En exclusiva, conversamos con dos exalumnos destacados: Luis Carrera, un joven que creció en Ventanilla y hoy triunfa en Pensilvania, y Kiara Rubí Gatica, quien se convirtió en la primera profesora latina de reggaetón en Indiana.
Por: María Jesús Sarca Antonio | Fotos: Briam Espinoza
A lo largo de 20 años, Vania Masías logró marcar una huella profunda en la danza en Perú y transformó una escena que, hasta ese momento, era casi inexistente. Desde que fundó la Asociación Cultural D1, su visión fue ir más allá de la formación artística y logró convertirse en un proyecto sociocultural y de desarrollo humano.

Vania Masías junto al elenco Kids D1, conformado por niños de 7 a 12 años.
“Hace 20 años, no había una industria de baile, solo ballet y danza contemporánea», dice Vania. Recuerda su formación: «Me iba a tomar clases de jazz, de street jazz, de hip hop, de breaking, de locking, de popping, y me decía ¿cómo no hay todo eso en Perú?«.
Con el paso de los años, y con varias promociones egresadas, Vania cuenta que la mayoría de las escuelas de danza actuales en nuestro país han sido gestionadas por sus antiguos alumnos, quienes replican el modelo que ella estableció.

El PFI es un programa de tres años diseñado para formar a jóvenes de entre 15 y 19 años tanto en lo personal como en lo artístico, con formación en su crecimiento emocional y técnico.
El programa que más destaca en estos 20 años es el Programa Formativo Integral (PFI), que, gracias al respaldo de Help Perú, ahora tienen 70 jóvenes becados de 23 años, brindándoles formación en tres ejes clave: técnicas de danza, habilidades socioemocionales y empleabilidad. «El 70% de nuestros graduados son emprendedores, es una maravilla», dice la fundadora de D1.
Luis Carrera
Conocido como Bboy Dosu, es uno de los ejemplos más emblemáticos del impacto que tiene la formación en la academia. Luis llegó a la escuela a los 13 años, proveniente del distrito de Ventanilla. Con una vida marcada por el sacrificio de su madre, comenzó a forjar su camino en la danza, destacándose rápidamente por su disciplina y su pasión por el breaking.

“D1 es lo mejor que me había pasado en la vida”, resume Luis Carrera.
Su esfuerzo y dedicación lo llevaron a completar el PFI y asumió roles de liderazgo dentro de la academia, coordinando espacios culturales gratuitos en zonas como en el distrito de La Victoria. Además, cursó un diplomado en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC), fortaleciendo su formación académica gracias a la alianza entre D1 y la universidad.
Los talleres de psicología y terapia que ofrecía la academia complementaron su educación profesional. Según él: “Éramos como una familia. Teníamos buenos profesores de baile y de desarrollo humano”. Luis recuerda que en 2011, cuando se le preguntó cómo se veía a corto y largo plazo, respondió: “Voy a ganar la Red Bull y en 10 años voy a estar viviendo en Estados Unidos”. En mayo de ese mismo año, ganó la Red Bull BC One, también fue a Brasil a representar a Perú entre los mejores 16 de Latinoamérica y tres años después, cumplió su predicción y se trasladó a vivir a EE. UU.

Luis Carrera se integró a D1 en el programa Ángeles en el 2006 y ahora se destaca en el breaking en EE. UU.
Su participación en competiciones internacionales, como el Battle of the Year, le dio visibilidad en EE. UU. Paralelamente, financió su educación como masajista terapéutico, logrando su título en el Montgomery Country Community College. Sobre su adaptación en un país extranjero, Luis expresó: “D1 siempre estuvo ahí para mí. A veces necesito hablar de temas profesionales o personales y lo hago con Vania, mis antiguos profesores o compañeros. Fue un camino difícil, pero D1 me entrenó para asumir lo que la vida te enfrenta”.

Muchas de las enseñanzas que recibió Luis en D1 las sigue aplicando en su día a día.
Vania cuenta que hace unos meses recibió una llamada de él diciendo: «Madre (como la suele llamar cariñosamente), me compré una casa en uno de los barrios más lindos de Pensilvania«.
Kiara Rubí Gática
Originaria del distrito del Rímac, Kiara cuenta que se sintió «muy bendecida desde el inicio«. Su paso por D1 comenzó a los 15 años, cuando no tenía los recursos para poder asistir a las clases, pero la oportunidad llegó cuando en 2011 se realizó un casting abierto: «Ese fue mi primer contacto y desde ese momento me cambió la vida«.

«Vania me ayudó a ver el mundo, me enseñó a cómo perseguir mis sueños y empezar a creer en mí», dice Kiara.
Su formación incluyó cursos en administración de empresas en la UPC y cómo manejar una carrera artística con talleres de desarrollo humano. «Gracias a las oportunidades que Vania y su compañía crean, logré hacer mi carrera«, comentó Kiara.
Vania recuerda que ella se destacó rápidamente y se unió a las giras internacionales de D1, como una de las mejores alumnas de la academia, para presentarse en Broadway. «Fue increíble viajar con la compañía a México, Estados Unidos y Londres, y representar a nuestro país», cuenta Kiara.

Kiara pudo comenzar su formación a través de una beca en D1 donde encontró aprendió a usar la danza como un medio para «transformar sus vidas y empoderarse».
Después de esa experiencia, decidió quedarse en Nueva York, donde enfrentó la fuerte competencia: «Al principio fue difícil, porque no soy la única inmigrante; hay muchos con los mismos sueños, pero mi formación en D1 me permitió enfrentar esos desafíos”.
Uno de sus éxitos fue cuando se unió a Latin Expressions Dance Company, una prestigiosa escuela de baile, junto al reconocido bailarín Kyle Culmann, en Indiana. Kiara se convirtió en la primera profesora latina de reggaetón de la ciudad, un lugar donde la danza urbana era prácticamente desconocida. «Empecé con tres alumnos y al final del año ya tenía más de 20», relata, destacando cómo su pasión y visión crearon un «boom».

Kiara junto a Tía Rivera, reconocida bailarina neoyorquina y coreógrafa colaboradora del Beyoncé Renaissance Tour.
Guiada por las enseñanzas en D1, Kiara aprovechó la oportunidad para abrir su propio estudio de danza, donde invitó a coreógrafos internacionales para enriquecer la formación de sus alumnos. «Me da mucha satisfacción ver cómo pude replicar lo que Vania hizo conmigo«, reflexiona. Además, su trabajo con los jóvenes también busca ayudarlos a formarse como profesionales. Hoy, Kiara continúa con su productora y sigue desarrollando su marca como coreógrafa, bailarina y mentora, manteniendo su vínculo con los jóvenes mientras avanza en su carrera.

Kiara junto a la famosa coreógrafa de origen puertorriqueño y peruano, Jessica Castro, quien actuó en dos Super Bowl.
D1: más que una escuela de danza
El método de enseñanza de Vania Masías incluye, además de la formación técnica, un enfoque en las habilidades socioemocionales, lo que distingue a D1 de otras instituciones. “Lo que buscamos es que el bailarín hable con verdad, que baile con lo que realmente siente. El trabajo desde adentro hacia afuera es tan importante como la técnica”, señala.

Parte del elenco de alumnos de Willy Jiménez en baile urbano
La historia de sus alumnos es un claro ejemplo del impacto positivo que la danza y la formación integral pueden tener en la vida de las personas. Como Willy Jiménez, un exalumno de D1 que decidió crear su propio espacio cultural KongCiencia.
Otro exalumno es Harold Echavarría, quien creó su propio programa social en Villa María del Triunfo y logró convertirse en coreógrafo de la NBA. También menciona a Jeremy Iturri que se destacó como coreógrafo y director de danza urbana en la escuela EBAC (Escuela de Baile Arturo Chumbe) y a Mia Noel, directora de Ladies Latinas. Estas historias, junto con las de muchos otros exalumnos, demuestran el poder transformador de D1.

Carlos Chauca, Gabriella Muñoz, Valeria Cerna y Jhonatan Suca son solo algunos de los alumnos de D1.
D1 en sus 20 años
Uno de sus sueños cumplidos es integrar la danza en instituciones educativas y espacios públicos a través de programas como “RevelArte”, en colaboración con el Ministerio de Educación y empresas como Alicorp y Repsol. “Esto nació en la pandemia, pero hoy en día hemos capacitado a más de 3.000 docentes y el proyecto se convirtió en parte de Perú Educa”, explica.
“Lo que buscamos es que cada alumno se sienta capaz de cumplir sus sueños. Que no se vean como víctimas, sino como personas con el poder de lograr lo que se propongan”, expresa Masías. En mente, tiene proyectos ambiciosos: “Mi sueño es poder crear un espectáculo de alto nivel, gestado por peruanos, que se presente en los teatros más grandes del mundo. El talento en Perú es impresionante y no puede seguir siendo subestimado”, afirmó.

«D1 es entrar adentro ‘de uno’ mismo, encontrar nuestro valor que nos hace únicos. Hay que empezar con pequeños pasos, pero empezar y trabajar por nuestros sueños», alienta Vania.
Para celebrar estos 20 años, la academia llevará a cabo varias actividades. Entre ellas, una fiesta en el Museo de Arte de Lima (MALI) el 23 de mayo y una gran gala en el Gran Teatro Nacional, el 20 de septiembre. Vania asegura que estos eventos contarán con la participación de los diferentes elencos de la academia. Además, promete más sorpresas en su colaboración con el músico Lucho Quequezana.
Suscríbase ahora para obtener 12 ediciones de Cosas y Casas por solo 185 soles. Además de envío a domicilio gratuito y acceso instantáneo gratuito a las ediciones digitales