Ya se cumplieron siete años del espontáneo y ultramediático beso que el arquero Iker Casillas le dio a la periodista Sara Carbonero tras el triunfo de la selección española en la Copa Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010. La prensa los ha seguido desde entonces y estos años han incluido portadas, entrevistas, reportajes y “paparazzeos” de sus salidas con muchos flashes a su alrededor, y también dos hijos, una vida en Portugal y un matrimonio que se celebró con una muy íntima ceremonia civil el 20 de marzo de 2016. Esta es una suma de ingredientes que ha derivado en que todo lo que haga o diga Sara, de treinta y tres años, fascine a España y especialmente a los 1,4 millones de seguidores que posee en Instagram, la red social donde se define como “mamá, periodista. Slowlove como filosofía de vida. Cuando nadie me ve escribo en @ellespain. Sería imposible vivir sin música”. En el blog de la versión española de la revista “Elle”, Sara cuenta su día a día.

“Ser influencer es un negocio positivo, práctico y responsable”, ha dicho Sara.

Una de sus últimas novedades es que está practicando yoga y se ha sorprendido con el trabajo de mente y cuerpo que exige esta disciplina, teniendo en cuenta que a ella siempre le gustaron los deportes y que, de niña, lo mejor que le podía pasar era que la llamaran a correr. En España también es tema que este mes se le termina la excedencia profesional que solicitó para acompañar a Iker a Portugal, y ahora tendrá que decidir si quiere volver como presentadora de Deportes en Informativos Telecinco. Lo que Sara decida también depende del futuro que quiera Casillas, quien está decidido a seguir en el Porto, aunque evalúa alguna oferta de clubes chinos, ingleses y franceses.

Sara en la final de la Copa Mundial de Fútbol Sudáfrica 2010, antes del gran beso.

It girl y mamá

Por el momento, Sara disfruta del verano y, en la penúltima semana de junio, fue portada de una popular revista española; en la foto se la ve abrazada a un delfín con el que nadó en el parque temático de la Albufeira, Zoomarine, en la zona de Algarve, al sur de Portugal. Esa imagen fue acompañada de un recuadro bastante mínimo con la misma toma, pero con un tercero incluido, su marido –y superídolo– Iker. Sara también fue portada de la revista “Semana”, pero esa vez, en lugar de salir acompañada por Iker y el delfín, apareció con anteojos oscuros y un traje de baño rojo abrazando a su hijo Lucas, que estaba envuelto en una toalla y con los ojos con esas cuadrículas borrosas que la prensa usa a veces para respetar la identidad de los menores de edad.

Sara e Iker se casaron el 20 de marzo de 2016.

Cada vez más imbuida en su rol de it girl, Sara ha preferido últimamente looks donde destacan el clásico canasto provenzal, las hawaianas, los vestidos largos, el sombrero de paja de ala media y cinta al centro y dos nuevos trajes de baño tipo camiseta, uno en versión listada y con una sandía en el centro, y el tercero en tono oscuro. Son parte de los estilos que propone en Slow Love, la firma que creó junto a dos amigas en 2015 y que más que nada vende un estilo de vida en torno a ropa, artículos de decoración, belleza, accesorios y rebajas bajo los conceptos de lo natural y sustentable. En mayo, Slow Love cumplió dos años de vida, y para celebrar ofrecieron una fiesta muy “millennial” a un grupo de invitadas. Al postear las imágenes en la red, Sara escribió: “Gracias, gracias y millones de gracias a todos. A los que habéis venido a brindar con nosotras, a nuestros proveedores, a los chicos del catering, a Floreale, a los compañeros de la prensa… Gracias por supuesto a la gente de Just Be por habernos dejado vuestra casa. Y gracias infinitas al equipo de Slow Love que se ha dejado la piel preparando este evento y en general ayudándonos a conseguir este sueño. ¡Que cumplamos muchos más rodeados siempre de buena gente!”.

Los días en el Mediterráneo siguieron en Menorca bajo el hashtag #felicesloscuatro, aludiendo a las primeras vacaciones familiares de los cuatro integrantes de la familia Casillas Carbonero. 

Por Francisca Olivares