La Asociación Cultural D1, representada por Vania Masías, se unió al Minedu a través de un convenio de colaboración interinstitucional con el apoyo de Alicorp, para el desarrollo de “Juega, siente y crea”, una secuencia de tres centrada en el movimiento con intención, como parte de los programas de Aprendo en Casa. Conversamos con la bailarina y coreógrafa peruana sobre el giro que ha dado la educación en los últimos tiempos y la importancia de promover las artes en los niños y adolescentes.
Por Redacción COSAS
El confinamiento como estrategia para reducir el riesgo de contagio de la COVID-19 ha traído consigo aislamiento, disminución de la actividad física, así como estrés y tensiones en las relaciones familiares. ¿Los más afectados? Sin duda, los niños y adolescentes que este año han tenido que adaptarse a nuevas formas de aprendizaje. En ese contexto, surge “Juega, siente y crea”, una coproducción del Minedu y D1 para Aprendo en Casa, con el apoyo de Alicorp, que tiene como propósito crear desde la misma práctica del movimiento mejores condiciones para el aprendizaje. De esta forma, los estudiantes desarrollan una mayor atención, concentración, mejores procesos de pensamiento y menor ansiedad y estrés.
En cada secuencia -en los tres niveles de educación básica- tiene una duración de 3 minutos y propone actividades de movimiento tomadas de diferentes manifestaciones del Arte, la Cultura y la Educación Física. Las rutinas fusionan movimientos tomados del yoga, danza, percusión corporal y aerofitness, creando una propuesta amigable que invita a todos los estudiantes a ponerse de pie y moverse por algunos segundos antes de comenzar las clases. ¿Cómo surgió este proyecto y qué objetivos persigue a largo plazo? La respuesta la tiene Vania Masías, artífice de esta innovadora propuesta.
«Todo esto nace en 2018, a raíz del interés de la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana y el Ministerio de Educación por entender más la metodología que veníamos aplicando en D1, en áreas de alta vulnerabilidad, con respecto al uso de las artes expresivas en el desarrollo de las habilidades emocionales, que son las competencias que hoy más se necesitan para la vida. Alicorp se involucró como un aliado estratégico que no solo financia el proyecto sino también apoya desde asuntos públicos y corporativos. Esta alianza que construimos la sociedad civil, la empresa privada y el Estado, dio origen a un piloto cuyo objetivo era dictar clases de Arte y Cultura focalizado en las 30 escuelas de mayor delincuencia de Lima Metropolitana», explica Masías.
¡#AprendoEnCasa TV estrena una nueva secuencia! Juega, siente y crea con #Activarte, comprende tres minutos de movimiento corporal a través de diferentes manifestaciones: arte, cultura y educación física. Disfruta de esta experiencia al inicio de cada programa. pic.twitter.com/gMTHuGRQR2
— mineduperu (@MineduPeru) October 12, 2020
Un largo camino
En esta primera etapa, ¿qué rol adoptó D1?
Hay un área a la que se le ha prestado muy poca atención en todo esto tiempo y son las clases de currícula nacional de Arte y Cultura. Es ahí donde específicamente entramos para introducir nuestra metodología pero no solo con capacitaciones a los docentes sino también introduciendo a nuestros líderes. En D1, a lo largo de 15 años, hemos formado bailarines y emprendedores, pero también líderes capaces de coenseñar con docentes de segunda y tercera de media. Es bien interesante la propuesta porque desarrolla la empatía, la autoestima, el autocontrol y la competencia social. En 2019 empezamos a ejecutar el proyecto capacitando de forma presencial a 52 docentes de estas escuelas.
Hasta que llegó la pandemia…
Sí, y nos planteó un reto más grande: ¿Cómo podemos hacer para llegar no solo a los docentes, sino también a los alumnos? Lo increíble de esto es que los profesores vivían en carne propia la necesidad de desarrollar esas habilidades que promovíamos, como la resiliencia y la adaptabilidad, para salir adelante y trasladarlas a sus estudiantes. Así, las capacitaciones pasaron a ser virtuales y de 52 pasamos a 80, a 100 participantes. A la fecha, ya hemos capacitado a 300 docentes. En cada webinar que hemos tenido con RevelArte hemos llegado a más de 1500 profesores a nivel nacional. Es sorprendente cómo de los problemas, como la pandemia, se generan oportunidades.
A partir de esta experiencia surge «Juega, siente y crea»…
Así es, un proyecto del que me siento megaorgullosa. En abril de este año iniciaron las conversaciones entre los implicados, teníamos que explicar que este sería un servicio financiado por Alicorp, que podíamos otorgar al Minedu sin mayor costo para el Estado pero con un beneficio muy grande. Entonces nos hicieron el pedido: material audiovisual de tres minutos de duración que promueva el movimientos en casa. Se sabe que permanecer estático por mucho tiempo además de ser tedioso para los más pequeños, genera menos endorfinas, menos depomanina, más cortisol, lo que se traduce en estrés. Nosotros debíamos ver la manera de canalizar esa energía. Ahí es donde nos metimos a trabajar en el laboratorio D1 e ideamos este segmento televisivo en el que proponemos realizar movimientos pero con intención. Desarrollamos objetivos de acuerdo a las edades, la imaginación y el reto, y empezamos a trabajar temas de atención, flexibilidad, velocidad, memoria.
El segmento se estrenó el 12 de octubre. ¿Cómo ha sido la recepción del público?
Ha sido muy positiva. Las evaluaciones del Minedu han arrojado resultados favorables. Realmente está funcionando y están muy satisfechos con el profesionalismo del equipo. Existe el deseo de seguir trabajando y profundizar en este tema. Nuestra meta es que esto se convierta en una política pública y trascienda al segmento «Juega, siente y crea». Queremos cambiar la metodología de los cursos de Arte y Cultura, que sean un espacio en el que se genere sentido comunitario y se revele el potencial de los adolescentes. Porque no sirve de nada enseñar pasos de baile si no hay una intención mayor detrás. Cada vez se emplean más las artes y los deportes para introducir temas de aprendizaje a nivel transversal, esa es la tendencia en educación a nivel mundial.
En ese sentido, ¿cómo ves el futuro de la educación peruana?
El mundo ha evolucionado y la educación también tiene que evolucionar. Cambiar la educación en el Perú es un reto enorme. Pero tenemos que pensar fuera de la caja y creo que la COVID-19 ha venido para eso, a desafiarnos para que aceleremos una reforma educativa. No creo que sea coincidencia que me hayan elegido miembro del Consejo Nacional de la Educación, en otro momento jamás me hubieran considerado, pero lo que hoy se requiere es mucha innovación, ideas creativas, teniendo en cuenta lo que se viene para el país. Insisto, no es el arte como fin, es el arte como proceso. El objetivo no es que los chicos aprendan música, sino usar el proceso de aprendizaje de la música para desarrollar habilidades, liberar su potencial y que las emociones sean canalizadas. Debemos grabar en sus mentes que son capaces y construir así un mejor país. Porque esos son los ciudadanos que necesitamos, gente autónoma, que sea crítica y que crean en ellos mismos. Y te lo digo por experiencia. Conozco chicos que no acabaron la secundaria, que tuvieron que culminar en educación acelerada y que hoy son emprendedores exitosos y agentes de cambio.
Ahora, creo que es importante saber que a nivel del Minedu esto está plasmado en el Plan Educativo Nacional al 2036. Y lo leo: «Las artes […] tienen un valor en sí mismas en tanto se vinculan con el desarrollo espiritual de las personas, autoconocimiento, sentido de propósito, sentido de trascendencia y posibilidad de creación. Constituyen formas de desarrollo de la sensibilidad, canales de expresión de la creatividad, tienen un valor como un medio para el desarrollo cognitivo, escénico-social y comunicacional». Esto antes hubiera sido una locura, un imposible. Pero ya está, está escrito. Tenemos la estrategia, sabemos hacia donde vamos como país, creo que es momento de aplicarlo.
Pero para eso no basta con el accionar del Estado…
No. Por eso también considero que este proyecto («Juega, siente y crea») es importante, porque muchas veces no logramos articular lo suficiente en nuestro país, y este es un buen ejemplo de trabajo conjunto entre el Estado, la empresa privada y la sociedad civil. Muchos me dicen “eres sonsa, estás regalando la metodología». Yo les respondo: “Fundé D1 para cambiar mi país». A lo largo de este tiempo hemos llegado a más de 8 mil adolescentes y jóvenes a través de nuestro sistema de autosostenibilidad. Pero imagínate que en un año hemos llegado a 4 mil adolescentes con un piloto que sabemos que funciona, que no solo es un discurso, sino que realmente tiene impacto en la sociedad. ¿Por qué no podría ser un proyecto del Estado? Tiene que serlo. Esa es la labor de la sociedad civil. Y si el estado no tiene presupuesto, que el sector privado apoye. El objetivo es uno: llegar a más niños y adolescentes peruanos.
Llegar a ellos también es llegar a las familias. ¿Qué mensaje le darías a los padres que en estos meses han tenido que asumir la responsabilidad de educar a sus hijos en casa?
Como padres de familia nos hemos dado cuenta de la gigantesca labor y paciencia de los docentes. Ponernos en la cancha y estar ahí día a día, equilibrando el trabajo con los estudios de los chicos nos ha hecho valorarlos más. Mi absoluto respeto y admiración para los docentes pero también para los padres que están haciendo lo mejor posible. Es un momento de mucho aprendizaje personal y creo que debemos tenernos mucha compasión con nosotros mismos, no ser tan duros. Les diría también que canalicen las energías de sus hijos, encuentren ese don que tienen, aquello que les llama, usen las artes como herramientas y muévanse, movamos el cuerpo, movamos el espíritu.