El nuevo decreto del Poder Ejecutivo activa inversión en el Centro Histórico con crédito fiscal por proyectos inmobiliarios y deducciones para el mecenazgo cultural, fortaleciendo el control y desarrollo del corazón limeño.
Por: Redacción COSAS
Lima siempre guarda historias: balcones de madera, plazas que fueron testigo de poder y cambio, y un pasado vibrante que hoy busca reactivarse. Pero durante años faltó un puente entre conservar y dinamizar: cómo lograr que la inversión privada impulse el centro histórico sin que el patrimonio quede en segundo plano. Ese equilibrio —por fin— tiene reglas del juego.
Con la entrada en vigencia del régimen tributario especial creado por la Ley N.° 31980, el Centro Histórico de Lima ya no solo se protege: también se convierte en escenario de inversión con propósito. No se trata de construir por construir, sino de recuperar espacios, reactivar la economía local y hacerlo respetando la memoria de la ciudad.
Hoy, con su reglamento aprobado oficialmente por el Ministerio de Economía y Finanzas, las promesas quedaron atrás y lo que rige son parámetros claros: beneficios aplicables, requisitos concretos y un sistema de crédito tributario por inversión que puede marcar la diferencia en la reactivación del casco histórico. En simple: invertir aquí, también te devuelve impuestos allá.

Rehabitar el corazón. Más que restaurar, se trata de regresar a la ciudad real: calles con comercio, cultura en movimiento y espacios que vuelven a sentirse propios.
Más que patrimonio: señales de reactivación
La dinamización del centro ya se percibe. Nuevos polos gastronómicos y puntos de encuentro como El Pan de la Chola, Casa Tambo y Napoleón encabezan una nueva escena de restaurantes y cafeterías de especialidad. Pero el movimiento más contundente viene del sector hotelero: Meliá Hotels International ya alista su llegada cerca del Arzobispado, y Marriott International proyecta un nuevo hotel en el histórico Tambo de Belén.
Este dinamismo no es espontáneo. Responde al trabajo articulador de PROLIMA, que impulsa y canaliza la inversión privada mediante el Patronato de Lima, Ciudad de los Reyes, iniciativa promovida por Luis Martín Bogdanovich y actualmente presidida por Walter Bayly.

Donde todo empezó, ahora vuelve a empezar. El Centro Histórico de Lima combina tradición y pulso urbano, listo para atraer inversión que respete raíces y encienda la ciudad desde adentro.
¿Es la única zona monumental del Perú con estos beneficios?
El régimen especial tributario aplica exclusivamente al Centro Histórico de Lima. Cualquier persona o empresa que desee abrir un restaurante, café, hotel o desarrollar proyectos de vivienda —e incluso comprar un inmueble para alquilarlo— puede acogerse a estos incentivos. La llegada de marcas relevantes en gastronomía y comercio consolida al centro como una oportunidad económica atractiva que combina inversión, experiencia urbana y sostenibilidad cultural. Además, el beneficio equivalente al 3% del IGV establecido para la zona asegura que esas inversiones privadas sigan el mismo ritmo que la inversión pública, manteniendo un desarrollo continuo y complementario.
Más simple: beneficios con impacto directo al bolsillo
La norma no es un saludo a la bandera. El reglamento precisa el acceso al crédito tributario aplicable contra el Impuesto a la Renta, dirigido especialmente a inversiones inmobiliarias privadas dentro del centro. La meta es clara: renovar, recuperar y regenerar la zona sin que las reglas queden atrapadas en tecnicismos.
Además, el marco permite que las donaciones y servicios realizados por aportantes privados puedan deducirse como gastos culturales, bajo los lineamientos de la Ley 28296. Esto amplía el alcance del beneficio: no solo gana quien construye, sino también quien contribuye a proteger y promover el patrimonio histórico de la capital.

El Centro Histórico de Lima entra así a una nueva etapa: inversión con sentido, desarrollo que convive con la historia y un patrimonio que vuelve a ocupar el lugar que merece.
El impulso también es digital
La narrativa presidencial, en voz del mandatario José Jerí desde X, amarra el concepto con tono firme y pragmático: el centro se protege, pero también se activa. No es solo restaurar, es rehabitar; no es solo memoria, es mover la economía con permisos, controles y tecnología.
El Reglamento, estructurado en 21 artículos y 3 disposiciones complementarias, baja a tierra los requisitos, procedimientos y condiciones para validar inversiones y aportes culturales. Lo que antes era una respuesta legal a la conservación, hoy es también un plan con números, beneficios y ejecución. Con este marco, el centro histórico entra en su propia versión del match point: acto seguido, swing firme, inversión inteligente y patrimonio puesto a ganar, esta vez con beneficio tributario incluido.
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