Un informe de “The Economist” reúne las razones por las cuales es primordial empoderar a las mujeres para lograr un desarrollo conjunto como nación.
Por Redacción COSAS
Los recientes acontecimientos en Afganistán tras la toma del poder de los talibanes han visibilizado una realidad llena de sufrimiento y limitaciones para las mujeres, lo cual lleva a reflecionar sobre la importancia del desarrollo personal y profesional de este grupo humano en la creación de países más exitosos.
Un informe de “The Economist”, publicado el 11 de septiembre, cita a Hilary Clinton cuando, hace una década, decía que la subyugación de las mujeres constituía una amenaza para la seguridad común del mundo, pues las sociedades que las oprimen tienen más probabilidades de ser violentas, lo que genera inestabilidad.
Actualmente, las naciones que tienen conflictos son aquellas cuyas mujeres no forman parte del gobierno porque no disponen de las mismas oportunidades que los hombres o porque, simplemente, no existen, debido a que son abortadas selectivamente o desatendidas provocándoles la muerte.
Opresión y violencia
Por otro lado, el reporte también abarca un análisis a las prácticas radicales contra las mujeres, que contemplan los matrimonios precoces, que implican dinero para la entrega de las niñas, la violencia patriarcal o la indulgencia legal que exime de castigo a los violadores al casarse con sus víctimas.
Los resultados revelan que estas actitudes en contra de los derechos básicos de las mujeres están altamente correlacionadas con la inestabilidad y violencia en los países y sugieren que países como Arabia Saudita, Pakistán o incluso en la India cuentan con una estabilidad que no puede darse por sentada.
Dichas revelaciones otorgan la oportunidad de estudiar la geopolítica a través del prisma del género y dejan importantes lecciones sobre lo crucial que resulta la inclusión de las mujeres en espacios políticos como la firma de los acuerdos de paz, según The Economist.
El artículo sugiere que la paz tiende a durar más cuando hay mujeres en la mesa, pues existe mayor compromiso a la continuación de esta, lo que se ve reflejado en Liberia, país que puso fin a su guerra civil gracias a la inclusión de mujeres en espacios de diálogo.
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Sobre la necesidad del empoderamiento
La clave para replicar el éxito del desarrollo de los países es simple: empoderar a las mujeres. El inicio debe verse reflejado en brindar oportunidades de educación a las niñas, que dejan la escuela para trabajar o casarse, prohibir el matrimonio infantil y la mutilación genital femenina.
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A ello, suma The Economist, debería sumarse una educación integral que permita una deconstrucción social que libere a las sociedades de estereotipos machistas, aunque ello, parezca una realidad utópica en varias partes del mundo.
Si bien la mayoría de estas tareas son responsabilidad de los gobiernos de cada país, los activistas y lideres sociales juegan un papel importante, por ejemplo, en la elevación de la edad mínima para el matrimonio en más de 50 países desde el 2000 o en donaciones que contribuyen a la educación de las niñas en países orientales, lo que ha llevado a que la matrícula primaria aumente del 64% en 1970 a casi el 90% en la actualidad.
El cambio de las sociedades empieza dando voz y voto a todos los grupos. En pleno 2021, los gobernantes deben comprender que es imposible que las naciones prosperen si no se tiene en cuenta los intereses de la mitad de la población, finaliza la revista británica.
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