Desde el primer rey de Gran Bretaña hasta Charles III la ceremonia de coronación de Reino Unido es la más importante entre todas las monarquías europeas, además, tiene un gran valor simbólico y político en el mundo.

Por Redacción COSAS

Luego de la caída del Imperio Romano, la isla de Gran Bretaña quedó dividida en una serie de reinos sajones a los que posteriormente se unieron una serie de estados vikingos que fueron fundados por invasores nórdicos de Escandinavia.

Según el historiador Francesc Cervera en un artículo para National Geographic, esta suerte de pequeños reinos asumían el poder en medio de una serie de tradiciones paganas y cristianas en las que no había coronas. En el caso de los vikingos y sajones se convertían en reyes luego de un juramento de sus nobles luego de la muerte de su antecesor. En el caso de los cristianos se realizaba una misa con su respectiva bendición.

Es a partir de la coronación de Carlomagno empezaron a aparecer coronas en las monedas de los reinos sajones. Esto se realizó como imitación de los emperadores bizantinos y reyes francos.

Si bien el rey Alfredo de Wessex ya empezó a copiar el ritual carolingio de coronación no sería hasta el primer rey de una Inglaterra unificada, su sucesor Athelstan, que celebra la primera ceremonia de coronación propiamente dicha. En 924, Athelstan fue ungido en aceite sagrado como los antiguos reyes de Israel por el arzobispo de Canterbury, quien luego le impuso una corona como símbolo de su elección por Dios como gobernante de todos los anglosajones.

Esta ceremonia tuvo lugar en Kingston upon Thames, ubicada en ese entonces en la frontera entre los reinos de Mercia y Wessex. En aquel trascendental día el rey juró proteger a sus súbditos y respetar sus leyes. Con el pasar de los años se fueron incorporando nuevos elementos con el fin de afianzar el poder del monarca de turno.

En 1066, la coronación pasa a la Abadía de Westminster por el nombrado Guillermo el Conquistador, quien como rey extranjero quiso dar legitimidad a esta ceremonia, celebrando el rito en la misma iglesia donde estaba ubicada la tumba de Eduardo el Confesor, rey inglés que decía que recibió el trono en testamento. Los reyes sucesores mantuvieron la tradición en la Abadía de Westminster.

En 1926, Eduardo I el Zanquilargo se incorporó la Piedra de Scone, un bloque de arenisca sobre el que se sentaban los reyes escoceses en su coronación. Eduardo acababa de conquistar Escocia y se llevó la piedra a Londres, donde ordenó la construcción de un trono especial con un compartimento para la piedra, a fin de que todos sus sucesores fueran coronados a la vez como reyes de Escocia e Inglaterra. En la actualidad, esta misma silla es la que aún se usa actualmente.

 

View this post on Instagram

 

A post shared by The Royal Family (@theroyalfamily)

Cientos de años de tradición

En 1337, quedó establecida la coronación como se conoce al día de hoy en el Liber Regalis, manuscrito bellamente iluminado en el que se detalla el proceso de coronación de Ricardo II, una liturgia que salvo algunos cambios es idéntica a la actual.

La unción con aceite sagrado era el momento más profundo de la ceremonia, bajo un palio (indumentaria religiosa) sostenido por cuatro caballeros de la Jarretera. El soberano era ungido por el arzobispo de Canterbury en el pecho, las manos, la espalda y la cabeza mientras el coro entonaba el himno “Zadok the Priest”, introducido en el año 973 y hoy cantado en una versión de Händel de 1727.

La coronación, de acuerdo al historiador Cervera es una evolución del paganismo al cristianismo los reyes ingleses se convirtieron en elegidos de Dios para justificar su poder absoluto sobre el reino. Un proceso de sacralización donde se añadieron elementos sacados de reyes judíos y emperadores romanos hasta convertirse en la suprema autoridad del estado, un cargo que si bien hoy es más simbólico no ha perdido su espiritualidad y magnificencia.

Suscríbase ahora para obtener 12 ediciones de Cosas y Casas por solo 185 soles. Además de envío a domicilio gratuito y acceso instantáneo gratuito a las ediciones digitales.