Últimamente estoy sintiendo que la relación con mi mejor amiga se está volviendo un poco tóxica. Se convirtió en mi íntima amiga desde que teníamos 15 años (tenemos ambas 30 años) y literalmente vamos juntas a todos lados. Sin embargo, he empezado a sentir que tiene una conducta pasivo-agresiva hacia mí: solo se dedica a criticar y cuestionar todo lo que hago e incluso ridiculizarme frente a otros. Todo esto se ha visto exponenciado desde que le conté que había empezado a flirtear con un chico nuevo y tuve el error de presentarlo. Primero pensé que era solo una mala racha entre nosotras y que yo estaba exagerando, pero me acabo de enterar que le está escribiendo a este chico a mis espaldas. ¿Qué debería hacer?
Esta pregunta me encanta porque a mi me pasó algo muy parecido con una examiga del alma que se ganó el apodo de “la coca” ya que se presentaba como tu mejor amiga, pero al final del cuento era tu peor enemiga. Aunque no necesariamente el detonante fue el mismo que el tuyo, los red flags se ondeaban frente a mis narices, y yo, yendo en contra de todo consejo, tanto de mi familia como demás amigos, (vamos, mi papá se refería a ella como “la chusma”), tanto por miedo como por costumbre, decidí seguir ahogándome más de la cuenta en la toxicidad de esa relación.
Y es que, con amistades largas, puede ser difícil de reconocer cuando una relación que ha sido tan significativa en tu vida se vuelve tóxica y es momento de preguntarse a uno mismo, ¿mi amistad será real? Primera pista: si te lo tienes que preguntar es porque probablemente no lo sea y sea tan solo una afinidad circunstancial que se extendió más de la cuenta.
Si no lo hubiera vivido en carne propia, te diría que antes de tomar decisiones drásticas, reflexiones sobre la historia de tu amistad con ella y la complicidad que han podido construir a lo largo de los años. Dale a tu amiga una oportunidad, por lo menos de conversar y descubrir de dónde provienen estos malentendidos, o tal vez alguna frustración que ella esté sintiendo que la haga comportarse de esta manera.
Pero, hablando de mi propia experiencia (no por nada se dice que la diabla sabe más por vieja que por diabla), cuando la dinámica se torna negativa y se manifiesta en comportamientos pasivo-agresivos, críticas constantes y, sobretodo, trata de robarte al galán– atentando contra el primer mandamiento de la ley de la amistad– es crucial abordar la situación. Lo sé, es doloroso, y cuando hay costumbre de por medio puede ser aterrador, pero a veces por amor propio una tiene que armarse de valor, darse su lugar y decir: ¡mendiga, no me vengas a taconear a mí que te conocí descalza!
No voy a negar que en las relaciones cercanas, especialmente las amistades de toda la vida, es normal encontrarse con altibajos, pero para mí, las verdaderas amistades son las que vienen a aligerar, más no cargarnos más. Por otro lado, los amigos de verdad son los que están contigo en las buenas, en las malas y en las feas, y creo que esa chica no te conviene en lo absoluto (que no te sorprenda que con el tiempo le vayas encontrando aún más culebras, ¡no pondría mis manos al fuego por ella!)
La vida está llena de cambios, y a veces, es necesario dejar ir lo que nos hace daño para que lo bueno pueda alcanzarnos. Además recuerda: “Tus vibras atraen a tu tribu”. Así que deja de preocuparte por ella, y enfócate en rodearte de las personas correctas. Con el tiempo agradecerás haber cortado esa amistad, ya que cuando la gente tóxica se aleja, es como si la basura se sacara sola.
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