El epicentro textil de Lima se convierte en pieza clave en el vestuario de «Cien años de soledad», aportando detalles únicos al Macondo de Catherine Rodríguez
Por Araceli Olaechea Landa
El desafío de vestir un mundo literario
Reconocida por su trabajo en “Pájaros de verano” (2018), una película que explora las raíces culturales y las tradiciones indígenas en Colombia, su labor en esta producción fue elogiada por la precisión y la autenticidad con la que capturó la estética y la simbología de las comunidades Wayuu, convirtiendo el vestuario en una extensión de la narrativa visual y cultural de la película. Este éxito la posicionó como una de las diseñadoras de vestuario más talentosas de Latinoamérica, y ahora asumió el reto de vestir a los personajes de «Cien años de soledad».
Para la creación de este, Catherine se inspiró en el libro «Vestir para la historia», que detalla cómo la ropa puede narrar el pasado de una región y convertirse en un símbolo visual de la identidad y evolución de una comunidad. Esta referencia guio su proceso creativo y le ayudó a plasmar la esencia de Macondo a través de las telas, colores y detalles simbólicos. Su equipo estuvo compuesto por más de 50 colaboradores, quienes aportaron sus habilidades y conocimientos para dar vida a las prendas que reflejan la esencia de los personajes y la época.
Artesanos y comunidades detrás del vestuario de la serie
Rodríguez trabajó con artesanos de Lorica en la elaboración de ollas y macetas, con tejedores de La Guajira en la confección de hamacas, y con artesanos del Cesar en la producción de tapetes. Además, incorporó filigrana de Mompox, vidrieras y forja de Bucaramanga, y canoas y atarrayas de la Ciénaga Grande de Córdoba.
El vestuario a través de las generaciones en Macondo
«Colombia estaba en una coyuntura en ese momento, se ven muchas cosas como atemporales en el vestuario, que son relativas a la mitad y final del siglo diecinueve», comenta Rodríguez. Es por ello que resalta la importancia de reflejar las diferencias sociales a través del vestuario. Cada pieza, desde abrigos de terciopelo hasta faldas simples y desgastadas, refleja el estatus social de los personajes. «Las diferencias en las clases sociales se ven en zapatos y en trajes», señala Catherine. «Las personas que podían adquirir esos productos en ese momento tenían que tener un rango social específico», agrega.
Aunque se centra en elementos colombianos, la confección de las piezas incluye materiales de Perú que Catherine encontró en Gamarra, el epicentro textil de Lima. «El 97% de las telas son colombianas y por ahí el 3% las compré en Gamarra porque tienen unos algodones y sedas de muy buena calidad», explica la directora de vestuario. En su búsqueda de piezas únicas, también seleccionó unos aretes damasquinados para Úrsula Iguarán, que encontró en una joyería en Lima.
El simbolismo en cada detalle
En una de las escenas de la serie, Úrsula Iguarán, la matriarca de los Buendía, aparece luciendo un broche en forma de árbol. La cámara enfoca el broche en un momento de tensión. Minutos después, se observa un papelógrafo con lo que parece ser un árbol genealógico. Este detalle cuidadosamente elegido simboliza la fortaleza y conexión con las raíces familiares de Úrsula. “Ella es el árbol que sostiene a esa familia, es el principio y el fin», comenta Catherine.
Además del broche, cada personaje de la familia Buendía lleva una paleta de colores que define su carácter y que evoluciona conforme avanza la historia. “Úrsula tiene mucho verde porque está muy conectada a la casa”, sugiere Catherine. “Aureliano es muy frío, en mi mente es como la niebla, una persona que habita, pero no está”, señala Rodríguez. Estos colores actúan como un reflejo de las emociones y destinos de los personajes, estableciendo un diálogo entre la ropa y su evolución personal.
Las expectativas de cumplir con la adaptación de un clásico eterno
La libertad creativa le permitió a Catherine imaginar a Macondo desde una perspectiva única, donde los trajes no solo visten a los personajes, sino que también revelan las complejidades de sus personalidades y sus lazos profundos con el entorno y la historia familiar. Gracias al profesionalismo y la dedicación del elenco, la practicidad de sus diseños se adaptó sin dificultades, permitiendo que cada detalle fluyera con naturalidad.
La producción estará compuesta por Claudio Cataño como el coronel Aureliano Buendía, Marco González como José Arcadio Buendía, Susana Morales como Úrsula Iguarán, Jerónimo Barón como Aureliano Buendía niño, Leonardo Soto como José Arcadio hijo, Ella Becerra como Petronila, Carlos Suárez como Aureliano Iguarán, Moreno Borja como Melquíades y Santiago Vásquez como Aureliano Buendía adolescente.
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