Aunque las fibras peruanas como la alpaca y vicuña destacan en la moda internacional, los diseñadores locales siguen sin reconocimiento. PromPerú promociona al país como un proveedor textil, limitando las posibilidades de convertirnos en referentes dentro de la industria de la moda
Por Araceli Olaechea Landa
Perú es un país rico en recursos naturales y materias primas excepcionales que han captado la atención de la industria global, especialmente en el sector textil. En este contexto, PromPerú, una agencia gubernamental dedicada a la promoción de exportaciones y el turismo, ha jugado un papel crucial en posicionar los productos peruanos a nivel internacional. Sin embargo, este enfoque ha generado una dinámica dispareja: mientras las fibras peruanas logran gran reconocimiento, los diseñadores que las utilizan no siempre logran el mismo nivel de visibilidad.
El valor de la fibra peruana
El algodón Pima y la alpaca se destacan como dos de las principales exportaciones peruanas en el ámbito textil. Ambos son reconocidos por su suavidad, durabilidad y sostenibilidad, lo que ha permitido a Perú consolidarse como un proveedor clave de fibras de lujo en mercados como el europeo y el estadounidense.
Algunas de las casas de moda más prestigiosas del mundo, como Max Mara, Stella McCartney y Ermenegildo Zegna, han adoptado materias primas peruanas como parte de su propuesta de lujo. Es conocido el caso de la firma italiana Loro Piana, que ha construido parte de su reputación gracias a la exclusividad de la lana de vicuña, una fibra extremadamente fina proveniente de los andes peruanos.
Sin embargo, la gran inequidad entre el precio de compra de suministros y la venta de las prendas ha provocado grandes controversias, Ejemplo de ello es el caso de la mencionada marca, Loro Piana, conocida por vender suéteres de vicuña de hasta $9,000, mientras que las comunidades locales peruanas, responsables de la crianza y esquila de los animales, reciben solo una fracción de ese valor, aproximadamente $280 por kilo de fibra. Además, se ha cuestionado el uso de áreas valladas para encerrar a las vicuñas, lo que, según expertos, altera su comportamiento natural y reduce su diversidad genética, generando preocupaciones sobre el bienestar animal y el impacto a largo plazo de estas prácticas.
Un presupuesto insuficiente y falta de expertos
Además, el presupuesto que PromPerú destina para promover la moda peruana en el extranjero es solo aproximadamente el 10 o 20% de lo que realmente se necesitaría para competir a nivel internacional. Esto limita significativamente la capacidad de los diseñadores peruanos de ganar reconocimiento en las pasarelas más importantes del mundo. A esto se suma un problema clave: no existen personas especializadas en PromPerú que realmente comprendan el mercado y la industria de la moda.
El problema con el enfoque de actual Gobierno es que, aunque la promoción de las materias primas ha sido exitosa, no ha habido un esfuerzo real para fomentar una industria de la moda consolidada en el país. Este enfoque pone a los diseñadores peruanos en una posición paradójica. Por un lado, se benefician del prestigio asociado a las fibras de alta calidad de su país, lo que facilita su acceso a mercados internacionales. Por otro lado, su identidad como diseñadores se diluye frente a la prominencia de la materia prima. El «Made in Peru» se asocia principalmente con el origen de la fibra, más que con la creación del diseñador.
A diferencia de las marcas italianas o francesas, donde el diseñador y la casa de moda están intrínsecamente vinculados, los diseñadores peruanos no logran capitalizar plenamente el valor de su propio nombre. Al no consolidar casas de moda propias, el Perú queda atrapado en esta narrativa de «tierra de nadie». Las marcas de lujo utilizan las fibras peruanas para crear prendas exclusivas, pero no hay una verdadera industria nacional que permita que los diseñadores peruanos capitalicen plenamente el valor de estos recursos.
El enfoque de PromPerú tiene, sin duda, sus méritos. Sin embargo, al no priorizar la imagen del diseñador, se pierde una gran oportunidad para fortalecer la moda peruana en su conjunto. Las grandes maisons europeas no solo venden productos, sino que también construyen narrativas alrededor de sus diseñadores, consolidando sus nombres como símbolos de excelencia.
Imitar sin copiar
PromPerú debería trabajar en crear plataformas que visibilicen a los diseñadores como referentes de innovación y estilo, destacando sus aportes creativos y posicionando sus marcas no solo como parte de una moda «exótica» o artesanal, sino como competidores directos en el panorama global de la moda de alta gama. No se trata solo de ser el origen de la materia prima, sino de crear una identidad propia que combine lo mejor de nuestros recursos con el talento creativo local.