En «Tiger King», la docuserie de Netflix, explora el mundo del tráfico de felinos. Sus personajes son estrafalarios villanos de la vida real, al punto de ser sospechosos y convictos de crímenes que incluyen el asesinato. La oscura historia que cuenta «Tiger King» se ha convertido en el último éxito de Netflix, y también en una de las más comentadas de estas semanas que ha tenido al planeta frente a las pantallas.
Por: Redacción COSAS
“Desmesurada. Desquiciada.”, dice de ella BBC. “Adictiva”, sentencia El País de España. “La parábola más precisa del mundo de Trump”, aventura el portal Letras Libres. Medios y webs mundiales intentan distintas maneras de describir “Tiger King: Murder, Mayhem and Madness”. Pero hay mucho que explicar sobre el asombroso éxito de la docuseries de Netflix, que ya igualó los 64 millones de espectadores de que hizo la tercera temporada de “Stranger Things” (la más popular de la serie), en sus primeras cuatro semanas de estreno.
El documental de siete episodios se apunta a llevarse el título del trabajo más exitoso de la plataforma de streaming. ¿Cómo así? Su temática es dura: revela el oscuro mundo del tráfico animal. Sus personajes son sórdidos y provienen de la llamada “América profunda” (que se refiere a las “ciudades pequeñas de Estados Unidos [que] están habitadas por trabajadores blancos que nunca viajaron, guardan un arma en la casa y votan siempre al Partido Republicano”, en palabras de la revista Anfibia). Hay víctimas y villanos, pero ni un solo héroe, nada que reivindique otros valores, ni un horizonte positivo. Por otro lado, los verdaderos protagonistas del show, los felinos en cautiverio, motivan honda desazón. Aún así, la serie ha arrasado durante la cuarentena.
Un oscuro mundo
Los creadores de “Tiger King”, Eric Goode y Rebecca Chaiklin, han dicho que querían “capturar el mundo de los animales en cautiverio en Estados Unidos para generar una acción política que detuviera ese negocio”. Se enfocaron en los felinos cuando se enteraron de que existen entre siete mil y diez mil ejemplares en cautiverio, mientras en el mundo existen solo cuatro mil en libertad.
«Creo que han sido dos los elementos que han jugado a favor del éxito masivo y global de ‘Tiger King’”, reflexiona el crítico peruano de cine y televisión, Raúl Cachay. “En primer lugar, su estreno no pudo llegar en un momento más oportuno, con casi todo el planeta encerrado en sus casas, tratando de llenar incontables horas de ocio y abulia con nuevas formas de entretenimiento”. Para Cachay, en otras circunstancias, la serie de Netflix seguramente hubiera sido muy exitosa, pero quizás no al nivel de transformarse en un “instantáneo fenómeno cultural”.
“Por otro lado, si el subgénero televisivo bautizado como ‘crime porn’ –programas y series basados en crímenes particularmente mediáticos, extraños o escandalosos ocurridos en la vida real– ya venía experimentando desde hace años un auge abrumador, «Tiger King» es algo así como su ‘blockbuster’ definitivo, tanto por sus estrafalarios protagonistas como por los hechos absolutamente insólitos que narra”, continúa el crítico. “Es, además, un retrato muy vívido -y morboso- de lo que se conoce como ‘la mayoría silenciosa’ en Estados Unidos. Ese amplísimo segmento de la población que adora las armas, utiliza gorros de color rojo con la abreviatura ‘MAGA’ y que ahora mismo está reclamando a gritos que ‘se reabra’ el país en medio de la peor crisis sanitaria de la que se tenga memoria».
El rey Tigre
Aunque son muchos sus personajes excéntricos, “Tiger King”se centra en dos personajes. El primero es Carole Baskin, fundadora del refugio Big Cat Rescue de Florida. Es muy criticada por la comunidad animalista por supuestamente rescatar tigres en cautiverio pero después lucrar con ellos. Además, es sospechosa del asesinato de su esposo, quien desapareció hace décadas. Por otro lado está Joe Exotic, aspirante a la presidencia de Estados Unidos y a la gobernación de Oklahoma, antiguo dueño del zoológico de Greater Wynnewood. Es fanático de las armas, drogadicto y recientemente sentenciado a más de veinte años de prisión.
Joseph Allen Maldonado-Passage es el verdadero nombre de este criador de grandes felinos. Sus camisas de colores estridentes, su corte de pelo y su tendencia a la grandilocuencia y el exhibicionismo podrían hacerle ver como una extravagancia más de “Tiger King”, y ciertamente le ganaron más tiempo en pantalla.
Ahora, además, ocupa los titulares: en enero, Joe Exotic fue condenado a 22 años de prisión por matar a tiros a cinco tigres (especies protegidas). Ha sido acusado también de vender cachorros. Pero sobre todo, porque fue atrapado intentando contratar a un asesino a sueldo para matar a su rival, Carol Baskin.
Desde marzo, Joe Exotic está tratando de conseguir el perdón presidencial por parte de Donald Trump. Aunque los fiscales acusadores esperan que, en este caso, no exista la posibilidad de una segunda parte de “Tiger King”.