El director surcoreano es la nueva celebridad del cine tras su triunfo en el Oscar con Parasite. Conozcamos más sobre la carrera de Bong Joon-Ho.
Por Redacción COSAS
Fuera de los círculos de los cinéfilos más relamidos, es extraño que alguien hubiera escuchado hablar de Bong Joon-Ho antes del suceso que empezó en Cannes y terminó en el Oscar. El público limeño no ha sido indiferente a ese fenómeno. Si bien Parasite ha estado disponible en plataformas desde mediados del año pasado, las dos funciones que tuvo en noviembre pasado en el marco de La Semana del Cine de la Universidad de Lima, fueron llenos totales. El estreno de la película en cartelera en la semana previa al Oscar, no ha podido ser más oportuno y que sea un éxito de taquilla no ha de extrañar a nadie.
Este director de 50 años de edad y nacido en Daegu, Corea del Sur, tiene en su haber siete largometrajes y es muy recurrente en su cine el mezclar las diferencias entre clases sociales, el humor negro y cierta predilección por el fantástico. La fascinación que Parasite despierta en el público viene de su deseo de cuestionar la prosperidad económica al mostrar una cara marginal y oscura de un modelo basado en un liberalismo económico que muchos toman como panacea. Pero la razón detrás de esa mirada viene desde su época universitaria.
Los inicios
Proveniente de un hogar con netas influencias artísticas, desde un abuelo novelista y un padre dedicado al diseño, Bong Joon-Ho siempre tuvo predisposición al arte, pero al momento de elegir una carrera se decidió por la de sociología. Pero ya desde aquellos días en la Universidad de Yonsei, su gusto cinéfilo se confirmó como miembro del club de cine, pero también su curiosidad por la desigualdad social al asistir a numerosas marchas universitarias de protesta.
Al egresar en 1989, se matriculó en un programa de dos años en la Academia Coreana de Artes Fílmicas, donde realizó cortos en 16 mm y comenzó a descubrir aquel intenso mundo cuando algunos de sus trabajos fueron seleccionados en festivales internacionales como los de Vancouver y Hong Kong.
En 2000 debutó en el largometraje con la comedia Barking Dogs Never Bite, acerca de un aspirante a profesor que vive en un edificio de departamentos y está harto de padecer los ladridos del perro de unos vecinos. Irregular y extravagante, la película no tuvo mayor trascendencia. En cambio, con Memories of Murder (2003), un crudo relato sobre la persecución al primer asesino en serie oficial en Corea del Sur, el panorama fue muy diferente. En el Festival de San Sebastián en España, fue la gran revelación al ganar en la sección Nuevos Directores, además de llevarse la Concha de Plata a Mejor Director.
Universo de monstruos
El gran salto de Bong Joon-Ho vino en 2006 con The Host. Rindiendo culto a la tradición del cine de monstruos tan común en Asia e instaurada tras la Segunda Guerra Mundial por la compañía japonesa Toho, el escenario no pudo ser más ecléctico. Seúl se ve aterrorizada cuando de las aguas del río Han surge una terrible criatura fruto de los desechos químicos que personal militar estadounidense arrojó años atrás ahí. Cuando el bicho secuestra a una niña, su familia emprende una cruzada para salvarla. Lo más fascinante de esta historia lo es el amalgamar los elementos del cine fantástico con la mirada a la desigualdad social y la marginalidad. Su repercusión en festivales de cine fue grande y consiguió gran resonancia en el de Sitges, cita obligada para los fanáticos del terror.
Las preocupaciones por los dilemas sociales del director tomaron más forma en Mother (2009), sobre una mujer de escasos recursos empeñada en demostrar la inocencia de su hijo, acusado de terribles y brutales crímenes. Su ruta festivalera fue extensa y pasó incluso por Cannes, donde destacó en la sección Una cierta mirada.
En 2013, el director comenzó a internacionalizarse al filmar Snowpiecer, una pieza sobre un futuro apocalíptico en el que la edad de hielo regresa a la Tierra y los sobrevivientes se ven obligados a habitar en un tren con la consabida diferencia de clases. El elenco contó con actores como Chris Evans, Ed Harris, John Hurt y Tilda Swinton y fue una coproducción entre Corea del Sur y República Checa filmada en inglés.
Cataclismo en Cannes
Pero sería con Okja (2017) con la que remecería a la gran cita del cine mundial. Distribuida por Netflix, la película, (sobre la posibilidad de crear una mutación de cerdo e hipopótamo para calmar el hambre mundial), causó escozor en el jurado de la sección oficial. Pedro Almodóvar, presidente del mismo, alzó la voz protestando por el hecho que una película proveniente de una plataforma formara parte de la competencia. Aunque la producción no obtuvo premios en Cannes, si ganó a cambio una gran repercusión mundial y abrió el debate en torno a la irrupción de las plataformas en la industria del cine.
Pero lo que vino después con Parasite, fue la confirmación de Bong Joon-Ho como uno de los cineastas más agudos y originales para desmenuzar las contradicciones de un mundo dominado por el capitalismo. En esa búsqueda, afloran el delirio y la exacerbación del absurdo proveniente del corazón de la sociedad. Con esas materias primas, este director ha pasado a ocupar el primer plano tras su incuestionable triunfo en el Oscar.