Las formas abstractas y los acentos de color se consolidan como elementos protagonistas en este proyecto liderado por el estudio de arquitectura de Karím Chaman. Tonalidades como el dorado y el negro complementan el interiorismo en una propuesta en la que la sofisticación se funde con la inventiva

Por: Fiorella IbericoFotos: Sebastián Aparicio

Este proyecto marca la tercera colaboración entre el cliente y el equipo de Karim Chaman, consolidando una relación basada en la confianza y el entendimiento mutuo. El propietario, satisfecho con los resultados de proyectos anteriores, confió plenamente en la propuesta que el estudio presentaría para esta segunda vivienda, concebida inicialmente como un espacio de uso ocasional. El objetivo era sencillo: un refresh que hiciera este dúplex más cómodo y visualmente atractivo, sin un presupuesto elevado ni intervenciones profundas.

La alfombra de la sala se diseñó a medida y funciona como un gran elemento articulador del espacio. El color negro, importante en la propuesta de interiorismo, juega un papel clave porque aporta profundidad y sofisticación.

Sin embargo, al analizar el espacio, el equipo de Karim identificó su potencial y también las áreas que requerían mejoras significativas en acabados y detalles. El departamento ya contaba con ventajas importantes, como un vestíbulo y un baño de visitas cerca del ingreso, componentes esenciales en los proyectos del estudio, en los que siempre se busca crear una experiencia de bienvenida como anticipo a los espacios sociales, como la sala y el comedor. Tras evaluar las posibilidades, se presentaron dos caminos: una propuesta sencilla o un diseño más elaborado, con una inversión mayor pero que garantizara un resultado integral y duradero.

Los adornos pequeños, con su singularidad, otorgan personalidad y exclusividad al dúplex.

Las piezas de arte, vibrantes y llenas de color, destacan por su fuerte carácter y expresividad.

Entre los acabados que requerían intervención inmediata destacaban el piso y la escalera, cuya estética no dialogaba con la visión del equipo. El piso, clave para la coherencia del diseño, fue reemplazado por un porcelanato blanco de gran formato, sin vetas, que serviría como lienzo neutro para incorporar color y texturas en la decoración. La escalera, originalmente de madera y fierro, también fue completamente rediseñada para alinearse con la nueva propuesta.

El uso expresivo del color, así como el realce de los ambientes a través de las texturas y tonalidades de las alfombras son elementos característicos de los proyectos de Karim Chaman.

A esto se suma la fina curaduría de arte y de piezas funcionales como luminarias de silueta escultórica.

Con estos cambios aprobados, el proyecto evolucionó de un simple reacondicionamiento a un trabajo completo de interiorismo. El hall de ingreso, aunque tenía un metraje reducido, se convirtió en uno de los focos del diseño. Para darle protagonismo y funcionalidad, el equipo optó por un separador que actúa como un biombo, elaborado con esterilla y detalles ovalados que evocan la forma de cápsulas. Este no solo aporta textura e impacto visual, sino que también cumple una función estratégica: delimitar a la vista el área de ingreso y dar un carácter definido al entorno.

El separador no solo sirvió para “separar” el hall de ingreso, sino que también permitió al equipo ampliar visualmente la sala, creando una mayor fluidez y optimizando el metraje disponible. Además, actúa como una suerte de filtro estratégico, ya que bloquea la visión directa hacia la sala principal, con lo que contribuye a ganar privacidad. El diseño del vestíbulo se enriquece con piezas cuidadosamente seleccionadas como un espejo tallado en pan de oro, creación única del equipo de Karim Chaman. A su lado, resalta una escultura de acrílico multicolor de Andrea Tregear.

La habitación principal, ubicada en un ángulo, presentó un desafío de diseño significativo.

Uno de los principales retos fue la integración del televisor, que debido a la forma de la estancia se hizo mediante un sistema que permite desplegarla desde el techo.

En la sala de doble altura, el diseño interior destaca por su equilibrio entre mobiliario personalizado y piezas artísticas que reflejan el carácter ecléctico y sofisticado del proyecto. Un imponente sofá, acompañado por dos mesas laterales y una mesa auxiliar más pequeña, conforman el núcleo funcional de la estancia. Estos muebles, junto con las dos mesas de centro y una elegante banqueta, fueron diseñados a medida por el equipo de Chaman. El arte ocupa un lugar central, subrayando no solo el carácter artístico del interiorismo, sino también el aprecio del cliente por las expresiones creativas locales e internacionales.

Entre las piezas que destacan se encuentra una escultura de mesa en tonos azul y verde de Rocío Rodrigo, una obra turquesa de Percy Zorrilla y una pieza dorada en metal de Aldo Chaparro. En las paredes, las obras generan un diálogo cautivador. Una pieza circular del artista ucraniano Andriy Halashyn aporta equilibrio, mientras que una creación en azul intenso y formas irregulares del panameño Emmanuel Moses añade la dosis de modernidad. Este cuidadoso ensamble de mobiliario y arte transforma la sala en un espacio excepcional en el que lo bello y lo funcional convergen de forma orgánica.

Las habitaciones secundarias tienen, cada una, sus peculiaridades, pero continúan la línea estilística de los demás ambientes de la vivienda.

Cada espacio fue cuidadosamente pensado, incluyendo escritorios dedicados a las actividades académicas de los hijos.

Adyacente está el comedor, con una imponente mesa redonda de diez sitios, con base de acero y tablero de madera giratorio. Este espacio es realzado con la selección del arte: una escultura de pared de Juan Manuel Gesrtl (Venezuela), una escultura azul de piso de Juan José Barboza (Perú), un cuadro de José Tola (Perú) y una escultura de mesa de metacrilato de Nader Barhumi (Perú).

La escalera se erige como otra protagonista de la casa, estableciendo una conexión elegante entre la sala y la mezzanine. Esta fue revestida en mármol, mientras que su baranda combina cristal y acero pulido brillante para aportar un toque refinado. La base fue transformada en una fuente de agua que incorpora bowls flameantes que evocan una moderna chimenea. Por su parte, la pared adyacente está revestida con cuero satinado en un tono dorado envejecido, lo que redondea la atmósfera de lujo y calidez.

El color dorado destaca en el recibidor y el baño de visitas.

Este tono dorado se refleja en piezas como espejos, consolas y perillas, así como en diversos detalles decorativos que elevan el ambiente con brillo y glamour.

Luego, la mezzanine fue diseñada como un bar lounge, con un macetero que actúa como puente entre el piso y el techo para suavizar la transición y evitar que el espacio se perciba como invasivo. Esto no solo contribuye a la integración visual, sino que también oculta la baranda de cristal de forma sutil. El dormitorio principal, de pared recta pero con un cerramiento curvo, planteó un desafío de diseño. Para maximizar la sensación de amplitud y evitar que el ángulo se notara, se optó por un gran panel de espejos que refleje el espacio y logre una apariencia más lineal. En cuanto al televisor, debido a la dificultad de ubicarlo frente a la cama, fue instalado en un interesante sistema que lo despliega desde el techo.

Este proyecto fusiona funcionalidad y estética a través de un diseño detallado y personalizado, donde el mobiliario, el arte y los acabados de alta calidad se amalgaman en todo momento. Aquí, cada ambiente ha sido pensado para maximizar la amplitud y la comodidad, sin perder de vista el lujo. La cuidadosa selección de piezas artísticas y elementos innovadores refleja no solo el estilo del cliente, sino también el compromiso del estudio Karim Chaman por transformar cada rincón en una obra de arte.

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