Las viñetas de Dosis Diarias de Alberto Montt han trascendido fronteras y su stand up con Liniers lo ha llevado por distintas partes de América Latina. Aprovechamos su paso por nuestra ciudad a propósito del Design Camp Fest y nos juntamos con él para que nos cuente quién tiene la culpa de que se dedique al humor gráfico y de qué va Los Ilustres, el show que presenta junto al argentino y que llegará a Lima en diciembre.
¿Qué tan importantes han sido las redes sociales en tu proceso no tanto creativo sino de comunicación?
El tema es que con las redes sociales se acortó el espacio entre el que produce una idea y el que la consume. Antes te demorabas años en llegar de Chile a Perú con lo que yo hago, y ahora son doce segundos. El espacio intermedio –que antes tenía un editor, una revista, una impresión, un quiosco– ahora se redujo a un clic. Entonces casi ni se puede hablar de cuál es la importancia en comparación a otra cosa, porque no existe la otra cosa. No es un espacio que se ha facilitado, sino un espacio impensado hace un par de años.
Dentro de tus dibujos, dos de los personajes más populares son Dios y el Diablo. ¿Alguna vez has recibido quejas por esto?
No. Ha habido un par de ocasiones en los que la gente ha entrado y por una u otra razón ha sentido que no era su espacio y no vuelve, pero no he recibido quejas de parte de la religiosidad ambulante… Lo que sí me pasó una vez fue que crearon en Facebook un grupo de denuncia para que cierren mi página y dijeron “este es Alberto Montt, un hereje, hay que cerrarlo”. Entonces hicieron una recopilación de 35 trabajos de Dios y el Diablo ¡y tuvieron muchísimos likes las viñetas! Así gané muchos adeptos.
Eres ateo, ¿cómo empezaste a usar a estos personajes?
Porque crecí en una realidad latinoamericana que es profundamente religiosa y estos son arquetipos a los que les echamos la culpa de todo lo que nos pasa. Y nos sirve, al menos a mí, para jugar con una cosa cotidiana, que es la dualidad. Además, como yo hablo en general de las relaciones entre seres humanos, era obvio que iban a estar estos dos personajes, que son la proyección de nuestros deseos y temores.
Cuando yo empecé a consumir humor gráfico, armé una carpeta en mi computadora que se llamaba «Montt y Liniers», y luego de casi diez años han terminado haciendo stand up juntos. ¿Qué me cuentas de esta relación con él?
Yo soy admirador de Liniers desde antes de empezar con mi blog. Lo que pasa es que cuando yo vi la obra de él –que me rayó– dije “¡ehhh! este tipo hace lo que me gusta”. Era un humor parecido al de un humorista gringo que se llama Gary Larson. Se sentía que se había alimentado de ahí. Y es un tipo de humor que yo amo. Entonces cuando nos conocimos por primera vez los dos nos vimos y fue como “hmmm, yo sé que tú le copias a Gary Larson…” Cuando nos vimos, nos conocimos y nos hicimos amigos muy rápido. A él lo sentí muy cercano y nos divertimos mucho juntos. El stand up es una consecuencia de una amistad que fluye de una manera muy fluida y orgánica.
¿Y qué tal la experiencia del stand up?
Ah,está buenísimo… Es un show en el que nos sentamos, conversamos, hacemos dibujos, nos interrumpimos, improvisamos mucho y nos divertimos bastante, y eso se nota. El 6 y el 7 de diciembre lo vamos a presentar acá en el Teatro Pirandello. Lima es un lugar súper importante para ambos. Lo queremos mucho, nos divertimos mucho y será la primera vez que estemos juntos acá, entonces estamos muy ansiosos.
¿Qué humoristas gráficos jóvenes te gustan?
En Estados Unidos están los Saturday Morning Breakfast Cereal, The Perry Bible Fellowship. En Chile hay un par de humoristas jóvenes que están buenísimos, como Catalina Bu, Francisco Olea, Malaimagen.
¿Quién es el culpable de que Alberto Montt se haya dedicado al humor gráfico?
Indirectamente, mi viejo. Él me compró las primeras revistas de Mafalda. Luego la familia de mi madre, que tiene una mirada del mundo muy personal y única. Son como quince hermanos y cada uno tiene su mirada extraña, y haber crecido con ellos me da una perspectiva muy moldeable y modelable. Ese fue un primer puntapié.
¿Qué tan importante es el humor en tu vida diaria?
Yo vivo la vida desde el humor, el humor entendido como una mirada diferente, no desde la risa. El humor asociado con la risa es extraño…
¿Con humor crítico entonces?
El humor crítico no es para reír, muchas veces es para suicidarse… Lo que me gusta es la sorpresa cuando llega un Wes Anderson y te hace mirar una realidad desde un punto de vista que tú no tenías previsto. Ahí está haciendo humor. Entonces yo vivo mi vida con humor: a veces con risa, a veces con enojo, pero con humor siempre.
Por último, una de tus viñetas más populares fue la del brócoli, la nuez y el hongo… ¿algún día va a llegar la venganza del hongo?
Bueno, me ataca los pies de vez en cuando. (Ríe)
Por Omar Mejía Yóplac
Video de Jimena Gallarday