La reciente filtración de documentos, entre otros informes de gastos excesivos y desorganización, desata la alarma en Mónaco
Por Redacción COSAS
El caos y escándalo sacuden al trono de Mónaco. La crisis ocasionada por la filtración de documentos sobre gastos excesivos y despidos de asesores afectan a Alberto II y la familia real Grimaldi. El príncipe es criticado por su falta de atención a los asuntos de Estado y los informes sugieren que su comportamiento errático está contribuyendo a un ambiente de desorganización en la Casa Real.
El caos en Mónaco
A pesar de la seriedad de la situación, el príncipe Grimaldi parece estar más interesado en sus pasatiempos que en su papel como jefe de Estado. Se le acusa de desaparecer con frecuencia, dejando a sus asesores a la deriva, mientras él se entrega a sus hobbies, como los deportes o la defensa de los océanos.
Esto genera cuestionamientos sobre su capacidad para gobernar, razón por la cual su padre, el príncipe Raniero III, consideró en su momento apartarlo del poder en favor de su hermana Carolina. La situación ha escalado en los últimos años. En 2021, Les Dossiers du Rocher, una anónima web, reveló una supuesta corrupción en el seno del palacio.
Además, se filtraron correos electrónicos que implicaban a los cuatro asesores más cercanos de Grimaldi, grupo denominado el “G4”, en posibles conflictos de intereses y manejos financieros dudosos.
Entre los señalados estaba Claude Palmero, gestor patrimonial de la familia Grimaldi, junto con otros asesores clave, como el abogado Thierry Lacoste, el presidente del Tribunal Supremo Didier Linotte, y el jefe de gabinete Laurent Anselmi. Aunque todos negaron las acusaciones, el daño ya estaba hecho.
El efecto de las filtraciones
Al inicio, las filtraciones no parecieron tener mayores consecuencias. Sin embargo, en 2022, Alberto II despidió al «G4» en un intento de limpiar su entorno e imagen. Apartaron a Lacoste y Palmero, Linotte se retiró, y Anselmi fue relegado a un puesto simbólico.
No se sabe con certeza qué motivó este giro, pero algunos sugieren que las reuniones secretas del príncipe con Patrice Pastor, un dominante magnate inmobiliario de Mónaco, podrían haber influido. Aunque, otros especulan que la presión de Emmanuel Macron pudo haber jugado un papel en los despidos.
Sin duda, el más afectado por ello es Claude Palmero, quien durante más de dos décadas fue uno de los hombres de confianza de Alberto. El príncipe lo acusó públicamente de corrupción, lo que llevó a Palmero a presentar varias demandas en su contra. Él alegó al despido improcedente y difamación.
Descenso de Palmero, ascenso de Pastor
Ante las acusaciones, Palmero no se quedó callado y aseguró que siempre actuó siguiendo las instrucciones del Jefe de Estado, Además, sostuvo que las acusaciones sobre los gastos excesivos de la princesa Charlène no eran su responsabilidad, ya que él solo seguía órdenes de la familia real.
A pesar de la magnitud de las disputas, el público monegasco parecía indiferente ante las revelaciones. Esto se debe a que las acusaciones de utilización de mano de obra ilegal y los altos gastos eran, según algunos, prácticas comunes en el principado.
A pesar de la inicial indiferencia, lo que preocupa a los ciudadanos es la creciente influencia de Patrice Pastor. Por muchos años, la familia Pastor tuvo prácticamente un monopolio sobre el mercado inmobiliario de Mónaco. Cuando Alberto II ascendió al trono, trató de abrir el mercado a otros competidores, pero Pastor luchó y mantuvo su dominio. A través de batallas legales y mediáticas, redujo la presencia de competidores como los grupos Caroli y Marzocco.
Esto aumenta las sospechas de que el magnate podría estar detrás de las filtraciones de Les Dossiers du Rocher, puesto que Palmero era uno de los principales opositores al poder creciente de Pastor en el principado.
Suscríbase ahora para obtener 12 ediciones de Cosas y Casas por solo 185 soles. Además de envío a domicilio gratuito y acceso instantáneo gratuito a las ediciones digitales.