La vacunación contra el COVID-19 es un proceso que va en aumento gradual. Cada día más países y personas tienen acceso a vacunas, lo cual ha facilitado la lucha contra el virus. Ahora una pregunta se encuentra en la mente de los ya vacunados: ¿cuánto dura la inmunidad?
Por Redacción COSAS
Conforme más ha avanzado el proceso de vacunación, una interrogante se ha colado en la mente de muchos: ¿cuánto nos va a durar la inmunidad? Una pregunta válida, la cual, desafortunadamente, aun no cuenta con una respuesta concreta.
Es necesario recordar que, a pesar de los avances logrados, no ha pasado el tiempo suficiente desde el inicio de la enfermedad y del proceso de vacunación para contar con una respuesta definitiva basada en la evidencia. Empero, ya existen algunos hallazgos alentadores.
Memoria inmunológica
Cuando el sistema inmunitario entra en contacto con un antígeno por primera vez, los componentes de la respuesta específica tardan algunos días en activarse completamente. Por ello, a veces sucumbimos ante las infecciones.
No todo es malo. Con cada infección entran en acción células memoria. Estas nuevas células son de larga vida y retienen información clave para destruir al antígeno en caso de una posible reinfección; así, la respuesta es más rápida, potente y eficaz. Es por ello la importancia de vacunarnos, porque empezamos a generar células memoria capaces de controlar distintos patógenos.
Células plasmáticas de larga vida
Así, la célula memoria trabaja en conjunto con las plasmáticas, las cuales realmente producen los anticuerpos. Es gracias a estas que quienes sufrieron enfermedades típicas de la infancia (sarampión, paperas), hasta la fecha tienen anticuerpos que los protegen de las mismas.
Si bien existen células plasmáticas de corta vida, las cuales mueren cuando acaba la infección; en determinadas ocasiones se generan otras células muy peculiares que se encuentran en unos nichos especiales en la médula ósea. Conocidas como células plasmáticas de larga vida, siguen produciendo anticuerpos que neutralizan nuevas infecciones.
Es gracias a este dúo que las personas no volvemos a contraer ciertas enfermedades, y en los casos de reinfección, la gravedad es menor. Ahora la pregunta del millón: ¿aparecen en el caso del covid-19?
¿Células memoria y plasmáticas de larga vida en covid-19?
Lo importante ahora es entender que la infección del coronavirus sí genera células memoria y plasmáticas de larga vida. Estudios recientes sobre el SARS (una de las variables graves del coronavirus) han conseguido encontrar anticuerpos neutralizantes 17 años tras la infección.
Por tanto, si bien los temores de que la inmunidad frente al SARS-CoV-2 (COVID-19) fuera efímera estaban justificados, ahora sabemos, gracias a nuevos estudios, que la protección puede llegar a durar 12 meses. Esto dependerá de las células memoria más eficaces.
Una aclaración necesaria: La memoria frente a los coronavirus causantes del resfriado no es muy potente, por eso nos enfermamos frecuentemente. En el caso del SARS, sabemos que los anticuerpos en personas que pasaron la enfermedad disminuía rápidamente y apenas eran detectables dos años después. Mientras que las células memoria productoras de anticuerpos (linfocitos B) desaparecen antes de los 6 años, por lo que a partir de entonces habría desprotección.
Así, mucha de la información trabajada se basa en lo aprendido con otras variantes del coronavirus. Siendo el SARS una de las más graves, y en base a la evidenicia rescatada hasta la fecha, se espera las células memoria y plasmáticas de larga vida tenga una reacción similar frente a la COVID-19.
Sobre las nuevas variantes
Entonces, ¿ya no tendremos que vacunarnos nunca más contra el COVID-19? Probablemente no, aunque solo el paso del tiempo lo dirá. Lo más probable es que se necesite administrar «dosis de recuerdo» para reforzar la inmunidad en algún momento. Claro está, toda esta inmunidad es la generada frente al virus original, que es el contenido en las vacunas que estamos administrando.
Por ello, no podemos incluir nuevas variantes. Si estas son lo suficientemente diferentes de la original, podrían conseguir escapar a nuestras células memoria. En estos casos, habría que administrar vacunas específicas contra nuevas variantes. No podemos olvidar que el COVID-19 es una variante del coronavirus que causa el resfriado común y ya sabemos lo que sucedió.
Es imperante recordar que, a pesar del clima actual de mayor optimismo de la comunidad científica, no podemos bajar la guardia. El virus va a seguir rondando durante un tiempo, por lo que tendremos que vigilarlo estrechamente y vacunarnos para evitar que mute. Está en nuestras manos acabar con la pandemia.
Suscríbase ahora para obtener 12 ediciones de Cosas y Casas por solo 185 soles. Además de envío a domicilio gratuito y acceso instantáneo gratuito a las ediciones digitales