Desde speakeasies inspirados en Al Capone hasta maridajes amazónicos con pisco y cacao. Luis Martín Alzamora nos recomienda un recorrido por los bares limeños que están reinventando el arte de beber en la capital

Por: María Jesús Sarca Antonio

En Lima, la coctelería dejó de ser un mero complemento gastronómico. Hoy es protagonista de experiencias sensoriales que combinan historia, diseño y técnica. Luis Martín Alzamora, blogger de Papea Perú, comparte un recorrido imprescindible por los bares de la capital, desde los fine drinking hasta nuevas apuestas que revaloran los ingredientes regionales.

Lady Bee

En el 2024, fue el único bar peruano en entrar a The World’s 50 Best Bars. Dirigido por Gabriela León y Alonso Palomino, es un espacio donde la barra y la cocina trabajan juntas. Incluso también hacen maridajes de comida + cócteles sin alcohol.

Mishkina.

El Mishkina es un ejemplo de creatividad e identidad. Hecho con destilado de caña, mishkina —una pasta amazónica a base de palillo, especias, ajo, cebolla y hierbas—, tumbo (fruta andina de la familia de la maracuyá) y albahaca, este cóctel es herbal, especiado y cítrico.

Acholado Cacaotal.

Otro emblema de la casa es el Acholado Cacaotal, que combina Pisco Santa María Magdalena (moscatel, Ica), Pisco Alto Los Trinos mollar (Lima), y chocolates peruanos de alta calidad como Nina 70% (San Martín) y Q’uma 80% (Bagua, Amazonas). La mezcla entre pisco y cacao ofrece una textura untuosa, con aromas intensos y persistentes.

Rob Roy- Whisky Bar & Cocktails

Toma su nombre del legendario héroe escocés Robert Roy MacGregor y del cóctel clásico que lo inmortaliza. Es el primer bar de Lima dedicado íntegramente al whisky y su carta explora combinaciones complejas, perfectas para quienes buscan profundidad y carácter en cada sorbo.

Rob Roy.

El cóctel Rob Roy lleva Johnnie Walker Gold Label, vermut Mancino Rosso, Cynar y Angostura Bitter. Es robusto, especiado, con una nota final amaderada. El Scarface, por su parte, mezcla Jack Daniels, Tullamore Dew, vermut Gancia Rosso, Luxardo Maraschino, Cynar y sal rosa, lo que crea un perfil entre dulce y salado con un giro de licor de cereza.

Scarface.

Si se busca algo más arriesgado, el Screw Jack combina Jack Daniels, mezcal, jugo de Tahití, jarabe mediterráneo y clara de huevo, logrando un balance entre lo cítrico, lo cremoso y lo ahumado. Para los días cálidos, By The Sea es ideal: Grants 12 años, kion fresco, cítricos, albahaca y agua tónica premium lo convierten en un trago herbal y refrescante, con la presencia sofisticada del whisky intacta.

Alphonse

Detrás de una tienda de vinilos en el Hotel Westin Lima, se esconde Alphonse, un speakeasy que emula el ambiente clandestino de la Ley Seca en los años 20. Inspirado en figuras como Al Capone, el bar recrea un mundo de luces tenues, terciopelo, música en vivo —jazz, bossa nova y blues— y cócteles de autor que cuentan historias.

Bonnie & Clyde.

Entre sus estrellas está el Bonnie & Clyde, un cóctel fresco y provocador como la pareja a la que homenajea. Lleva vodka infusionado con pieles cítricas, shrub de frutos rojos y una espuma ligera de cranberry y limón, que añade una textura sedosa y un equilibrio entre acidez y dulzor.

Mr. Dillinger.

Por otro lado, el Mr. Dillinger se presenta como una bebida compleja y tropical: bourbon fatwashed con plátano, mango fresco y Aperol, que le otorga ese toque herbal y amargo característico.

Carnaval

Ubicado en San Isidro, Carnaval Bar es pionero en la escena peruana: fue el primer bar nacional en ingresar a la lista de los 50 mejores bares del mundo. Bajo la dirección de Aaron Díaz, la experiencia va mucho más allá del vaso. El visitante puede elegir entre dos menús de degustación: “Las Rutas de Lanfranco”, que explora sabores peruanos de forma refinada, o el Gran Carnaval, que apuesta por propuestas más audaces e internacionales.

 

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Entre sus cócteles insignia está el Carnaval, un punch que resume la identidad del bar. Lleva Tanqueray Ten, piña, licor de hierbas, limón criollo y una espuma de Invictus Carnaval Lager. Refrescante, cítrico, con notas botánicas y una efervescencia elegante. Otro clásico es el Black Truffle, que se combina ron Habana Club Selección de Maestros, trufa negra, Campari, vermut seco Punt e Mes y mezcal Alipús.

Limaq

En el corazón de Lima, Limaq se define como una taberna moderna que bebe de la capital y sus tradiciones. Su carta nocturna es un homenaje a la ciudad, dirigida por Joel Chirinos, considerado el mixólogo más premiado del país.

La Perricholi.

Aquí destaca La Perricholi, cóctel que lleva tequila Don Julio y que rinde tributo a la musa criolla del siglo XVIII. Pero el más emblemático es Sapo Huasca, que “nace del encuentro entre el gin Tanqueray Ten y sabores amazónicos”. Es una bebida que fusiona lo clásico con lo exótico, donde el destilado londinense se mezcla con insumos peruanos de la selva en una combinación refrescante, herbal y cítrica.

Bar Sastrería Martínez

Desde 2022, Sastrería Martínez ha capturado la atención de los amantes de los bares ocultos. Inspirado en las sastrerías de los años 20, este bar en Miraflores ofrece una atmósfera elegante y secreta. Su carta está pensada como un desfile de sabores, y cada trago cuenta una historia.

Mr. Martínez.

El emblema del lugar es el Mr. Martínez, “precursor del Martini”. Lleva Gin Beefeater 24 infusionado en té Lapsang Souchong, de aroma y sabor ahumado, licor de kinoto (un cítrico italiano entre dulce y amargo) y un blend de vermuts premium de la casa. Algunos creen que lleva mezcal, por lo ahumado, pero el efecto proviene del té.

Kené.

Además, destacan el Misminay, un cóctel con gin Tanqueray Ten, cordial de acerola, sankai, muña, eliseo, limón y tintura de albahaca negra, inspirado en una comunidad del Cusco. Y el Kené, tributo a los patrones textiles shipibos, mezcla Ron Cartavio Solera 12, aceite de castaña, destilado de cítricos amazónicos, vermut blanco al mamey, jarabe de mucílago de cacao y bitter de macambo.

Hidden Experimental Cocktail Bar

Hidden convierte la nostalgia pop en coctelería. Su carta rinde homenaje al cine de los años 80 y 90 con tragos inspirados en películas icónicas.

Batman 1989.

El Batman 1989 lleva Whisky Johnnie Walker Black Label, jengibre, naranja, limón tahití, Cinzano Bianco y una sorprendente maceración en palo santo, que le aporta un aroma resinoso y místico. El Cazafantasmas 1984 es una mezcla audaz: Tequila Altos Plata, mezcal Ojo de Tigre, Cointreau, naranja, sésamo, sorbete de pepino kiuri y melón.

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