La guerra de los Hannover, es el nombre que le ha puesto la prensa amarilla a la disputa entre Ernesto y su hijo heredero. Finalmente, el príncipe alemán se verá las caras en los tribunales con su heredero el próximo mes de noviembre para reclamarle varias de las propiedades que le cedió hace años.
Por Alejandra Grau
Hace unas semanas, nos sorprendían unas fotografías del príncipe Ernesto de Hannover en tierras baleares. No por la estancia en sí, sino por la compañía, ya que con él estaban su hijo menor, Christian, su nuera, Sassa de Osma, y sus dos nietos, Nicolás y Sofía. Unas imágenes que evidenciaban que entre padre e hijo había una reconciliación después de tanto tiempo distanciados y que infundía esperanza en la guerra familiar que el patriarca estableció hace tiempo con sus descendientes.
Lamentablemente, la relación con su hijo mayor no corré la misma suerte y está más tensa que nunca. La tensión entre ellos tendrá su particular escenificación en el próximo juicio que enfrentará a Ernesto de Hannover y su hijo, del que se han desvelado ya la fecha y otros detalles.
Los juicios Hannover
El juicio será el 25 de noviembre en el Tribunal Regional de Hannover, por lo que se puede considerar que el príncipe alemán vuelve a su casa, después de una larga temporada viviendo en Austria.
Tendrá lugar entonces la primera audiencia del proceso que iniciaba el todavía marido de Carolina de Mónaco a finales de 2020 y del que su hijo mayor tenía conocimiento el pasado febrero. Se trata de una demanda millonaria que el actual jefe de la Casa Hannover interpuso para reclamar a su primogénito varias propiedades, además de numerosas obras de arte, objetos de valor y carruajes antiguos que supuestamente -y siempre según la demanda- Ernesto Jr. había ido sustrayendo de estas propiedades.
En total, son unos cinco millones de euros los que reclama el príncipe alemán a su hijo y que corresponderían a varias propiedades que, hace unos años, decidió donarle como heredero de la Casa Güelfa. Desde entonces, todo fueron problemas.
El fabuloso portafolio de propiedades
Entre estas propiedades se encuentra el castillo de Marienburg, quizá la joya de la corona del patrimonio familiar. El total estado de abandono de la propiedad hizo que Ernesto hijo quisiera vendérselo a la administración por la cantidad simbólica de un euro, dado que no podía asumir los costes de la reforma, que ascendían a 27 millones de euros. Esta decisión hizo montar en cólera a su padre, que incluso consiguió paralizar la venta.
Otra de las propiedades que Ernesto de Hannover reclama es el dominio de Calenberg, que transfirió a su hijo en 2004. El problema con esa finca es que el administador nombrado entonces para gestionarla decidió vender cuatro hectáreas de terreno, en las que se incluían varios edificios, a una persona privada, por lo que, aunque el juez le diera la razón, nunca recuperaría la finca en las mismas condiciones en las que se la cedió a su hijo.
Pero no es la única propiedad donada que el todavía marido de Carolina de Mónaco quiere recuperar. La última es, seguramente, la que mayores problemas va a traer. Hablamos del palacio principesco de Herrenhausen, que también forma parte del patrimonio familiar. Si ya de por sí el proceso es complicado, hay que tener en cuenta que esta última propiedad no es cualquier edificio en ruinas, sino la residencia actual de Ernesto de Hannover Jr, donde vive con su esposa, Ekaterina, y sus tres hijos. Así que dudamos mucho que esté dispuesto a ‘devolver’ estos inmuebles y terrenos así como así.
Los costos de la disputa
Desde luego, el que ha puesto toda la carne en el asador para poder afrontar esta batalla legal y paternofilial es Ernesto padre. Se estima que los costes del proceso alcanzarán los 600.000 euros, por lo que el príncipe alemán ha tenido que recurrir a su patrimonio… y más.
De momento, se supo que había puesto a la venta una casa que tiene en Frankfurt. Por esta propiedad el príncipe pedía un millón y medio de euros. Además, también había recurrido a una empresa dedicada al «comercio, adquisición y ejecución de de reclamaciones en el país y en el extranjero». O lo que es lo mismo, una empresa de cobro de deudas. Dicha empresa pertenece a dos amigos suyos. Estos se presentan como un segundo demandante en este proceso.
¿Ya no habrían herederos?
El motivo es que Ernesto llegaba a un acuerdo con esta empresa y, a cambio de participar en la demanda y cubrir parte de los gastos, les correspondería parte de los bienes que reclama.
Es decir, que en caso de que el príncipe alemán ganase el juicio, parte del histórico patrimonio de la Casa Hannover quedaría en manos de esta empresa de cobro de deudas, sin que sus herederos pudieran reclamar nada. Una maniobra muy arriesgada, pero que deja clara la confianza que tiene el príncipe en este proceso, que servirá para un reencuentro con su hijo… aunque sea en los tribunales.