, pero creo que los lados que están fomentándola intentan generar más ruido de lo que realmente hay. Estamos en una situación crítica, pero hay más peruanos que no creen en los extremos y que no se sienten identificados con los extremos que los que sí.
¿El contexto actual es una política de los extremos?
A nivel mundial se ve que la pandemia le puso mucha presión a la democracia. Esto hizo que partidos de extrema, tanto de izquierda como de derecha, hayan tenido más espacios para poder resaltar. Cuando hay momentos de crisis, estos partidos son los que más se benefician. Ahora, dependerá de las fuerzas democráticas ponerse de acuerdo y dar una opción viable y con propuestas sensatas para sacar adelante a sus respectivos países.
Todo esfuerzo que uno hace por el país siempre vale la pena, ya que siempre hay que estar dispuestos a asumir la responsabilidad cuando el país lo requiere. Y nunca dejemos de trabajar por un país mejor.
¿Cuáles son tus proyectos actuales?
Seguiré siendo activo en la política. Eso no necesariamente significa postular a un cargo público. Uno puede aportar a su país desde distintos espacios. Ahora estoy involucrado en proyectos más académicos. Sigo dictando y estoy trabajando en un proyecto de investigación conjuntamente con el presidente Sagasti y otra colega llamada Lucía Málaga, con el Instituto de Estudios Peruanos (IEP).
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