Te contamos la conmovedora historia de amor de Antonela Roccuzzo y Lionel Messi que supo afrontar diversos obstáculos como el tiempo y la distancia, pero que se convirtió con el paso de los años en una de las más solidas.
Por Gabriela Peña
«Amarte más es imposible». Con ese mensaje felicitó Antonela Roccuzzo a su esposo, Leo Messi, cuando cumplió 35 años en junio. Para quienes no conocen su historia, podría parecer una declaración exagerada. Para sus millones de seguidores, es una de las tantas muestras de un amor excepcional que ha resistido el tiempo y la distancia. A continuación, la historia de Lionel y Antonela, un amor a prueba del tiempo y la distancia.
Lionel Messi y Antonela Roccuzzo nacieron en Rosario, provincia de Santa Fe, pero al crecer en el seno de familias con ingresos económicos muy distintos, sus caminos parecían que jamás iban a cruzarse. Mientras ella estudiaba en el Centro Educativo Latinoamericano, un colegio elitista, y practicaba gimnasia rítmica en el Club de Gimnasia y Esgrima, él asistía a la escuela primaria N° 66 General Las Heras y solía pasar sus horas libres jugando fútbol en las calles.
Amor a primera vista
Siendo una niña, Antonella y sus hermanas iban a divertirse a la casa de su primo Lucas Scaglia Roccuzzo, quien también jugaba fútbol en las categorías inferiores de Newell’s Old Boys, equipo que coincidentemente fichó a Lionel, de siete años, en 1994. Ambos eran grandes amigos, tanto así que el menor invitó al futuro crack pasar unos días con su familia en la playa Punta Mogotes en Mar del Plata. Cuando llegaron, ambos cruzaron miradas por primera vez y él terminó perdidamente enamorado de ella. Para ese entonces, Messi tenía solo nueve años.
Pudieron haber pasado la adolescencia juntos, pero no fue el caso. A Messi le diagnosticaron una deficiencia en una hormona del crecimiento y a los 13 años fichó por el Barcelona y se trasladó a España. Como parte del contrato, el club blaugrana aceptó pagar los tratamientos que necesitaba Messi.
La tragedia que los volvió a unir
Pasaron cuatro años para que, por cosas del destino, sus caminos nuevamente se encuentren, aunque en un momento complicado, pues la mejor amiga de Antonella había fallecido en un accidente de tránsito en el 2005. Ni bien se enteró de la tragedia, el jugador no dudó en viajar de inmediato para consolar a la joven. Para el Mundial de Sudáfrica 2010, Messi ya presentaba a Antonela Roccuzzo como su novia.
«Nos conocemos hace muchísimo tiempo, me conoce a la perfección, sabe cómo entrarme a cada momento y sobre todo en los malos. Es una persona que prácticamente no tiene días malos, que siempre está de buen humor y es una compañera espectacular», decía el 10 de la albiceleste en una entrevista con Sport.
Tras abandonar sus estudios, Roccuzzo no dudó y decidió darle el alcance al amor de su vida. Así fue como se fue a vivir con él a Casteldefels, en Barcelona, y el océano que los había separado desapareció para siempre. Mientras él entrenaba, ella tenía clases de inglés, iba al gimnasio y acompañaba en sus viajes al futbolista. Era 2010.
Un amor para siempre
La alegría a su historia de amor se incrementó más cuando Lionel Messi y Antonella Roccuzzo se convirtieron en padres. Thiago Messi nació el 2 de noviembre de 2012, pero la familia crecería en los siguientes años con la llegada de Mateo, el 11 de septiembre de 2015.
Y otros dos años después, la popular pareja decidió dar el ‘sí’ en Rosario, la ciudad argentina en la que los dos nacieron y se conocieron. Allí tuvieron, en 2017, lo que seguramente fue la boda del siglo para los rosarinos. El 11 de marzo de 2018 nació su tercer hijo, Ciro.
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