Jason Alexander, el exesposo de Britney Spears, allanó la casa de la cantante para intentar interrumpir su boda con Sam Asghari.
Por Redacción COSAS
El exesposo de Britney Spears, Jason Alexander, permanecerá en la cárcel por intentar colarse en la boda de la princesa del pop con Sam Asghari. Así lo dictaminó un juez durante una audiencia preliminar llevada a cabo el lunes 27 de junio.
A pesar de que la defensa de Jason Alexander argumentó que el delito debería considerarse como «menor», puesto que «no hay pruebas de que Alexander estaba ahí para dañar a Britney Spears», el juez decidió detener a Jason por un cargo de delito grave de acecho con antecedentes.
Las cosas se complican para Jason Alexander
Alexander fue acusado inicialmente de acecho, pero la denuncia se modificó el viernes a un delito grave de acecho con una condena previa por violencia doméstica. Según ha informado The Post, dicha condena involucró un cargo de 2015, donde Alexander fue condenado por lesiones físicas a una expareja.
Asimismo, Alexander cometió un delito mientras gozaba de libertad condicional por lo que la suma de todos estos agravantes complican su situación. A pesar de ello, al comparecer frente a los tribunales el lunes, se declaró inocente de todos los cargos que se le imputan.
Sobre su aparición en el matrimonio de Britney
Durante la audiencia que tuvo lugar el lunes, el guardia de seguridad Richard Eubler fue llamado al estrado para testificar sobre el comportamiento de Jason Alexander durante su aparición en el matrimonio de Britney Spears.
Eubler indicó que Alexander intentó «varias veces» abrir la puerta cerrada de la habitación de Spears en el segundo piso de su casa en California, mientras ella estaba preparándose para su boda, el pasado 9 de junio.
Según el testimonio, Alexander y Eubler se enfrentaron en la sala de juegos, donde Jason le propinó un codazo y lo golpeó para tratar de volver a la parte principal de la casa y encontrar a Britney.
Durante la audiencia también se tomó en cuenta el sentir de Britney Spears, que comunicó su angustia por el allanamiento a su morada a través de su mánager, quien conversó con el detective Dylan Foley del Departamento del Sheriff del condado de Ventura.
El representante dijo que la cantante estaba «angustiada, llorando, temblando y aterrorizada», por lo que ella y su actual esposo, Sam Asghari, debieron abandonar la propiedad para intentar dejar atrás el mal momento.
A pesar de que los testimonios lo condenan, Alexander se declaró inocente y podría enfrentar hasta cinco años de prisión de ser declarado culpable de los delitos que se le imputan.
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