¿Y se incrementaron los acercamientos como el de esta señora?
Sí, claro. Un día ya me trajeron comida en un táper. Otro día, en el octavo o séptimo, me desperté tarde porque estaba cansado, y llegué y había más de cien personas metidas en el humedal. Y todos gritaban “¡vamos a recuperarlo!”. Fue algo emocionante. Y me ayudaron poco tiempo, pero ese poco tiempo ayudó a que les entre la semillita de la concientización. Con su ayuda pude obtener los primeros espejos de agua para poder aplicar nanotecnología.

¿Qué son los espejos de agua?
Es cuando logras remover estas plantas acuáticas y llegas a ver el cuerpo líquido.

(Fotografía de Omar Balbín)

(Fotografía de Omar Balbín)

¿Y qué formas de nanotecnología usaste luego?
Sólo dos: el micronanoburbujeo y los biofiltros. En el primer caso, la nanoburbuja es diez mil veces más pequeña que la burbuja de una gaseosa. Por ser de tamaño molecular tiene una concentración alta de energía. Entonces esta fuerte atracción puede absorber, por ejemplo, un virus que terminará pegado ahí y, por falta de movilidad o alimento, morirá o tendrá que destruirse. Lo malo de este sistema es que no puede ser usado demasiado tiempo porque podría incluso llegar a matar las bacterias necesarias. Por eso se hace un estudio científico para saber cuánto tiempo y dónde usarlo. Y todo esto se puede usar para las sustancias solubles.

¿Y los biofiltros son para las insolubles?
Exacto. Los biofiltros son filtros biológicos. Con esto ya pude captar diferentes tipos de componentes inorgánicos que estaban presentes ahí. Y en poco tiempo pude recuperar la calidad del agua.

¿Cuánto tiempo demoró eso?
Solamente la calidad del agua pudimos recuperarla en quince días. Pero el humedal, que empezamos a trabajarlo en 2010, lo dejé en 2014 a un 98% limpio. Y hubo una sorpresa en ese tiempo. En 2013 yo estaba en Japón, porque viajaba constantemente, y recibí la llamada de una persona que me dijo que el humedal estaba blanco. Me asusté, compré mi pasaje de ida y al día siguiente volé. Y sí, el 70% del humedal estaba blanco, pero por aves migratorias. Y hasta el 2015 hemos censado más de 90 especies de aves migratorias… En los meses de verano vienen unas bandadas de más de 80 mil aves migratorias. Es un espectáculo. Sólo debes de tener cuidado de que no te caiga una sorpresita.

¿Y de qué manera colaboró o colabora la población con esto?
Se convirtieron en guardianes del lugar, ellos son ahora los que cuidan. La Municipalidad de Chancay, a través de su Comisión Ambiental y junto al Comité de Vigilancia Ambiental creada por el Gobierno Regional, realizan el mantenimiento y protección del humedal, lo cual me parece fabuloso. Los respeto y agradezco en verdad. Ahora esta es un área sostenible: llegan más de mil turistas semanales.

Todo eso luego rebotó en los medios.
Así es. Y yo dejé todas mis herramientas y los implementos que había comprado y algunos que recibí en donación, para que la Municipalidad y la población puedan hacerse cargo. Mientras tanto yo me puse el objetivo de no retirarme de Perú hasta no haber recuperado el 70% de las áreas naturales.

(Fotografía de Omar Balbín)

(Fotografía de Omar Balbín)

Y aunque la meta de recuperar el 70% de las áreas naturales de nuestro país suene disparatada para muchos, para Marino Morikawa se trata de algo sumamente factible, “porque ya tenemos la conciencia de las personas y ya saben que sí se puede recuperar“. Hay que recordar, además, que estamos hablando de alguien que ya ha recuperado más de 30 hábitats naturales alrededor del mundo. “Y ahora en Perú vamos a emprender el tema de la Huacachina y el Titicaca”, afirma.

¿Cuánto tiempo puede tomar eso? Porque mucha gente piensa que se trata de algo casi inmediato…
Sí, las personas pueden creer que las áreas se recuperan de un día para el otro, pero hay muchos temas burocráticos, porque son áreas que pertenecen al Perú. Y falta ver quién va a financiar esto y ese es un proceso que puede demorar entre seis meses y un año. Lo bueno es que tenemos el apoyo de la población. Por ejemplo, sólo para el Titicaca tenemos más de 6 mil voluntarios.

Los proyectos acá en Perú han sido en ecosistemas un poco cerrados como lagunas o lagos. ¿Se puede replicar un proyecto así en un río?
Claro. Se puede aplicar en todo hábitat natural. Se pueden tratar lagunas, lagos, manantiales, pantanos, ríos, e incluso podemos limpiar la contaminación del mar. Podemos tratar desde aguas residuales domésticas hasta relaves mineros.

Si el humedal del Cascajo te tomó más o menos cuatro años, ¿cuánto tomarían otros proyectos así?
Lo del Cascajo tomó cuatro años, pero con inversión propia. Con inversión privada eso se puede hacer en tiempo récord. En los casos de la Huacachina y Titicaca estamos pensando en tres años.

(Fotografía de Jimena Gallarday)

(Fotografía de Jimena Gallarday)

Cualquiera podría pensar que, ante tan ambicioso plan, nadie podría dedicarse a hacer otros proyectos en paralelo. Pero otra vez hay que tener en cuenta que estamos hablando de Marino Morikawa. ¿Y qué hace él mientras tanto? Entre otras cosas, junto a su Corporación NANO+7, está desarrollando plantas de tratamiento de aguas residuales en nuestro país. Asimismo, junto a sus investigadores, y en colaboración con HOSEG, acaba de presentarse a un concurso en el que competirá con unas “chaquetas inteligentes” (casacas con paneles solares en los que la energía captada va a una batería y luego pasa a un condensador que brinda calor al cuerpo a través de las fibras del material del que están hechas) y en marzo se va a Suiza junto a Qaira para representar a Perú con unos drones que monitorean y limpian el aire. Todo esto lo concibió pensando, respectivamente, en las zonas peruanas de alto friaje y en las ciudades con alta contaminación atmosférica.

Si te pido que seas breve y me resumas los motivos que te llevan a ejecutar cada una de estas cosas que haces o has ido haciendo, ¿qué me responderías? 
Que lo hago porque soy peruano y amo mi patria.

Por Omar Mejía Yóplac