Las casas de playa son el laboratorio perfecto para plantear una arquitectura que revele las condiciones singulares de la costa desértica del Perú. Algunas propuestas han llamado la atención más allá de nuestras fronteras, y han sido incluidas en diferentes publicaciones. La última es “Ornament is Crime”, un libro que incluye obras de Juan Carlos Doblado y Javier Artadi que coinciden con los valores que plantea: la ausencia de adornos sin perjuicio de la estética.

Por Laura Gonzales Sánchez / Retrato de Camila Rodrigo

Doblado y Artadi

Casi un siglo después de que Adolf Loos publicara “Adorno y delito”, para referirse duramente a la carga estética de la arquitectura historicista de su época, la editorial Phaidon ha editado un libro que, tomando como punto de partida la tesis del arquitecto vienés, aún con más contundencia, ha titulado “Ornament is Crime” (“El adorno es delito”). Sus páginas muestran los mejores ejemplos de obras de la arquitectura moderna racionalista mundial de todos los tiempos. La buena noticia es que han sido incluidos dos arquitectos peruanos: Javier Artadi, con la casa en Las Arenas (2004), y Juan Carlos Doblado, con la casa en La Jolla (2012).

Al margen de las consideraciones intelectuales y estéticas por las que las obras han sido incluidas en el libro, estas encierran un significado que linda con lo emocional, si se quiere. Se hicieron en una época en que la obra pública en el Perú empezó a ser inaccesible, cuando los concursos públicos de arquitectura estaban vedados. Pero, a comienzos de este siglo, la rigurosa normativa de los balnearios de Asia empoderó al arquitecto al concederle mayor control sobre el diseño que el que tenía en tiempos anteriores. Una de las razones fue que, una vez aprobado el proyecto, este no podía corregirse en obra, así el propietario lo solicitase. Se ejecutaba únicamente lo que constaba en planos. Gracias a estas pequeñas obras periféricas se recobró la fe en el arquitecto peruano.

Doblado y Artadi

La casa en Las Arenas, el proyecto de Artadi incluido en “Ornament is Crime”. Foto de Alex Kornhuber.

La coyuntura ofreció la oportunidad para pensar en una arquitectura que, por primera vez, revelara las singulares condiciones naturales de la costa peruana. En este sentido, Javier Artadi explica que la casa en Las Arenas –Record House 2006 y varias veces premiada en el ámbito internacional– es un reflejo de la manera en que se construye cotidianamente en la costa peruana: un sistema estructural antisísmico de columnas y vigas de concreto, pocos elementos y accesorios debido al clima templado, y techos planos por la ausencia de lluvias. Es precisamente por esta razón que la característica más destacada son sus muros de una materialidad lisa, “gracias a una mano de obra calificada que desde hace miles de años viene realizando superficies lisas perfectas, primero en barro y ahora en cemento tarrajeado, consiguiendo con ambas técnicas la misma expresión visual pura, abstracta y atemporal”, dice el arquitecto.

Según Artadi, la casa en Las Arenas transformó la tipología de las viviendas de playa, al reemplazar el esquema formal y espacial paralelo a la línea costera por otro perpendicular, que direccionaba toda la fuerza del espacio arquitectónico hacia el horizonte marino. Sin embargo, para él, lo más importante fue haber puesto a prueba la tesis de que una arquitectura abstracta y pura puede perfectamente ser humana, una arquitectura que el usuario a la vez reconoce como propia y hace suya.

La casa en Paracas (2017), otro proyecto de arquitectura costera diseñado por Javier Artadi. Ubicada en el límite de la reserva natural, establece la doble relación con el lugar: uno controlado y social, y otro abierto y existencial. Foto de Elsa A. Ramírez.

Espacio y paisaje

Por su parte, Doblado precisa que la relación con el lugar fue uno de los factores que ha prevalecido siempre al momento de desarrollar una propuesta en alguna parte de la extensa franja costera de casi dos mil kilómetros que tiene el Perú. Refiriéndose a su proyecto de la casa en La Jolla, señala que otro factor importante fue la dificultad de solucionar armoniosamente una casa con un programa que contempla siete dormitorios. “Los cuartos suelen ser lo pesado, lo cerrado, pero se logró al establecerse una relación transversal con el terreno porque estos ambientes privados miran hacia los laterales, mientras que los espacios sociales y el dormitorio principal tienen una relación perpendicular al mar”, explica.

Doblado y Artadi

En la casa en La Jolla, la intención de Doblado fue generar un lenguaje a partir del espesor habitable, con un nivel superior que esté en contacto con el paisaje. Foto de Juan Solano.

Para Doblado, las características climáticas de la costa y su tradición constructiva han llevado a que la arquitectura moderna se adapte muy bien a este territorio, minimizando las dificultades. “Nos han permitido concentrarnos no solo en temas funcionales, sino en hacer mucho más eficiente esta relación con el paisaje, que va más allá de la presencia del mar. La presencia del propio desierto, que constituye un paisaje único en el mundo”, agrega el arquitecto. En definitiva, las preocupaciones por la espacialidad de las casas, la relación con el contexto natural, la búsqueda del ritmo a partir de la repetición de algunos elementos o la composición volumétrica jamás han dejado de estar presentes.

“Creo que estos trabajos son un aporte, un estímulo, un detonante no previsto, pero que ha dado como resultado una exploración proyectual”, señala Artadi. “La gran playa de Asia constituye uno de los grandes ejemplos de la cantidad de arquitectura acumulada, como en pocas partes del mundo se puede ver. Todas son piezas distintas, diseñadas por arquitectos de diferentes generaciones, y todo eso nos habla de la libertad que los arquitectos hemos tenido, como nunca, gracias a la confianza que se nos ha dado. Una fe que, si nos dan un poco más de espacio, podría hacer posible crear más casas como las que han salido de este laboratorio”.

Doblado y Artadi

Vista nocturna de la casa en La Jolla. Foto de Juan Solano.

Artículo publicado en la revista CASAS #254