En el nombre de Manuel

Sus hermanos mayores, Enrique y Rafael (el reconocido chef peruano), no intervinieron, y los padres tuvieron que respetar la decisión que su única hija había tomado. Para su padre, el empresario Enrique Piqueras Luna, dedicarse al arte no era el camino ideal, pero siempre la apoyó. Él es hijo del marino Manuel Piqueras Sánchez Concha, y nieto de Manuel Piqueras Cotolí (el arquitecto, escultor y urbanista español que llegó al Perú convocado por el gobierno de Leguía para dar nuevo rostro a la Escuela de Bellas Artes, a la que daría una sofisticada fachada en la que conversan estilos precolombinos y modernos).

Kylla recuerda una carta que Piqueras Cotolí, su bisabuelo, escribió al director de Bellas Artes, donde hablaba de reivindicar los íconos y patrones del arte prehispánico y replantearlos, pues de lo contrario se podía dañar la psiquis de un pueblo. Pero su padre, Enrique Piqueras Luna, no tenía ningún vínculo con el arte, y ella no había oído hablar de su bisabuelo hasta que la esposa de uno de sus tíos trabajó en una tesis para la universidad donde se estudiaba la obra de Manuel Piqueras Cotolí, precursor del neoperuano.

Y entonces, pudo saber de su legado: el pabellón del Perú en la Exposición Iberoamericana de Sevilla en 1929, donde ganó la Medalla de Oro, la tumba de Francisco Pizarro en la Catedral de Lima, la estatua de Hipólito Unanue en el Parque Universitario, el Salón Inca en el Palacio de Gobierno, el trazo de la Plaza San Martín y el proyecto urbanístico del cuatricentenario en El Olivar de San Isidro.

Kylla Mónica Piqueras dirige, junto a su esposo Harry Chávez, una comunidad de artistas en Caraz.

Kylla Mónica Piqueras dirige, junto a su esposo Harry Chávez, una comunidad de artistas en Caraz.

Oda a la vida

A Kylla le brillan los ojos cuando habla del amor de su madre, Mónica Bertie Brignardello, por el arte. Hermana del actor Diego Bertie, incluso fue coleccionista de arte prehispánico y contemporáneo, y vendía las obras de sus amigos artistas.

“El arte para mí fue instintivo, pero mi madre lo fortaleció en mí. Mis juegos eran escribir cuentos, pintarlos, teñir mi ropa, las imágenes míticas de los libros de Tolkien, ¡hasta las películas de terror! Todo lo que rompía con la realidad establecida”, recuerda. Sin embargo, no expuso ningún trabajo hasta que el artista Harry Chávez la invitó a sumarse a la muestra “Espíritu maestro”, en 2010.

"Orgánica Purpurea IV" (2015). Técnica mixta sobre tela.

“Mensajes desde el Ukhu Pacha” (2015). Técnica mixta sobre tela.

Entonces había interrumpido su retiro en Caraz y vivía con Harry en Lima. El cuadro que expuso en la muestra, por insistencia de él, se tituló “Un rezo”, y Kylla le prendía velas arriba de su mesa de noche. “Un rezo” fue, curiosamente, la primera pieza que se vendió en aquella exposición y le mostró un camino. Narowe, el hijo de Harry y Mónica, ya había nacido.

En 2014, Kylla fue seleccionada para realizar su primera exposición individual, “En el nombre de la madre”, en la sala principal del Museo Convento Santo Domingo Qorikancha. Allí, el día de la inauguración dirigió y protagonizó, junto a otros bailarines y músicos, una performance multidisciplinaria que, hasta ahora, le eriza la piel recordarla: “Mi trabajo, mis mantos de oración se iban a exponer en un templo. ¡El templo central del Cusco! Y lo que sentí luego de la presentación fue un inmenso dolor; la presencia sagrada femenina en ese lugar había sido aniquilada, ultrajada”.

Y así, Kylla, vestida y con el rostro pintado de blanco, estuvo a punto de desvanecerse ante las miradas de asombro del público en el Qorikancha.

"Orgánica Purpurea IV" (2015). Técnica mixta sobre tela.

“Orgánica Purpurea IV” (2015). Técnica mixta sobre tela.