El sábado, 82 artistas de la industria cinematográfica, encabezadas por Cate Blanchett, Salma Hayek y Agnés Varda, marcharon sobre la alfombra roja del Festival de Cannes para visibilizar la problemática de género en el cine. 

Ya lo había dicho Cate Blanchett, la presidenta del jurado del Festival de Cannes, unos días antes: «Hay varias mujeres en competencia, pero no están ahí por su género, están ahí por la calidad de su trabajo. ¿Me gustaría ver a más mujeres en competencia? Absolutamente. ¿Espero que eso suceda en el futuro? Por supuesto», había respondido la australiana cuando le preguntaron si el movimiento #MeToo tenía algo que ver con que hubiera tres películas dirigidas por mujeres nominadas al León de Oro. «¡Hace pocos años, sólo había dos!», bromeó.

Que Blanchett presidiera un jurado integrado en su mayoría por mujeres es quizás un pequeño guiño de la organización del festival a la necesaria inclusión femenina en todo lo que atañe al cine. En ese marco, y en una industria que aún tiembla tras las más de sesenta acusaciones de acoso que recibió Harvey Weinstein, y muchos otros personajes «ilustres», 82 de las mujeres que forman parte del festival decidieron marchar y «tomar» las famosas escaleras del Palais des Festivals para visibilizar la problemática de genero. 

El número de manifestantes no fue elegido al azar, ya que, en sus 71 años de existencia, el festival sólo seleccionó a 82 mujeres para estrenar sus películas, mientras que 1688 hombres tuvieron esa oportunidad. La marcha estuvo integrada, entre otras grandes estrellas, por Cate Blanchett, Agnés Varda, Salma Hayek, Léa Seydoux, Kristen Stewart y Marion Cotillard

Salma Hayek y Sofia Boutella integran el grupo de 82 mujeres que tomaron las escaleras de Cannes.

La realizadora francesa Agnés Varda, una de las artistas que encabezó la manifestación, llamó a las mujeres a hacer más cine, y a exigir que se les incluya en este tipo de certámentes. Parada en las escaleras, en medio de la alfombra roja de la película «Girls of the Sun», dijo: «Las escaleras de nuestra industria deberían ser accesibles para todos. Subámoslas».