En contra de todo pronóstico y luego de despotricar contra la soberana en televisión estadounidense, los duques de Sussex, Harry y Meghan han recibido el mismo lugar que tenían antes de su ruptura histórica con la Casa Real británica.

Por Mariana Valle

Antes del fallecimiento de Isabel II, el príncipe Harry y Meghan Markle habían visitado el Reino Unido solo tres meses antes. Los duques de Sussex fueron invitados por la soberana para las celebraciones por sus 70 años en el trono. Entonces, el tratamiento que la institución les brindó, parecía indicar que su ruptura con el rey Carlos y con los príncipes William y Kate, estaba en un punto sin retorno.

Meghan y Harry jubileo

Harry usó sus medallas en junio durante el Jubileo de Platino de la reina. Hasta entonces, guardaban su distancia con el resto de la familia.

Por ambas partes se esforzaron en que no hubiera una foto de ellos juntos y en trasladar la idea de que Harry solo era un nieto más de la Reina, es decir, sin tratamiento especial por su posición en la línea sucesoria ni por ser el hijo del futuro rey.

Lo que ocurrió esos días de junio evidenció que los duques de Sussex estaban cerca de la Reina, pero muy lejos del resto de miembros como peso institucional (Carlos, Camilla, William y Kate) y parecía que así se sentaban las bases de lo que ocurriría en el futuro.

Sin embargo, la muerte de Isabel II lo ha cambiado todo, los hijos de Carlos III han escenificado una reconciliación, mientras que los Sussex, en contra de todo pronóstico, han recibido el mismo lugar que tenían antes de su ruptura histórica con la Casa Real británica. ¿Qué va a pasar a partir de ahora? Estas son todas las teorías de un acercamiento inesperado.

Un deseo expreso de la Reina

Todo lo que ha rodeado al fallecimiento de Isabel II estaba milimétricamente planeado, desde que “cayó el puente de Londres” (frase en clave para comunicar la muerte de la soberana), hasta su vida eterna en la cripta real de la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor. Así que existe la posibilidad de que, por expreso deseo de la soberana, el príncipe Harry recuperara su posición primigenia en los actos de duelo.

Además, la Casa Real ya contaba con el antecedente del funeral del duque de Edimburgo, cuando tuvieron que hacerse modificaciones en el protocolo para encajar a los príncipes Andrew y Harry, que no podían llevar uniforme militar cuando el Duque había dejado por escrito que todo su cortejo fúnebre debía llevarlo. Con el fin de evitar que fueran otros los que resolvieran la ecuación, Isabel II podría haber dejado la configuración de Harry pensada.

Tregua para Meghan y Harry en un periodo de duelo

“En momentos así, hay que estar unidos”, dijo Kate a una de las personas que se encontraban a las puertas del Castillo de Windsor cuando los príncipes de Gales salieron a saludar junto a los duques de Sussex. Trascendió que había sido William el que había invitado a Harry y esto puede ser una tregua en lo que dura el luto por su abuela. Un gesto de unión que no se consiguió cuando murió el duque de Edimburgo, entre otras cosas, porque estaba muy reciente la entrevista que los Sussex dieron a Oprah Winfrey. 

La relación entre los hermanos ha pasado dos años muy complicados y las revelaciones que han hecho Harry y Meghan durante este tiempo parecía que habían dejado esta relación en un punto sin retorno.

Entre Meghan y Kate la relación tampoco ha sido fácil: Meghan nombró a la princesa de Gales hasta en 19 ocasiones durante la entrevista con Oprah y Harry deslizó la idea de que había filtraciones para establecer una narrativa que favoreciera a Kate en perjuicio de Meghan. A nadie se le olvida que esta tregua puede tener una fecha de fin clara: cuando salgan a la luz las memorias del príncipe Harry.

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El cortejo fúnebre.

Carlos III simboliza unidad ante un panorama fragmentado

El relevo de la Corona no está siendo fácil, todavía no se ha celebrado el funeral de Isabel II cuando ya suenan cantos de independencia desde alguna de las naciones constitutivas. A esto se suma que el país está dividido ideológica, generacional y socioeconómicamente tras el Brexit, el Covid y la crisis inflacionaria.

Al jefe del Estado –ahora Carlos III- se le asigna la tarea de ser el símbolo de la unidad y la permanencia del país. Es difícil dar esa imagen de unidad si no logra que sus dos único hijos remen en la misma dirección en un momento en el que la Familia Real británica está siendo enormemente escrutada.

Un sincero perdón mutuo

Al fin y al cabo, son padre e hijo. Probablemente Carlos III haya sido el más perjudicado por la salida de los duques de Sussex de la Familia Real en términos de imagen.

El príncipe Harry desveló momentos del pasado muy delicados: “Cuando era más joven, mi padre nos solía decir a William y a mí: ‘Bueno, fue así para mí, así que va a ser igual para ustedes’. No tiene sentido. Solo porque tú hayas sufrido no significa que tus hijos tengan que sufrir también. De hecho, es justo lo contrario: si has sufrido, haz todo lo posible para que esas experiencias negativas que tuviste no les afecten”.

Quizá, la muerte de Isabel II, sea un buen momento para hacer borrón y cuenta nueva, para expresar un perdón mutuo y dejar el pasado atrás, algo que Carlos III verbalizó en su primer discurso. “También quiero expresar mi amor por Harry y Meghan mientras continúan construyendo sus vidas en el extranjero”, con esta frase cuando se presentaba ante el mundo como nuevo jefe del Estado les acercó de un modo familiar a la vez que dejaba claro que seguirían sin tener funciones oficiales dentro de la institución.

 

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Los Cambridge y los Sussex juntos nuevamente. ¿Será una tregua que dure? Las memorias de Harry que salen publicadas a fin de año podrían suponer un nuevo enfrentamiento.

Recuperar el estatus perdido de Meghan y Harry

La forma que tuvieron Harry y Meghan de salir de la Familia Real –haciéndolo público e intentando poner sus propias normas- en cierto modo forzó a Isabel II a demostrar que como abuela era cariñosa pero que, como soberana y jefa de la Casa Real, su mano seguía siendo de acero.

De modo que con los duques de Sussex (también porque eran los únicos capaz de competir en atención con los pesos pesados de la familia) se hizo especial hincapié -lo vimos durante el Jubileo de Platino- en dejar a Harry al nivel del resto de nietos de Isabel II.

Sin embargo, Harry sigue estando en la línea sucesoria por delante de todos ellos y, además, es el hijo del nuevo soberano. Esto quedó claro durante el cortejo fúnebre y la ceremonia posterior, cuando ocupó un lugar prominente, exactamente el que le correspondía por nacimiento, el mismo que hubiera tenido de no haber dejado la Familia Real.

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Los Sussex durante el adiós a Isabel II.

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Reyes, hijos de la difunta soberana y nietos lideraron el cortejo fúnebre.

Nuevas negociaciones

También existe la posibilidad de que medio del duelo por Isabel II se estén fraguando nuevos acuerdos, de hecho, según The Timesla aparición de Harry y Meghan junto a los príncipes de Gales en el Castillo de Windsor llevó 45 minutos de negociaciones.

En este sentido, hay varios temas en el aire, entre ellos el título de príncipe y princesa al que Archie y Lilibet –hijos de los duques de Sussex- tienen derecho en virtud de un Real Decreto que aprobó George V en 1917 como nietos del soberano.

Dentro de la propia Casa Windsor hay un antecedente claro, el de Eugenia y Beatriz de York, que son princesas –desde que nacieron como nietas de la entonces soberana- aunque no trabajen para la institución.

En la entrevista que concedieron los Sussex a Oprah Winfrey, Meghan insistió en que sus hijos tienen derecho a ese título y que para ellos es importante por motivos de seguridad.

Este debate es largo, ya que el ser príncipes no lleva aparejada esa seguridad si no se está en el desempeño de funciones oficiales, aunque, por otro lado, surge la duda de si el hecho de que ahora Harry sea hijo del jefe del Estado británico afecta a ese proceso con el Ministerio del Interior para el sostenimiento de su seguridad (al menos en suelo británico) a cuenta de un riesgo que su equipo legal ha descrito como “por nacimiento” y no “por elección propia”.

De este modo, el fallecimiento de Isabel II y el relevo en la Corona, puede ser un momento idóneo para que ambas partes negocien cómo van a proceder a partir de ahora y buscar una posición más ventajosa para ambas partes.