En 2016 uno de los mejores episodios de la televisión estadounidense, según críticos y especialistas, se llamó Fish Out of Water. El mismo año en el que volvió la sorprendente Black Mirror, apareció la exitosa People v. O. J. Simpson y Girls se acercó a su legendario final. ¿El nombre del programa en el que aparecía ese capítulo? BoJack Horseman, una joya cómica y melancólica de Netflix. Una serie animada.

Aunque aún ahora muchos quieran desacreditar este tipo de productos (llamándolos «dibujitos», por ejemplo), la verdad es que estos shows hace bastante tiempo han dejado de ser exclusivos para niños. Una prueba de ello son programas como Los Simpson o South Park, solo por nombrar a los más representativos.

Pero últimamente han aparecido otros títulos que, hasta cierto punto, confirman un fenómeno: el de las series animadas que, más allá de procurar una seguidilla de gags o situaciones graciosas, proponen historias bastante nostálgicas e incluso sombrías. Todo cubierto de detalles que hacen imposible, por ejemplo, verlos en compañía de niños.

Y hay otro rasgo que diferencia a estos shows de sus antecesores. Más allá de tener un lenguaje explícito y hablar de sexo y drogas en algunos casos, los nuevos programas toman algo que antes era raro ver en este tipo de productos: la continuidad. Mientras que, por ejemplo, los capítulos de Family Guy se pueden ver en cualquier orden, los de esta nueva camada sí deben verse de manera lineal, pues los episodios sí tienen consecuencias en la trama principal.

¿Qué series recomendables pertenecen a este nuevo grupo? Te presentamos cinco.

BoJack Horseman (Netflix)

Es la serie dueña de uno de los mejores episodios de 2016. Desde su premisa podría alejar a los prejuiciosos: su personaje central es un caballo antropomorfo. Pero el protagonista es más, mucho más que eso. BoJack fue una figura de la televisión en los noventa, cuando los sitcoms eran un formato en auge y por demás rentable. La fama y el dinero que acumuló durante su época dorada, quedaron dilapidados por sus problemas de alcohol, drogas y ego. Venido a menos, y sin conseguir buenos trabajos, se enfrenta a una realidad dolorosa: todo tiene consecuencias. Así trata de reforzar sus relaciones con personas de su presente y su pasado. A veces con éxito y otras con rotundos fracasos en los que él mismo se sabotea. Aunque algunos la etiqueten como comedia, la verdad es que, si algo define BoJack Horseman, eso es la tristeza. Pero, claro, también se puede reír de pena.