Cuando uno piensa en Carolina Herrera, casi invariablemente, surge la siguiente sucesión de imágenes: una camisa blanca perfecta (quizá lo más cercano a la camisa blanca ideal, según la teoría platónica de las formas); entre las solapas de la camisa, un collar de enormes perlas barrocas cuya irregularidad pareciera querer desafiar la sencillez y precisión del peinado; y para cerrar el cuadro, una falda negra, voluminosa como una campana, en estricto contraste con la severidad y blancura de todo lo anterior. La boca roja, obviamente.

Lo que hay detrás de este cuadro icónico que resume a la casa Herrera es un misterio, que se abre un poquito al mundo cada vez que presenta una nueva creación. Eso ocurre ahora mismo con el lanzamiento de la fragancia Good Girl, que lleva el lema “It’s so good to be bad”. “Al empezar el proceso creativo para esta nueva fragancia, leí muchas entrevistas que dio mi madre a lo largo de su vida, y me encontré repetidas veces con un mismo concepto: la dualidad. La dualidad entre la luz y la oscuridad, entre ser una chica buena y una un poco naughty. Esta dualidad es una fuerte característica de mi madre, y es una faceta que no habíamos trasladado a una fragancia”, explica con sencillez Carolina Herrera de Báez.

Good Girl viene en una elegante botella en forma de stiletto, en presentaciones de 50 y 80 ml.

Good Girl viene en una elegante botella en forma de stiletto, en presentaciones de 50 y 80 ml.

Una mujer sin misterio es una mujer aburrida”, afirma, en efecto, la señora Herrera, en una cita que ha sido rescatada para la campaña de la nueva fragancia. Ese “misterio” es quizá una manera elegante de decir que una mujer no debe ser siempre buena ni siempre “mala”. “Eso sería predecible”, dice Karlie Kloss, imagen y embajadora de la fragancia. Luego de conversar con ella durante el lanzamiento, nos queda claro que no existe una mejor persona para asumir esta tarea.

Nacida en Chicago, fue bailarina de ballet hasta los 15 años, cuando, habiendo llegado al metro ochenta y seis de estatura, el universo no pudo ya detener su paso hacia las pasarelas del mundo. “Es profesional de pies a cabeza, inteligente, astuta, siempre amable y dulce”, afirma Carolina Herrera de Báez. Karlie es una perfecta good girl a quien no le molesta de vez en cuando portarse como una chica algo atrevida.

Pero ¿cómo es una chica “mala”? A modo de respuesta, Karlie nos cuenta que el día de la sesión de fotos –en la que debía mostrar una eventual pierna desnuda y un poco de vestido resbalándose por un hombro– Mario Testino tenía tan claro el concepto que terminaron fotografiando en cuatro horas lo que iba a durar todo un día, y se quedaron con la primera toma que hicieron. “Como terminamos antes, Mario y yo nos fuimos directo del shoot, que era en una casa hermosa en las afueras de Madrid, al avant premier de “Zoolander” en la ciudad. Llevé el vestido que había usado durante el shoot. Fue una noche divertida”.

Para plasmar este concepto, la casa Herrera recurrió a la perfumería Givaudan, que, bajo la dirección de la célebre Louise Turner, supo interpretar la visión. “El resultado es una fragancia de múltiples facetas, donde se percibe la dualidad entre la luz y la oscuridad, sin perder el glamour que esperan las mujeres de la casa Herrera”, dice Carolina Herrera de Báez, quien sonríe satisfecha del resultado de sus últimos cinco años tras el proyecto, gracias al cual tenemos un nuevo atisbo de ese universo de sofisticación y misterio creado por su madre.

Por Adriana Miró Quesada

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