A pocos meses de la participación de la Selección Peruana de Fútbol en la Copa América 2019, el director cinematográfico Eduardo Mendoza estrena el documental «Contigo Perú», el cual narra -desde la perspectiva del hincha- la clasificación de la Selección Peruana de Fútbol luego de treinta y seis años, y su experiencia en el Mundial de Rusia 2018. Una ocasión ideal para reavivar un episodio histórico de nuestro fútbol que, poco a poco, intenta dejar de lado la nostalgia.

Por Manuel Coral González

Un recuerdo Centenario

Un lejano recuerdo habita en la memoria de Eduardo Mendoza: el domingo 23 de agosto de 1981 por la noche, la selección peruana dirigida por Tim -en la que destacaban jugadores como Quiroga, Chumpitaz, Uribe y Oblitas- jugaba un partido determinante en el Estadio Centenario de Montevideo ante la selección uruguaya, buscando la clasificación a la Copa Mundial de España 1982. 

Jugar en el Centenario ha sido históricamente difícil para cualquier selección. Pero el talento del equipo peruano estaba demostrado: había individualidades y un juego colectivo destacable. Perú podía dar la sorpresa.

Y así lo hizo. Primero, llegó el gol de Guillermo La Rosa, tras el desequilibrio y un pase cruzado de Juan Carlos Oblitas. Minutos después, tras una gran jugada colectiva, Julio César Uribe marcaba el segundo. Sin embargo, Waldemar Victorino, descontó el marcador luego de parar la pelota con la mano. 

La ansiedad convierte cada minuto en un suplicio para un corazón apasionado. Todo el país se mantenía en vilo ante cada ofensiva uruguaya. Ataques por las bandas y centros al área crispan el ánimo de cualquiera. Incluso, algunos experimentaron una breve sensación parecida a la muerte luego del gol anulado a los uruguayos a pocos minutos del final del partido.

Pero como el fútbol es una de las metáforas más simples de comprender la vida, el pitazo final -casi inaudible ante el barullo del estadio- acabó con la amenaza de una alegría merecida. Y así fue: la incredulidad dio paso a la alegría. La voz de Humberto Martínez Morosini celebraba la hazaña y los seleccionados se abrazaban en medio de la cancha; mientras, el árbitro chileno Juan Silvano era escoltado por los policías.

Faltaba la vuelta en Lima. Se jugó el 6 de setiembre del mismo año. El partido fue igual de difícil, pero quizá menos heroico que ganar de visita. Empatamos sin goles: resultado suficiente para alcanzar un cupo al Mundial de España 82.

Esa noche, Eduardo Mendoza lloraba de alegría junto con su padre y su tío. «Tenía ocho años. Recuerdo haber visto el partido en la casa de uno de mis tíos junto con mi papá. ¡Recuerdo clarito que, cuando acabó el partido, estábamos abrazados, llorando, porque habíamos clasificado!», recuerda Mendoza.

Esa noche Eduardo se hizo hincha de la selección. Pero nunca se imaginó que tendría que esperar treinta y seis años para volver a sentir esa misma alegría.

Cuestión de fe

Durante las últimas décadas, la idiosincrasia del hincha peruano estuvo caracterizada por la nostalgia de las victorias del pasado y la frase ‘jugamos como nunca, perdemos como siempre’. Y razones sobraban: tras 8 procesos clasificatorios estériles, la Copa Mundial de Rusia 2018 parecía una utopía.

La desilusión y apatía parecían haber desgastado el cariño y la fe que alguna vez existieron en el país. Pocas personas pueden decir que -de verdad- fueron incondicionales en su aliento a la selección.

Uno de ellos es Rodrigo Verástegui, quien junto con un grupo de amigos, fundaron ‘La Franja’ -una de las barras oficiales de la selección- para las clasificatorias de la Copa del Mundo Brasil 2014. «Salvo la eliminatoria del 98, que fue muy buena, todas las demás han sido para mí golpes muy duros como hincha, porque eran fracaso tras fracaso», dice Verástegui. «Eduardo y la Federación nos contactan, y nos mencionaron que querían que participemos en este proyecto. Entonces, fue así como empezamos a trabajar juntos en cada fecha que nos pedían», señala.

Rodrigo Verástegui, en Sochi, previo al duelo de Perú contra Australia. Cortesía: Rodrigo Verástegui.

Desde su creación en el 2014, «La Franja» no se ha perdido ningún partido: cada lágrima, cada abrazo, cada grito -de frustración o alegría- forjaron la resiliencia necesaria para soportar los fracasos. Y renovar, partido a partido, unas esperanzas que, para la mayoría, no tenían el menor de los sentidos.

Pero la realidad no suele contemplar deseos e ilusiones: una vez más no clasificamos a otro Mundial. «Fue bastante frustrante y doloroso ver que no había una luz al final del túnel que nos haga pensar que teníamos la posibilidad de clasificar», rememora Rodrigo. Y no se equivocaba.

La esperanza se encontraba en Asunción

La llegada de Ricardo Gareca a la selección fue bastante cuestionada por la prensa deportiva. Y los primeros resultados no fueron nada favorables: hasta la décima fecha el equipo solo había logrado ocho puntos, luego de haber perdido seis partidos, rescatado dos empates y conseguido, apenas, dos victorias. 

En el próximo partido se jugaba contra Paraguay -a quien no vencíamos hace doce años- en el Estadio Defensores del Chaco. Con una selección bastante joven y sin los referentes del pasado, la selección dio vuelta al marcador: ganamos cuatro a uno, con un notable juego de Christian Cueva.

«Empezamos a grabar el documental desde que Perú andaba en octava posición», dice Eduardo. «Cuando Perú le voltea 4 a 1 a Paraguay, yo sentí que el equipo tenía rebeldía, que tenía un carácter para sobreponerse a situaciones muy difíciles».

Emocionado por el resultado -y sobre todo por la actitud del equipo- Eduardo presentó su proyecto a Juan Carlos Oblitas, director deportivo de la Federación Peruana de Fútbol. «Oblitas me dijo que vaya a verlo a su oficina. Hablamos, le presenté el proyecto, y le gustó mucho. Me dijo que iba a consultarlo con Ricardo Gareca».

Mientras esperaba la respuesta, comenzó a grabar todos los incidentes de los partidos que faltaban. «Les conté a mis amigos y me decían que estaba loco», recuerda. «Era utópico pensar que íbamos a clasificar».

«Se alinearon los planetas»

El 10 de octubre de 2017 es un día que perdurará para siempre en la memoria de Rodrigo Verástegui. Esa noche, en el Estadio Nacional, la selección se jugaba el último partido para tentar la clasificación directa o -al menos- alcanzar los partidos de repechaje. 

«Sabía que era un partido muy difícil y, durante el transcurso del juego, cuando James Rodríguez nos mete el gol, pensé que la clasificación se nos escapaba de las manos».

Pero esa noche, Paolo Guerrero con un gol de tiro libre, le dio una última oportunidad a la selección de intentar llegar al mundial, luego de más de tres décadas.

El país aguardó un mes, con ansiedad y entusiasmo, para los partidos contra Nueva Zelanda. El 10 de noviembre, en Wellington, en el Westpac Stadium. La selección, llena de nerviosismo, empató sin goles, con pocas llegadas clara de gol.

«Contigo Perú», narra el proceso clasificatorio y la participación mundialista, desde la perspectiva del hincha. Fotografía: Cortesía Agencia Creativa 3 puntos.

Restaba un partido: el 16 de noviembre, en el Estadio Nacional. Esa noche, que marcó un hito histórico en el fútbol peruano, Rodrigo terminó exhausto, luego de tocar el bombo de la barra, el que marca las pulsaciones de la hinchada. Llegaron los goles de Farfán y Ramos, y luego, el fin del partido.

La frustración y la impotencia de tantos años fue eliminada a través de un grito de interminable desahogo. «Creo que se alinearon los planetas para que Perú clasificara», recuerda Rodrigo. «Disfruté viendo cómo toda la gente celebraba».

Más de 250 horas de video

«Tuve que armar todo en un mes. Tuve que volar, porque la Federación nos dio la autorización a casi un mes de comenzar el mundial», dice Katia Salazar, productora de «Contigo Perú». 

Katia organizó junto con Susana Bahamonde y Loshua flores -sus productoras en Lima y provincias, respectivamente- el plan de rodaje del documental. Grabaron en catorce ciudades del mundo: en el Perú, en ciudades como Chincha, Cuzco y Tarapoto; y en Rusia, en Saransk, Ekaterimburgo y Sochi.

El equipo cinematográfico de «Contigo Perú» documentó las incidencias de los hinchas peruanos que llegaron a Rusia en 2018. Fotografía: Cortesía Agencia Creativa 3 puntos.

«En Rusia dormíamos dos horas, buscando historias de peruanos que habían llegado hasta allá para documentarlas», precisa Katia. » Nunca me olvidaré la emoción de la gente, la felicidad, eso fue para mí memorable».

«Cuando pasaron las 200 horas, el editor dejó de contar. Hemos grabado, por lo menos, unas 250 horas», complementa Mendoza. 

Homenaje a la hinchada y al fútbol

En la previa al debut de la selección contra Dinamarca, la hinchada peruana cantó «Contigo Perú» del Zambo Cavero y Augusto Polo Campos. «Esa canción fue la canción del mundial. Cuando se cantó en el estadio fue bastante emotivo», recuerda Katia Salazar. «Por eso le pusimos este nombre al documental».

«Esta ‘pela’ está hecho con harto corazón. Lo hemos hecho con constancia y perseverancia, que a su vez, son valores que esta selección nueva tiene», dice Katia Salazar, productora del documental.

«Este documental  cuenta cómo, alrededor de los valores de esta selección, el país se unió. No solo es un homenaje a la hinchada y al fútbol, sino también es una historia emocionante de cómo todo un país hizo hasta lo imposible para acompañar a su selección y alentarla. No solo viajando a Rusia, sino en todos los rincones del país», dice Eduardo Mendoza.

Está claro que para él -igual que para muchos que aman el fútbol- que los verdaderos recuerdos de una vida se guardan en la memoria, pero viven por siempre en el corazón.

Mira aquí el trailer: