Con la Copa del Mundo a la vuelta de la esquina, unos treinta mil peruanos se preparan para viajar a la lejana Rusia para alentar a nuestra selección. Aquí les ofrecemos una breve guía para no estar (tan) desorientados en las tres ciudades que recibirán a Perú en la primera fase del torneo.
Por Raúl Cachay A.
1. Saransk:
La capital de la República de Mordovia, a unos 650 kilómetros al sudeste de Moscú (nueve horas en tren y una hora y media en avión desde la capital rusa), será escenario de la histórica reaparición de nuestra selección en los mundiales de fútbol, el 16 de junio, cuando llegue el esperadísimo partido contra Dinamarca (11 a.m., hora peruana).
Saransk es también la sede más pequeña y menos habitada de Rusia 2018 (con 328 mil personas, ocupa el puesto 64 en el ranking de población de las ciudades rusas). Es conocida, entre otras cosas, por la gran cantidad de cárceles que se instalaron allí durante el régimen estalinista (en la ciudad hay nada menos que veinticinco centros penitenciarios, aunque la mayoría se encuentra en estado de abandono) y por su escasa tradición futbolera: mientras el cuadro local, el FC Mordovia Saransk, navega sin pena ni gloria entre la segunda y tercera división del torneo ruso, el deporte más popular en Saransk, por larga distancia, valga la redundancia, es la marcha olímpica.
Otro rasgo que parece identificar a Saransk es la sensatez de sus gobernantes: así como una de las tribunas de su estadio será desmontada cuando termine la Copa del Mundo, las obras de ampliación que se han hecho en el aeropuerto local –que, para cumplir con los requisitos de la FIFA, debe estar en condiciones de recibir vuelos internacionales– también son de carácter transitorio. Todos allí esperan que las cosas vuelvan a la normalidad cuando se extinga la locura mundialista.
Atracciones turísticas:
Los peruanos que acompañen a nuestra selección a esta ciudad podrán relajarse antes del partido recorriendo el inmenso y hermoso Parque Alexander Pushkin, o haciendo sendas visitas a la pintoresca Catedral de Teodoro Ushakov o al muy soviético Museo de la Memoria Militar y la Hazaña Laboral de 1941-1945.
Personajes ilustres:
Aunque el ídolo local es Alexéi Nemov (cuatro veces campeón olímpico de gimnasia), el residente más famoso de la ciudad es el actor francés Gérard Depardieu, quien se estableció en Saransk huyendo de una acusación de evasión tributaria en su país natal.
Comida típica:
El plato nacional de Mordovia es el “medvezhia lapa” o “pata de oso”, en su traducción al español. Pero no se asuste, ningún peludo plantígrado será sacrificado para su deleite culinario: se trata de un filete de carne de vaca cubierto de trocitos de pan. En Saransk también está “el mejor esturión que se puede encontrar”, según escribió León Tolstói en 1906.
2. Ekaterimburgo:
Ubicada en el límite mismo entre Europa y Asia, Ekaterimburgo se encuentra a 1500 kilómetros al este de Moscú (dos horas y veinte minutos en avión); es la capital de los Urales y el lugar donde Perú intentará repetir aquella hazaña de 1982 en el Parque de los Príncipes, cuando enfrente a la selección francesa, una de las favoritas del certamen, el 21 de junio a las 10 a.m. (hora peruana).
A diferencia de Saransk y sus modestas proporciones, Ekaterimburgo es una urbe colosal, la tercera más grande del país, y uno de los núcleos de su producción industrial. También es famosa porque allí se perpetró el asesinato de la familia Romanov a manos de los bolcheviques en 1918, con lo que terminó para siempre la era de los zares en Rusia, y porque, décadas después, fue el lugar escogido por Stalin para esconder y proteger las invaluables piezas artísticas del Museo Hermitage del inminente saqueo de los nazis.
El origen del nombre de la ciudad es más bien romántico: el emperador Pedro el Grande la bautizó así al fundarla en 1723 en honor de su esposa Catalina (Yekaterina en ruso). Entre las curiosidades que podrán conocer los hinchas peruanos que lleguen a Ekaterimburgo, además del edificio más alto del país fuera de Moscú (un centro comercial de más de 188 metros de altura), están algunos de los monumentos más desconcertantes de todo Rusia, como la estatua en honor al “hombre invisible” que se ubica frente a la Biblioteca Municipal –un pedestal vacío de bronce con las huellas de dos pies–, o el primer monumento erigido en homenaje a un personaje televisivo en el país, Guena Bukin, protagonista de “Felices juntos”, algo así como el equivalente ruso de “Al fondo hay sitio”.
Atracciones turísticas:
Entre los atractivos históricos y culturales de la ciudad, vale la pena visitar la Catedral de la Sangre Derramada, un templo ortodoxo construido en 2003 en el mismo lugar donde fueron asesinados el zar Nicolás II y toda su familia, entre el 16 y el 17 de julio de 1918. Allí también se puede recorrer un museo consagrado a rescatar el legado de los Romanov.
Personajes ilustres:
Ekaterimburgo es la tierra natal de Boris Yeltsin, el primer presidente de la Rusia postsoviética, quien gobernó el país entre 1991 y 1999. La ciudad le rindió tributo al inaugurar en 2015 el Centro Presidencial Boris Yeltsin, que incluye un museo y un centro cultural, y que suele ser blanco de críticas por la manera en que, según sus detractores, “distorsiona por completo la historia reciente del país”.
Comida típica:
Por su ubicación geográfica –frontera natural entre dos continentes–, la gastronomía de Ekaterimburgo es una de las más complejas e interesantes de Rusia, ya que combina elementos asiáticos y europeos. Los pelmeni son los emblemas culinarios de la región: masas rellenas, similares a los tortellini italianos, que son servidas en una gran cantidad de presentaciones y variedades.
3. Sochi:
Los hinchas peruanos, amantes inveterados de la playa, seguramente se sentirán muy a gusto en la ciudad que recibirá a nuestra selección para el decisivo partido frente a Australia en el cierre de la fase de grupos, el 26 de junio a las 9 de la mañana (hora peruana).
Ubicada a 1600 kilómetros al sur de Moscú (otras dos horas y veinte minutos en avión), Sochi, la ciudad más meridional de Rusia y la segunda más larga del mundo –su costa se prolonga por unos 150 kilómetros–, es el balneario más importante del país, al punto que en su momento fue escogido tanto por Stalin –su ‘dacha’ de verano está abierta para las visitas turísticas– como por Vladimir Putin para disfrutar allí de los placeres del mar Negro.
Muchos recordarán este encantador balneario por haber sido sede de los aparatosos Juegos Olímpicos de Invierno de 2014 (un alarde de poder del actual mandatario ruso), pero lo cierto es que se trata de una de las sedes más atractivas, a todo nivel, de la Copa del Mundo, ya sea por la amplitud de sus espacios públicos, la belleza de su geografía (a un lado, el Mar Negro, al otro, los picos nevados del Cáucaso; y entre ellos, el Parque Natural de Sochi, con osos, leopardos de nieve, lobos, zorros y jabalíes, entre sus especies endémicas) y un clima extrañamente amable y cálido para Rusia –se puede tomar sol, digamos, desde mayo hasta octubre–. Todo esto la ha convertido en un centro neurálgico del turismo en el país, con unos 6 millones de visitantes en promedio cada año.
Atracciones turísticas:
Bañada por el Mar Negro y el río Sochi, la ciudad está llena de playas perfectas para que los hinchas peruanos puedan desconectase de la tensión mundialista durante unos minutos. Entre ellas, la más concurrida es la Playa de la Riviera, aunque muchos prefieren Adler, localidad que también forma parte del municipio de Sochi. En cualquier caso, vayan con cuidado: las playas no son de arena fina, sino de cantos rodados. Los más aventureros podrán también hacer trekking en el Monte Akhun, recorrer las misteriosas Cuevas de Vorontsovka o empaparse de cultura en el Museo de Arte de Sochi.
Personajes ilustres:
Sochi es tierra de deportistas. Allí nacieron leyendas de la era soviética como el tenista Yevgueni Káfelnikov y el gigantesco basquetbolista Vladimir Tkachenko, de más de 2,20 metros de estatura. Y allí también se formó y aprendió a jugar tenis la ex número uno del mundo Maria Sharapova.
Comida típica:
Aunque se trata de un platillo originario de la república de Georgia, el khachapuri –pan relleno de queso y mantequilla, coronado por un huevo frito, es decir, el desayuno perfecto– es muy común en los restaurantes de Sochi, al igual que el khinkali (otro tipo de pasta rellena) y el shashlik (una versión local del anticucho).