Hoy en día, las miradas se vuelven hacia el campo. Hemos aprendido a valorar la naturaleza, el sol, el tiempo alejados del bullicio, hasta convencernos de que ese es el nuevo estilo de vida al que debemos apuntar. ¿Cómo es una residencia campestre que no se piensa como refugio temporal? Martín Dulanto plantea una respuesta fantástica y sofisticada a esta interrogante en la Casa Tejona.

Por Jimena Salas Pomarino Fotos Renzo Rebagliati

La joven pareja quería una casa en la que estuvieran cómodos, pensando en que se iban a mudar allí de forma permanente. Martín Dulanto y su equipo encontraron en el requerimiento y audacia de sus clientes la oportunidad perfecta para llevar a cabo una obra importante, en la que lo cotidiano y lo espectacular hallaran insospechado equilibrio.

Dulanto

La mitad de las columnas son estructurales, para sostener el techo de la casa, mientras que la otra mitad cumple una función estética, y ayuda a generar una división más clara entre el exterior y el interior.

“Surgió la idea de hacer una especie de reinterpretación o síntesis de un templo, para darle al proyecto una suerte de carácter monumental”, explica Dulanto. Así, inspirados en el portento de las ruinas griegas y buscando generar la sensación de circular entre calles hasta llegar a un edificio imponente, nace el elemento nuclear de la Casa Tejona: el impresionante juego de columnas que se erige en uno de los laterales del volumen principal.

Las columnas y vigas de concreto conforman un exoesqueleto del volumen, en el que se enmarcan cajas interiores con marcos de fierro galvanizado negro o revestidas en madera.

El carácter cobijado de la casa se logra con la elevación de estas ocho columnas. Estas marcan el límite entre el interior y el exterior, a la vez que logran un impacto visual potente para quienes circulan por la vía principal del condominio. La mitad de ellas son estructurales; es decir, sostienen el techo de la casa, mientras que la otra mitad tiene un carácter netamente estético, pero que el arquitecto considera igualmente trascendente. “Son elementos que acompañan y permiten apropiarse del espacio de distintas maneras”, explica.

Desde la vía principal del condominio, la vista de las columnas elevadas genera la sensación de encontrarse ante una construcción histórica y relevante.

Martín Dulanto y su Foco en la materialidad

La paleta de materiales de la Casa Tejona fue elegida en términos de practicidad, pero sin descuidar la esencia misma de la obra. “Estamos en Cieneguilla; esto es desierto y, como consecuencia, está repleto de polvo. Probablemente, plantear muros pintados hubiera condenado al cliente a un constante mantenimiento para que la casa se viera impecable”, acota Dulanto. Así, se pudo explotar la belleza del concreto, un material que resulta fascinante justamente por su proceso de envejecimiento y su imperfección. “De alguna manera, eso era lo que queríamos para el proyecto. Tiene un concepto atemporal que a mí me parece fundamental”, añade. 

Dulanto

Si bien la idea original era utilizar el mismo porcelanato de los exteriores en la piscina, el cliente optó por un color que resaltara más los reflejos del agua. No obstante, se buscó mantener la continuidad en el acabado de tipo mármol.

Las columnas y la estructura completa de concreto expuesto conforman una suerte de exoesqueleto en el que se insertan cajas. Así, en el primer piso, el área social está contenida en una caja de cristal que permite tener vistas a los jardines y la piscina; mientras que la cocina y las áreas de servicio están resguardadas en una suerte de contenedores enchapados en madera. Las barandas y marcos de mamparas y ventanas, por su parte, son de fierro galvanizado negro, lo que define las divisiones de este gran volumen distribuido en cubos interiores.

Dulanto

El salón principal está separado del “contenedor” que alberga la cocina con muros enchapados en madera, lo que aporta calidez al ambiente.

Un detalle interesante de la cocina es que está insertada como un bloque de altura estándar dentro de la primera planta, que tiene, más bien, un techo elevado. Vista desde afuera, parece un cajón de madera armoniosamente acomodado en la estructura mayor. “Que la cocina no llegue al techo acentúa la amplitud en el espacio social. Es como si un gigante hubiera tirado sus juguetes ahí adentro, y se tiene esta cajita como un objeto dentro del espacio”, detalla el arquitecto. 

En el interior, la cocina resalta por la abundante iluminación natural que recibe, que armoniza bien con el tono azul elegido para los muebles altos y bajos.

“La carpintería negra tiene que ver con un concepto muy importante”, agrega Dulanto. “Como estamos hablando de ruina; esa caja negra representa la estructura que ya existe. De alguna manera, termina de acondicionar un supuesto espacio recientemente encontrado, pero que siempre estuvo ahí”, añade.

Las habitaciones continúan la paleta cromática y material planteada, con acabados crudos y tonalidades neutras que denotan sobriedad, elegancia y contemporaneidad.

Luego, en los exteriores, los pisos tienen un acabado marmóreo que sirve al tránsito y, al mismo tiempo, se condice con el concepto. La piscina, revestida en porcelanato también con vetas que asemejan al mármol, otorgan cierta continuidad al conjunto. 

Los baños continúan la paleta cromática y material planteada, con acabados crudos y tonalidades neutras.

Finalmente, la iluminación fue planeada pensando resaltar los elementos arquitectónicos, para generar una atmósfera interesante con toques dramáticos. “Queríamos dar esa sensación de calidez, buscar que el efecto de la iluminación haga viajar en el tiempo, de alguna manera”, afirma Dulanto. Esta misma intención se verá potenciada con el paisajismo, a medida que las enredaderas crezcan y capturen el esqueleto expuesto de concreto, convertido ya en un magnífico templo habitado. Así, la Casa Tejona se asienta como un espacio que no deja de sentirse acogedor –como debe ser un hogar–, alejado del encasillamiento de lo museístico, pero también imponente, y acaso sencillamente colosal.

Suscríbase ahora para obtener 12 ediciones de Cosas y Casas por solo 185 soles. Además de envío a domicilio gratuito y acceso instantáneo gratuito a las ediciones digitales.