Después de trabajar en editoriales de moda para la versión parisina de L’Officiel , Viviana De Ferrari (27) encontró en la meditación y el coaching ontológico su vocación de vida. Ahora volverá a los backstages y las pasarelas como social media reporter de COSAS durante el desfile de El Rastrillo, que se celebrará el próximo 25 de septiembre.
Foto principal: Iván Salinero (Revista h)
Viviana De Ferrari parecía tenerlo todo. Un trabajo de ensueño en L’Officiel París, una de las revistas más importantes de Francia y una carrera que iniciaba a grandes pasos en el mundo de la moda. Sin embargo, a pesar del aparente éxito en Europa, Viviana afrontaba una fuerte depresión y regresó a Lima para buscar respuestas.
Tras un año trabajando como directora de arte en COSAS, una amiga cercana le habló de un curso para ser coach. Ella aún no sabía qué hacer, pero sentía que la moda no era lo suyo. «Trabajaba con profesionales que amaban su trabajo. Cuando los veía, me preguntaba qué hacía yo en ese rubro, en el que no me sentía realizada como persona ni como profesional», recuerda.
—¿En qué momento decides dejar la industria de la moda?
—En casa, mi mamá solía hablar de metodologías cercanas al coaching. También tuve una coach durante años, que me ayudó a salir de la depresión en la que estaba y a darme cuenta de qué estaba pasando conmigo misma.
—¿Cómo te diste cuenta que estabas deprimida?
—A pesar de vivir y trabajar en París, la ciudad de las luces y del amor, me sentía completamente infeliz. Había perdido a mi mejor amiga y no encontraba consuelo en nada. Empecé a conversar con una coach a través de Skype y me funcionó muy bien. Me sirvió tanto que me di cuenta que la moda realmente no me apasionaba y decidí renunciar.
—¿Qué hiciste al regresar a Lima?
—Al regresar trabajé como directora de arte en COSAS por más de un año, pero aun así no era feliz. Decidí renunciar y entendí que, claramente, el problema estaba en mí y no en el lugar. Eso me llevó a estudiar coaching para conocerme, entenderme a fondo y aprender a quererme. Así empezó todo.
—¿Cuándo descubriste que querías ser coach?
—El punto de quiebre fue cuando empecé a trabajar con ONGs y me di cuenta que mi vocación estaba en ayudar a los demás. Esto me hacía plenamente feliz.
El viaje es el camino
Tras estudiar Coaching Ontológico en Newfield Network, Viviana estudió Coaching Holístico y Human Development con su mentora Jean Houston en los Estados Unidos. Hace poco, regresó de un viaje de seis meses por Asia (visitó Nepal, India, Myanmar, Tailandia, Vietnam, Bali e Indonesia), donde estudió mindfulness, meditación y bar access consciousness . Para ella, este es solo el comienzo de un largo aprendizaje.
—Hace poco viajaste a Asia para tener una experiencia espiritual. ¿Qué te motivó a emprender ese viaje?
—Asia es la meca de la meditación y espiritualidad. Quería conocer otra forma de ver el mundo y entender las limitaciones de nuestra mente como parte de la cultura occidental. Además, como coach, es importante adquirir nuevos conocimientos para así tener más herramientas que me permitan ayudar a las personas. Este fue un viaje de aprendizaje y conexión: viajar sola te permite conectarte contigo misma, tomar decisiones en base a tu intuición y hacer amigos con perspectivas totalmente distintas. Admito que al inicio estaba aterrada de hacer este viaje. Al final, me di cuenta que estaba gastando mucha energía pensando en mis miedos. Resultó ser una experiencia única y enriquecedora.
—¿Qué tanto cambió tu vida con el coaching?
—Mi vida no cambió, pero yo sí. Vivo en la misma casa con la misma familia, pero ahora estoy más agradecida y contenta. Lo que cambió fue mi perspectiva y la forma de aceptarme y quererme a mí misma. Hay que tener en cuenta que nuestro cuerpo es nuestra casa en esta vida. Y si no estás cómoda con quién eres y te juzgas constantemente, eso se verá reflejado en varios ámbitos de tu vida. Si no estamos conformes con nosotros, empezaremos a buscar la validación de otros y nos empezaremos a comparar con los demás. Cada persona es única.
—¿Cuál crees que es el mayor impedimento para la felicidad en esta sociedad?
Diría que es nuestra mente y los estándares que hemos adoptado al tratar de encajar en la sociedad y satisfacer las expectativas de los demás y las de nosotros mismos. Hoy en día las redes sociales manejan una realidad imaginaria y perfecta, que no existe.
Empoderamiento femenino
A pesar de que Viviana dejó la industria de la moda para dedicarse de lleno al coaching, ha recibido varias propuestas para trabajar como modelo. Si algo tiene muy en claro, es que si va utilizar su imagen en diferentes campañas, no quiere dejar de transmitir un mensaje de empoderamiento para las mujeres que aún no logran aceptarse tal y como son.
—¿Qué tal ha sido tu experiencia como modelo?
—Mi primera sesión de fotos fue para la revista Must del Real Plaza. Querían una modelo curvy . Yo acepté la propuesta, pero les conté que mi intención también era mostrar que hay más de un estándar de belleza impuesto por la sociedad. Hice esa sesión de fotos y después me llamaron de la Revista h. Allí también tuve la oportunidad de hablar sobre la vulnerabilidad en un artículo. No diría que soy modelo, aunque varias personas me han dicho que podría llegar a ser la modelo curvy del Perú. Si bien no tengo problema de participar en producciones, lo que más me interesa es transmitir un mensaje empoderador y promover que la belleza externa existe de múltiples formas.
—¿Regresarías a la industria de la moda?
Mi meta es continuar en el coaching, porque siento que esa disciplina también puede formar parte de varios mundos: en el mundo empresarial puede mejorar el desempeño de la gente, en el mundo de la moda puede cambiar perspectivas, y también puede ser un gran aporte en el ámbito de la ayuda social. No existen límites.
—Dentro de pocos días se realizará El Rastrillo y tomarás las riendas del Instagram de COSAS para contar todos los detalles en el backstage. ¿Qué recuerdos tienes de este desfile?
—Desde hace varios años, vengo colaborando en el backstage del evento. La iniciativa me parece increíble, porque todo está dirigido a una buena causa y es un evento familiar. Este año también estaré en el backstage, trabajando y compartiendo todos los detalles. ¡Será una locura! Son más de 100 modelos y hay que hacer que cada una pase por maquillaje, peinado y vestuario antes de salir a la pasarela.
—¿Te divierte estar en el backstage?
—¡Es un torbellino! Constantemente estás corriendo de un lado al otro, pero hay veces en que siento que nuestra vida necesita una dosis de locura para ser más interesante. Intentaré mostrar el evento tras bastidores de la forma más real y divertida posible.