¿Renunciar a una millonaria suma de dinero o continuar con su pasión por la caza? La difícil decisión que deberá tomar el rey William de Holanda si desea seguir con su tradición.
Por Daniella Bejarano
Una de las mayores aficiones de los miembros de la realeza europea es la caza. Por ejemplo, la reina Elizabeth II nunca ha escondido su pasión sobre ello, e incluso es de conocimiento público que se desplaza tradicionalmente al Balmoral para practicar su afición.
Por otro lado, el príncipe Emmanuel de Liechtenstein fue un foco de críticas en mayo por casar – de manera ilegal – un oso pardo. Algo parecido le ocurrió a Juan Carlos I, de España, cuando en el 2012 viajó a Botsuana para cazar elefantes en plena crisis económica.
Ahora, el royal que está en el ojo de la tormenta es el rey William de Holanda, quien tiene solo dos opciones: renunciar a su pasión o renunciar a la suma de 4,7 millones de euros para continuar cazando.
¿Qué pasó?
Cada año, el monarca holandés cierra las tierras del palacio de Het Loo, la residencia de verano de la familia real, la cual cuenta con más de 10 hectáreas de terreno, para disfrutar de ella de manera exclusiva justo en la temporada alta estival, es decir, desde mediados de setiembre hasta el 25 de diciembre.
Aunque los Orange gozan de sus instalaciones, en realidad, esta residencia le pertenece al Estado desde que la reina Guillermina la cedió tras su muerte, con la condición que estuviera reservado para el uso real. Es por tal motivo que se incluye en los presupuestos holandeses una partida de 4,7 millones de euros que se entregan a William en concepto de subsidio.
Sin embargo, es importante señalar que ese dinero no se aporta de forma totalmente libre, puesto que la familia debe cumplir unas normas para poder recibirlo. Entre ellas están el requisito que las instalaciones están abiertas al público al menos 358 días al año, algo que claramente el monarca no ha cumplido.
Ahora, si quiere cazar en su terreno y, además, mantener su subsidio, tendrá que elegir una sola hectárea de las 10 400 que cuenta y solo durante siete días al año. El debate se encuentra en si la corona puede acogerse a la cláusula de los derechos de uso y decidir cuando abre.
Definitivamente, si William quiere continuar con su tradición deberá buscar otro lugar para hacerlo o seguir como hasta ahora, pero renunciando a la suma millonaria y correr con los gastos de mantenimiento del Het Loo.
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