Una casa que sobrevuela y recorre diversos niveles con una escultórica apuesta tanto interior como exterior. Jorge Cheng y Lorena Franco trabajaron en un proyecto que les permitió experimentar con materiales como el concreto y el acero corten.
Por Stefano de Marzo / Fotos de Jorge Cheng
Un camino de tierra afirmada se sale de la carretera para llegar al destino. La casa se ubica dentro de un fundo de veinticuatro hectáreas, a tan solo veinte minutos al norte de la ciudad de Piura. Unos cincuenta caballos de paso ocupan el terreno con sus caballerizas. La residencia se planteó frente a la cancha de estos tradicionales animales de la costa peruana.
Jorge Cheng, uno de los arquitectos a cargo del proyecto, comenta que la casa se creó para que los dueños, junto a sus invitados, pudieran disfrutar al máximo del fundo y los caballos. “El cliente tenía muy claro qué espacios deberían considerarse en el diseño”, asegura Cheng. “Más allá de una sala, comedor y cocina, los espacios que se debían considerar incluían una gran terraza para fiestas, con piscina y bar, un salón para trofeos y una cava; y en un segundo nivel, para poder contemplar el paisaje, un dormitorio principal, una sala de estar y dormitorios de visita”.
Como parte del proceso de diseño, la dupla Cheng y Franco viajó en repetidas ocasiones a Piura y asistió a campeonatos y exhibiciones de caballos de paso, para así conocer al cliente y su mundo. El proceso duró ocho meses. Finalmente, se decidieron por una casa donde volúmenes elevados contemplaran tanto a los caballos como al paisaje. En este esquema, la sala de trofeos/cava se convertía en el eje central del proyecto. “En este espacio de triple altura se ubica una escalera de caracol escultural que al ser recorrida permite a los usuarios contemplar todos los logros y reconocimientos del cliente y sus caballos”, añade Lorena Franco sobre esta particularidad del proyecto.
Otro tema fundamental dentro del diseño fue el recorrido que se trazó desde las caballerizas hacia la cancha. Se trató de manera especial en el uso de los voladizos, al abrir la casa al camino por donde los caballos pasarían. Por otro lado, el dormitorio principal en el segundo piso se planteó como un gran mirador para apreciar la cancha de los caballos, la puesta del sol y el paisaje. “A su vez, al ser este un volado de ocho metros, genera la sensación de que se está flotando en medio del paisaje”, añade Cheng.
Juego de luces
El proyecto se desarrolla en tres volúmenes elevados, apoyados sobre un cuarto volumen que contiene el programa social. Se cuenta con dos niveles y un sótano. La parte privada de la casa se encuentra en el segundo nivel, sobre las áreas sociales. Ahí se ubican el dormitorio principal, cuatro dormitorios de visita y la sala de estar. “Todos articulados por la sala de trofeos y unidos por un corredor que atraviesa espacios de doble y triple altura”, comenta Franco. “En los espacios del segundo nivel se puede apreciar parte de la estructura metálica de la casa y los paneles perforados que recubren las fachadas, generando un juego de luces al interior de la casa”.
Por otro lado, un aspecto importante de esta casa es el geográfico. El fundo se encuentra rodeado de áreas verdes y desierto, entre caminos de trocha. Esta dualidad fue capital para la selección de materiales por parte de los arquitectos. “Queríamos que resistan la dureza del desierto, pero que resalten en cualquiera de las dos condiciones”, asegura Franco.
Por ello, en los acabados predominan el acero corten (acero oxidado) y el concreto expuesto caravista. Se buscó así lograr sencillez, uniformidad y durabilidad en la fachada exterior. Los paneles de acero corten que recubren la casa tienen diferentes diseños. “La idea era contar con diferentes tamaños de perforaciones, dependiendo del ambiente o cerramiento que se tenía detrás”, señala Cheng. Este sistema de panelización no solo logra un singular lenguaje de fachada, sino que también brinda a la casa un aspecto diferenciado de día y de noche, que resalta por su enfoque escultórico.
Artículo publicado en la revista CASAS #245