Los atletas peruanos que obtuvieron medallas para el país en los Juegos Panamericanos Lima 2019, casi sin excepción, han debido forjarse solos en el complejo mundo del deporte de alta competencia. En este reportaje, nueve de ellos nos hablan de sus sueños, sus carencias y sus proezas. Y lanzan una advertencia: para que ellos puedan repetir sus proezas y mantenerse en la élite internacional, es imprescindible que la empresa privada también se anime a probarse la camiseta roja y blanca.
Por Raúl Cachay A. / Fotografía Yumiki Moromisato
Todos los deportistas que aparecen en este reportaje pertenecen a la élite mundial de sus respectivas disciplinas y, en conjunto, ostentan un palmarés de títulos nacionales e internacionales tan profuso que sería materialmente imposible dar cuenta de todos sus triunfos y éxitos en un solo artículo. Todos, además, fueron protagonistas de gestas memorables en los recientes Juegos Panamericanos Lima 2019 y obtuvieron algunas de las 39 medallas que redondearon la mejor performance de una delegación peruana en la historia de este evento multideportivo. Solo cuatro años antes, en Toronto 2015, la cosecha blanquirroja de preseas fue de apenas 12, con únicamente 3 de oro, mientras que en Guadalajara 2011 ni siquiera conseguimos subir a lo más alto del podio: solo obtuvimos dos de plata y cinco de bronce. No obstante, pese a todo lo dicho, en la práctica todos ellos siguen siendo llaneros solitarios: sin un apoyo sostenido de la empresa privada o el estado, sudando hasta la última gota para destacar en deportes que jamás tendrán la cobertura mediática -y los fondos- del fútbol masculino o el voléibol femenino, nuestros campeones, casi sin excepciones, han tenido que resignarlo todo para mantenerse en la alta competencia. Y cuando decimos ‘todo’, no hay exageración posible: muchos de ellos han debido sacrificar profesiones, relaciones personales, pasatiempos y mucho más para alcanzar sus sueños de gloria deportiva.
La frontonista Claudia Suárez, los surfistas María Fernanda Reyes y Lucca Mesinas, la judoca Yuliana Bolívar, los karatecas Carlos Lam, Oliver Del Castillo y John Trebejo, la velerista María Belén Bazo y el tenista Sergio Galdós, los protagonistas de nuestra espectacular producción de portada, pertenecen a la primera línea de la élite del deporte peruano. Algunos ya lograron clasificarse a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y otros apuntan a conseguirlo en los próximos meses, pero todos lograron acceder al podio durante los últimos Juegos Panamericanos. Pese a las limitaciones e inconsistencias de siempre -tan solo la semana pasada, el 23 de octubre, el presidente del Instituto Peruano del Deporte, Sebastián Suito, se vio forzado a presentar su renuncia al cargo luego de que se divulgara que ese órgano estatal le retiraría el apoyo a nada menos que 147 deportistas peruanos de alta competencia: un escándalo y, sobre todo, un despropósito, apenas dos meses después del cierre de los Juegos-, todos ellos esperan que Lima 2019 represente un antes y un después para el deporte en el país.
En la cresta de la ola
Si hay un deporte que en tiempos recientes ha sabido brindarle satisfacciones al país de una manera permanente y al más alto nivel internacional, ese sin duda es el surf, una disciplina que ‘debutó’ este año en los Juegos Panamericanos y que empezará a ser olímpica a partir de Tokio 2020. Como todos lo habían anticipado, el equipo de surfistas peruanos tuvo una actuación descollante en Lima 2019 y cosechó tres medallas de oro, tres de plata y una de bronce. Además, Lucca Mesinas y Daniella Rosas prácticamente aseguraron sobre las olas de Punta Rocas su presencia en los Juegos Olímpicos de Japón, donde nadie discute que serán firmes candidatos a alcanzar las instancias finales de la competencia.
“Yo nunca imaginé que alguna vez participaría en unos Juegos Olímpicos. Mi meta siempre fue llegar al tour mundial y estar entre los mejores del mundo. Pero una vez que se supo que el surf ingresaría a Tokio 2020, mis sueños y mis metas cambiaron”, asegura Lucca Mesinas, vencedor absoluto en el open masculino de Lima 2019. “He competido en varias fechas del tour mundial en Japón, incluso en la misma playa donde se realizará la competencia durante los Juegos Olímpicos. Las olas allá son totalmente diferentes a las que tenemos en el Perú. Quizás las más parecidas acá sean las de Punta Roquitas o Puerto Nuevo, al sur, aunque lo difícil del surf es que nunca vas a saber exactamente cómo será la ola que te tocará al momento de competir. Quiero llegar a Tokio 2020 en mi mejor momento, con el mejor físico posible”.
Para Mesinas, las semanas posteriores a los Juegos Panamericanos fueron particularmente intensas, lo que no le permitió llegar en condiciones óptimas a las competencias en las que participó luego de Lima 2019, en lugares como Portugal y, otra vez, Japón. Naturalmente, no se arrepiente de nada. “Nunca antes había participado en un evento deportivo tan impactante como Lima 2019”, destaca.
Aunque el longboard, la modalidad del surf en la que fue medallista de plata en Lima 2019, no estará en Tokio 2020, María Fernanda Reyes no pierde las esperanzas de que eso cambie en un futuro no muy lejano. A los 20 años, la surfista peruana ya forma parte de la élite internacional en una de las especialidades más duras y demandantes de la tabla, en la que su amigo y referente, ‘Piccolo’ Clemente, ganador del oro en Lima 2019, es ya una suerte de icono mundial. “La reacción de la gente con los Juegos Panamericanos fue increíble. No pensé que existiría tanto apoyo hacia los surfistas peruanos. Y la exposición en los medios que tuvimos también fue importante para poder conseguir auspicios, porque realmente no alcanza con lo que nos puede dar el IPD. Tenemos que hacer muchos viajes para poder competir en el tour mundial. Solo después de los Panamericanos, tuve campeonatos en Galicia, España, y Nueva Zelanda. Y en lo que queda del año tengo que viajar a Brasil y Puerto Rico”, afirma ‘Mafer’, quien tiene como principal objetivo conseguir el título mundial (este año terminó sexta en el ránking de su categoría) para, de esta manera, ser condecorada con los laureles deportivos de la patria.
Los mejores de América
Once de las 39 medallas logradas por la delegación local en Lima 2019 fueron de color dorado: otra marca histórica y quizás irrepetible para nuestro deporte. Algunos de nuestros campeones partían como favoritos absolutos en sus disciplinas, pero otros no tanto. En el primer caso, podemos mencionar a la maratonista Gladys Tejeda, la karateca Alexandra Grande, la esquiadora Natalia Cuglievan, el squashista Diego Elías o los ya mencionados surfistas Mesinas, Rosas y Clemente. En el segundo, quizás no hubo alegría más grande que la que nos brindaron los integrantes del equipo peruano de karate en la modalidad de kata masculino, formado por Lam, Del Castillo y Trebejo.
Claudia Suárez, de 51 años y veinte veces campeona nacional de frontón, disciplina deportiva nacida en Perú en 1945 que este año también debutó en unos Juegos Panamericanos, era una de las atletas peruanas que iniciaron su participación en Lima 2019 sabiéndose ampliamente favoritas para obtener la primera medalla.
“Esto es lo más importante que le ha pasado a la paleta frontón peruana y es por lo que hemos venido trabajando durante mucho tiempo. Espero que sea el principio del despegue del frontón en el mundo. Que todos lo conozcan y que sepan que es lindo. Ya se practica en unos trece países. Vamos a seguir para ver hasta dónde podemos llegar. Ojalá las nuevas generaciones disfruten de lo que yo no pude disfrutar antes”, dijo Suárez, todavía en caliente, poco después de derrotar a la cubana Wendy Durán, de 18 años (33 menos que la peruana), en la final del frontón en los Panamericanos de agosto pasado. Hoy, espera que las autoridades permitan que más deportistas puedan aprovechar las magníficas instalaciones que se edificaron en Villa María del Triunfo para las diversas pruebas de la pelota vasca de Lima 2019, que permanecen inexplicablemente cerradas desde el fin de los Juegos, y cruza los dedos para que se mantenga la presencia del frontón peruano en los Panamericanos de Santiago 2023.
Aunque los tres karatecas que integran nuestro equipo de kata cuentan con trayectorias deportivas repletas de títulos y triunfos, la medalla de oro que obtuvieron de forma impecable en Lima 2019 no estaba en los cálculos previos de la mayoría de especialistas. Quizás por eso, Carlos Lam, Oliver del Castillo y John Trebejo, cuando ganaron la medalla de oro, nos regalaron uno de los momentos más emocionantes y entrañables de todos los Juegos.
“Desde que supimos que nuestra modalidad sería incluida en Lima 2019, teníamos la certeza de que sería una oportunidad única para dar a conocer nuestra disciplina y, como se ha visto, que generaría un antes y un después para el deporte peruano. Los tres nos esforzamos muchísimo, porque no sería un torneo fácil. Antes de los Panamericanos tuvimos algunas competencias en las que los resultados no fueron los esperados para el equipo. Pero siempre tuvimos muy claro que los Juegos Panamericanos eran el campeonato más importante del año y que si hacíamos lo que sabíamos sobre el tatami, seguramente alcanzaríamos nuestro objetivo. Yo traté de disfrutar cada momento, porque tenía claro que se trataba del torneo más importante de mi carrera. Pero todavía me quiero sacar una ‘espina’”, afirma Carlos Lam, de 25 años, el más joven del trío de karatecas de nuestro equipo de kata. La ‘espina’ que menciona Lam es lograr el título en el campeonato mundial que se realizará en noviembre del próximo año en Dubái. “Nuestra concentración sigue puesta en ser campeones del mundo. Será algo muy complicado, pero para nada imposible, porque ya hemos competido con países realmente fuertes en kata, como Japón, Italia, Francia y Turquía, entre otros, y nos ha ido bien. Nosotros ya volteamos la página de Lima 2019”.
“Sí, esa es nuestra meta principal. Cada uno tiene objetivos individuales, claro, pero como equipo tenemos muy claro que no hay nada más importante que el mundial. En enero tenemos un campeonato en Chile, luego en París y Dubái, donde se realizará un torneo previo al mundial que se hará ahí mismo en noviembre. El problema que tenemos ahora es que, con lo que está ocurriendo al interior del IPD, no es seguro que podamos viajar para competir hasta marzo, porque la inyección presupuestal recién saldrá en ese mes. Eso nos tiene mortificados, porque no competir en enero y febrero perjudicaría mucho nuestra preparación”, añade Oliver del Castillo, quien tiene la misma edad de John Trebejo, el tercer integrante del equipo: 29 años. Ambos, además, prácticamente tienen el mismo -e impresionante- palmarés: han ganado doce títulos panamericanos, diez sudamericanos y alcanzaron el cuarto puesto en el Mundial de Francia de 2012, además de sumar incontables torneos bolivarianos, regionales y nacionales. Los tres, finalmente, comparten sus conocimientos en su propia academia de karate.
Lamentablemente, el kata por equipos no ha sido considerado entre las modalidades que participarán en Tokio 2020. Y, para tristeza absoluta de nuestros karatecas, en febrero de este año se dio a conocer que ninguna de las modalidades de este deporte estará en París 2024.
Desde Puerto Ordaz hasta Tokio
La parábola deportiva y personal de la judoca Yuliana Bolívar es quizás la más singular y especial de todos los atletas que formaron parte de la delegación local en Lima 2019. Ella nació y se inició en el judo en Venezuela, pero hace tres años decidió huir del colapso chavista y establecerse en el Perú para tentar suerte aquí como fisioterapeuta, su profesión. Luego de un largo retiro, ‘Yuli’ volvió a practicar aquí el deporte por el que siente genuina pasión y, poco después, tocó el cielo con las manos al obtener la medalla de bronce en la categoría máxima del judo en Lima 2019.
“He tenido vida deportiva en Venezuela y el Perú y conseguí muchas victorias a lo largo de mi carrera, pero la de los Juegos Panamericanos es la que más he disfrutado. En cierto sentido, ganar la medalla de bronce fue para mí como obtener el oro, por el cariño de la gente y porque fue el resultado de un esfuerzo enorme, no solo mío, sino de todo el equipo que me apoyó. Haciendo las cosas bien y con amor, te ganas el cariño y el reconocimiento de los demás, sin importar que seas venezolana, peruana o de cualquier otra nacionalidad. Creo que ese tiene que ser el mensaje”, afirma la judoca desde España, país al que viajó semanas atrás para competir en un torneo (siguientes destinos: Abu Dhabi y Osaka) y seguir sumando puntos para alcanzar la gran meta de clasificar para Tokio 2020. Como en casi todos los casos, el principal obstáculo que deberá sortear en su lucha por convertirse en una atleta olímpica es la falta de presupuesto, ya que el respaldo estatal es sumamente limitado, sobre todo si tomamos en cuenta que muchos de nuestros deportistas de élite deben dar la vuelta al mundo, literalmente, para cumplir con sus calendarios oficiales de competencia.
Es el caso, por ejemplo, de nuestra velerista María Belén Bazo, medalla de bronce en Lima 2019 y flamante clasificada a Tokio 2020, luego de su notable participación en la fecha del Mundial de Vela que se realizó en setiembre pasado en Torbole, Italia. Al haber asegurado el objetivo de llevar al windsurf peruano por primera vez a unos Juegos Olímpicos, María Belén podrá concentrarse en sus entrenamientos y reducir la frecuencia de sus periplos competitivos.
“Lima 2019 ha sido el campeonato más importante en mi carrera deportiva. En lo personal, además, significó mucho por todo lo que aprendí durante el torneo. Nunca antes había competido bajo tanta presión. Creo que en los Panamericanos aprendí a controlar mejor mis emociones. A raíz de eso, de ganar una medalla en los Juegos, me di cuenta que podía llegar mucho más lejos. De hecho, un mes después pude tener una buena performance en Italia y clasificar a Tokio, que era mi objetivo principal”, afirma la velerista de 20 años. María Belén asegura que ahora podrá enfocarse “al cien por ciento” en entrenarse para cumplir el mayor de sus sueños, que es obtener una medalla olímpica para nuestro país, un hito que solo ha ocurrido en cuatro oportunidades en los más de 120 años de historia que tiene el olimpismo moderno.
El tenista Sergio Galdós, ganador de dos medallas en Lima 2019 -en singles y en dobles mixtos, un honor solo compartido en la delegación peruana por Diego Elías, la gran figura del squash en la región-, está convencido de que uno de los principales legados que dejarán los Juegos Panamericanos en el tenis peruano será la exposición y el impacto social que tuvieron los integrantes del equipo nacional, que siempre jugaron a cancha llena. “Dudo mucho que durante mi carrera deportiva vuelva experimentar lo que viví y sentí durante aquellas dos semanas. Siempre que un peruano jugaba, aunque no fuera conocido, el court del Lawn Tennis se repletaba. Muchos de los espectadores ni siquiera sabían o eran aficionados al tenis, pero igual iban a los partidos para alentarnos”, recuerda el deportista de 29 años, que en Lima 2019 obtuvo sendas medallas de bronce en dobles junto con Juan Pablo Varillas y la joven Anastasia Iamachkine.
Los Juegos Panamericanos, para nuestros deportistas, ya son un hito del pasado. Todos ellos están enfocados en los que se viene: los Juegos Olímpicos de Tokio, campeonatos mundiales, el repechaje de la Copa Davis, torneos locales e internacionales… Y quieren seguir ganando. Porque hay otra cosa que tienen en común, además de haber formado parte de la delegación peruana más exitosa en la historia de los Juegos Panamericanos: todos siguen con mucha hambre de gloria.
PRODUCCIÓN: Joaquín Jerí
DIRECCIÓN DE ARTE Y STYLING: Bettina Lolas
ASISTENTE DE PRODUCCIÓN: Sebastián León
ASISTENTE DE FOTOGRAFÍA: Johana Moromisato