El Inti Raymi o Fiesta del Sol constituye una de las festividades más importantes en la historia de nuestro país. En el año del bicentenario, recordamos su origen y las celebraciones que giran entorno a ella.
Por Arianna Gonzáles
Cada 24 de junio el Cusco se viste de fiesta para la celebración del Inti Raymi.
Razones para sentirnos orgullosos de nuestro país sobran y, a puertas del bicentenario de nuestra independencia, estas se hacen evidentes en distintos festejos que demuestran la diversidad cultural de una tierra como la nuestra.
Cada 24 de junio celebramos la que es, probablemente, la festividad inca más importante que ha sobrevivido al paso de los años: El Inti Raymi.
Con el dios Sol como protagonista, esta celebración busca revalorar el legado inca instaurado en 1430 d.C por el inca Pachacútec.
Una celebración con historia
Por años, la festividad pasó a la clandestinidad tras ser considerada como pagana.
El Inti Raymi era la fiesta ancestral más importante del Tahuantinsuyo, puesto que congregaba pobladores de los cuatro suyos en los que estaba dividido el imperio inca.
Se celebraba cada uño, durante el solsticio de invierno del hemisferio sur, el día en que el Sol estaba más lejos de la Tierra.
Sin embargo, en 1572, cuarenta años después de que los españoles llegaran a nuestro país, el Inti Raymi fue prohibido por el virrey español Francisco de Toledo.
El virrey consideraba a la celebración una ceremonia pagana y contraria a la fe católica.
Por años, la festividad pasó a la clandestinidad, congregando a menor cantidad de personas, pero sin dejar de rendir homenaje al Dios Sol.
No fue hasta 1944 cuando el escritor y actor cuzqueño Faustino Espinoza Navarro impulsó la recuperación de este tradicional evento y efectuó una reconstrucción histórica.
Desde esa fecha, la festividad volvió a ser pública y se convirtió en una atracción para miles de turistas cada año.
Cincuenta y siete años después de su recuperación, el 2 de marzo de 2001, el Inti Raymi fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación.
El año nuevo incaico
La celebración del Inti Raymi marca también el inicio del año nuevo andino.
Mientras la mayoría de las culturas inicia el año en enero, o los meses cercanos a él, en la incaica todo funciona distinto.
Junio, lo que para muchos significa la mitad del año, es el inicio del suyo.
En una exacta alineación con el mundo cósmico, La Fiesta del Sol, se celebra cuando el sol se encuentra más lejos de la Tierra.
Así, según las creencias incas, el inicio de su camino de retorno hacia nuestro planeta, renueva la naturaleza y fija el inicio del nuevo año andino.
Aunque la atención se centre en Cusco, el ombligo del mundo y la antigua capital del Tahuantinsuyo, la celebración no es exclusivamente peruana.
Comunidades de países como Ecuador, Bolivia, Chile, el norte de Argentina y Colombia, siguen presentando sus ofrendas al Dios Sol cada 24 de junio.
Mística festividad
La escenificación de la festividad se representa en tres actos que se desarrollan en Coricancha, la Plaza de Armas de Cusco y Sacsayhuamán.
Desde su vuelta a lo público, en 1944, la festividad se mantiene como una representación teatral cargada de misticismo y espiritualidad.
La ruta de celebración se inicia en el Coricancha, antiguo centro religioso de la capital inca, donde con bailes y cantos se hace una ofrenda al Inti o dios Sol.
La segunda parte de la representación continúa en la Plaza de Armas de Cusco. Aquí se juntan el pasado y el presente, pues además de ver la promesa de los nuevos soldados de ofrendar su sangre por el imperio inca, el Inca estrecha manos con el actual gobernador de la ciudad imperial, a quien encomienda vele por el imperio.
El último lugar, que acoge el tercero de los actos, es la fortaleza de Sacsayhuamán. Aquí, la ceremonia tiene una duración de cuatro horas y es donde el inca y su séquito presentan sus respetos al Sol.
El Inca reza una oración en lengua quechua y simula un sacrificio para que un chamán pueda predecir la prosperidad y bienestar del año entrante.
Inti Raymi 2021
Tras un año de pandemia, la celebración inca volverá a la ciudad imperial aunque sin publico. Sin embargo, a partir de las 11 a.m todos podremos disfrutarlo de manera virtual.
A través de la señal de TV Perú y las redes sociales del Proyecto Especial Bicentenario y del Ministerio de Cultura, los peruanos podremos presenciar de cerca la majestuosa ceremonia que, en el año del bicentenario, nos recuerda los orígenes de una de las civilizaciones más diversas del mundo y, a la cual pertenecemos.
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