Inspirados en la roca volcánica de la zona y la tradición local, los arquitectos de K-Studio diseñaron este hotel boutique minimalista y elegante en Santorini. Vora está conformado por tres villas talladas en cuevas suspendidas en lo alto, sobre el mar Egeo. Su disposición permite que la luz y la vista dominen en todas las áreas para disfrutar de la puesta de sol.

Por Gonzalo Galarza Cerf / Fotos de Ståle Eriksen

Vora

La inclinación pronunciada del terreno demandaba soluciones innovadoras en el diseño, pero también abría la posibilidad de obtener las mejores vistas de las islas. Un terreno de 265 metros cuadrados para crear un hotel boutique al borde del volcán de la isla griega de Santorini, en Imerovigli. Un terreno en donde la oficina ateniense K-Studio trazó y talló tres villas en cuevas, separadas y únicas, suspendidas en lo alto sobre el mar Egeo. “Las dos fuerzas impulsoras detrás del concepto del Vora Villas fueron la roca volcánica y la tradición local. Queríamos revelar y controlar el drama y la emoción del sitio, a la vez que garantizar a los huéspedes comodidad, privacidad y un estilo de vida relajado”, han explicado los responsables de K-Studio.

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El resultado es un diseño que celebra el amor del cliente por Santorini, las tradiciones arquitectónicas de la isla y la intensidad de la ubicación del hotel en el borde del cráter. Vora Villas es un hotel boutique íntimo y privado, alejado por completo de las masas. Hace relucir los detalles y su elegancia se ciñe en la elección de sus acabados de tonos neutros: lo que importa, parece decirnos, es lo que se tiene enfrente y en los alrededores. En ese sentido, el diseño arquitectónico permite contemplar desde diversos ángulos el universo griego de aguas profundamente azules.

“Quiero que los invitados conozcan la Santorini que mis padres me mostraron, los lugares aún secretos, los olores y la comida con la que crecí. Quiero que conozcan la isla como la conozco, para que la amen para siempre”, ha confesado el dueño de Vora Villas, Yannis Belloni, nativo de la isla y promotor de la cocina y los productos locales, así como de la cultura y la arquitectura.

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Descanso único

Las tres villas que conforman el hotel se llaman Alpha, Ro y Omikron. Las dos primeras, que se encuentran una al lado de la otra, sostienen a la tercera, que crece de forma horizontal. Tanto Alpha como Ro son dúplex con bañeras infinitas de hidromasajes, para disfrutar la puesta de sol y ese paisaje volcánico imponente bañado de mar azul. En el nivel superior, cuentan con una cocina totalmente equipada con comedor, mientras en el inferior el espacio está destinado a la pareja, con una lujosa habitación que posee una bañera independiente de mármol negro local Vasaltis.

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Omikron, en cambio, renueva el diseño característico de la cueva original de tres habitaciones que se van descubriendo conforme uno se adentra en las profundidades de la roca. Literalmente talladas en la montaña, las curvas de los techos abovedados aligeran las sombras y eliminan líneas afiladas, desterrando a la oscuridad.

Tradicionalmente, según ilustran los arquitectos de K-Studio, las casas en esta zona son pequeñas y estrechas. Para brindar una experiencia de alta gama propia de un hotel boutique, apuntaron a generar espacio para los invitados y darles la mayor privacidad posible dentro de cada villa. La disposición, además, permite que la luz y la vista dominen en todas las áreas y estén en ángulo para disfrutar de la puesta de sol siempre. 

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“Las villas son ordenadas, compactas y dinámicas, y adoptan una forma esculpida cuando se yuxtaponen contra el borde recto del camino de roca volcánica y los muros de contención”, han afirmado los arquitectos, quienes han obtenido con este proyecto el galardón a Mejor Resort en los Premios AHEAD Europe.

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Contraste coreográfico

Siempre pensando en la armonía con el lugar, K-Studio eligió trabajar con la roca volcánica natural, para cortar rutas y conservar sus límites, y con madera carbonizada y metal ennegrecido, para resaltar el poder de la naturaleza dentro de las villas. En contraste, más que para marcar diferencias apuntando a un balance de dos fuerzas, emplearon suaves curvas y el acabado de lavado de cal blanca. El diseño minimalista también obedece al entorno, inspirado en el archipiélago de las Cícladas, con tonos más claros en los acabados al interior –ropa de cama naturalmente pálida y piedras claras–, para brindar una sensación equilibrada de frío y calma.

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“Los invitados experimentan una serie de contrastes cuidadosamente coreografiados. La exposición abierta al sol y la vista contra la fría oscuridad de la roca de la cueva. La roca volcánica negra y acabados quemados contra curvas blancas frías y texturas pálidas relajantes: oscuras con luz, afiladas con suaves, drama con relajación total. El hotel es intenso y complejo, pero está diseñado con claridad y autenticidad”, han señalado los responsables de K-Studio.

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Los arquitectos dicen que este proyecto ha sido posible debido a que el cliente les dio la oportunidad de llevar el concepto y su realización al límite, en todos los sentidos. “Cada experiencia aquí está hecha a medida”, ha dicho el dueño, Yannis Belloni. Este hombre, que se ve impulsado por la naturaleza de Santorini y sus manifestaciones locales, siente que ese pasado debe mezclarse con el presente y el ahora. “Estoy creando miradas contemporáneas en el escenario del viejo mundo de Santorini”, ha afirmado, entusiasta, sobre su más reciente proyecto. 

Fotos: cortesía de Vora Villas
Artículo publicado en la revista CASAS #277