La portada de la última edición de COSAS destaca el viaje a África que realizaron a los duques de Sussex, Harry y Mehgan, y la implicancias de esta visita en la popularidad de la monarquía británica.
En medio del convulsionado panorama político a raíz del Brexit y la vorágine de críticas contra el duque Andrew de York, implicado en el caso Epstein, el Palacio de Buckingham emprendió una nueva ofensiva para legitimar su imagen más allá del Reino Unido. Para tal fin, se designó al príncipe Harry y a su esposa, Meghan Markle, como representantes oficiales de la reina Elizabeth II en su gira por África. Una jugada maestra si se tiene en cuenta que en la actualidad son una de las parejas más populares del mundo, y los únicos capaces de inyectar modernidad a una institución que por décadas ha destacado por su carácter ortodoxo.
Instante crucial
A fines de junio, a través de su cuenta oficial de Instagram –donde no pierden oportunidad de mostrar las obras sociales en las que participan–, los duques de Sussex anunciaron la visita de diez días al territorio africano: la segunda desde que se casaron, en mayo de 2018, y la primera que realizarían en familia, junto al pequeño Archie, de cuatro meses. Los objetivos de la gira estaban trazados desde el primer día: renovar el vínculo que une al Reino Unido y al pueblo africano, que por años vivió en la condición de súbdito y que aún siente el peso de la Corona sobre sus hombros, y promover futuras relaciones económicas con el continente, de cara a lo que pueda ocurrir después del 31 de octubre, cuando se produzca la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.
Bailes y feminismo
Contra viento y marea, el recorrido oficial de los Sussex empezó el pasado 23 de setiembre, en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, donde tuvo lugar el primer acto público de la pareja. Esta vez arribaron en un vuelo comercial de British Airways y rápidamente se dirigieron al municipio de Nyanga, conocido por sus altos índices de criminalidad. Allí participaron en una reunión organizada por la ONG Justice Desk, que tiene al príncipe Harry como presidente y cuya labor comprende la promoción de los derechos infantiles, además de ofrecer clases de defensa personal para las niñas de la comunidad. Los duques se rodearon de un centenar de niños y adolescentes, y Meghan, incluso, se animó a compartir algunos pasos de baile.