El diseñador industrial británico Tom Dixon muda sus oficinas a King’s Cross, barrio que, hoy por hoy, se revela como el nuevo punto de referencia de la escena creativa londinense.
Por Tatiana Palla / Fotos de Peer Lindgreen
Ubicado junto a Granary Square, bordeando el Regent’s Canal y a pocos pasos del nuevo centro comercial Coal Drops Yard, a punto de ser inaugurado, Dixon ha elegido dar un empujón más a King’s Cross, clásico barrio del norte de Londres que, en los últimos años, va acogiendo cada vez más propuestas de vanguardia en sus alrededores.
Una antigua factoría de carbón ha sido trasformada, en poco menos de medio año, en uno de los puntos de diseño más llamativos de King’s Cross, el área londinense en que conviven referentes internacionales del diseño como la escuela de arte Central St. Martins, la sede inglesa de LVMH (que aglomera a Bulgari, Fendi, Givenchy, DKNY, Louis Vuitton, entre otras marcas de lujo), y centros de innovación como Google. La funcionalidad de la ubicación también se tomó en cuenta: King’s Cross es un hub de transporte crucial para movilizarse a Edimburgo, Newcastle o el resto de Europa.
Apenas inaugurado en abril de este año, la conversión fue ambiciosa: la antigua fábrica de 1600 metros cuadrados, enmarcada en un entorno industrial inequívoco, se ha convertido en The Coal Office. La mudanza de los cuarteles generales de Tom Dixon desde West London no solo incluye a las oficinas centrales de la firma: también alberga a la tienda principal de la marca, un showroom, un estudio de creación abierto para incentivar la colaboración en diseño con artistas externos y un área de talleres.
Un espacio renovado
Planificado como una experiencia alrededor de la creatividad y el estilo de vida Dixon, se proyecta como un espacio para dar a conocer las tendencias en estilo y funcionalidad de mobiliario que, asumen, marcarán la pauta estética y de innovación en la zona. El ambicioso proyecto se completa con un restaurante –donde también habrá espacio para experimentar– y una terraza en la azotea, donde se podrá hacer una pausa luego de conocer el nuevo universo Dixon en King’s Cross.
El estudio David Morley Architects fue el encargado de recuperar y acondicionar la factoría de carbón para satisfacer las necesidades actuales de este proyecto. En el interior, los ladrillos originales de la fábrica han quedado expuestos, los pisos han sido renovados con diferentes tonos de parqué, además de otros materiales más contemporáneos, mientras que el mobiliario y la iluminación se han realizado, naturalmente, con los diseños de Dixon. Los techos altos de las áreas con acceso público ayudan a dar protagonismo a cada objeto de diseño allí albergado, convirtiendo el renovado espacio en un escenario idóneo para las piezas de Dixon.
“Veo este complejo como el inicio de una aventura, más que como un logro alcanzado. Me imagino al edificio evolucionando muy rápido. Quiero abrirlo mucho más, mostrar nuestro diseño, creación de prototipos y procesos interiores”, proyecta el mismo Dixon.
Por ello, si bien The Coal Office será la base de operaciones de Dixon, también espera incorporar bajo sus arcos a colaboradores de la marca y a nuevos estudios de diseño, para apoyar a creativos prometedores, como lo fue él mismo cuando, a inicios de los ochenta, tuvo el atrevimiento de crear la tienda y estudio Space, para posicionarse como diseñador de vanguardia junto con otros jóvenes de su generación. Ahora, con fama consolidada, le toca a él dar alas a la nueva generación.
Fotos: cortesía de Tom Dixon